Buzos, obreros, agricultores, carteros... Ellos también son el rostro del cambio climático

No es extraño que la previsión del tiempo sea uno de los espacios televisivos con más audiencia durante los telediarios. Y que las APPs de meteorología sean de las más descargadas. Son muchas las personas que viven pendientes del cielo. De nuestra atmósfera llega el pan a su casa. «Una atmósfera de la que ya no podemos fiarnos», comenta Jesús Anchuelo, agricultor que lleva más de 30 años con la cabeza mirando hacia arriba pendiente de lo que cae.

La huella de cambio climático persigue a los muchos profesionales de España cuyas labores se realizan al aire libre. No existe una cifra oficial que los cuantifique pero si nos paramos a pensar, la lista es interminable: agricultores, ganaderos, carteros, mensajeros, jardineros, guardabosques, obreros, pescadores, buzos, deportistas…

¿Te imaginas cómo es trabajar ocho horas con termómetros superando los 40ºC? ¿Cómo afecta a los muchos mensajeros las intensas lluvias inesperadas y las inundaciones que vivimos? ¿Cómo viven buzos y pescadores temporales de viento y olas que baten récord?

La Organización Internacional del Trabajo (ILO) apunta en su informe «Trabajo y cambio climático» que las crisis climáticas generarán una pérdida de más de 70 millones de trabajos en 2030, por no hablar de la notable bajada de productividad. Para esa fecha, sólo quedan diez años.

Otros informes, como el elaborado por Saludapt, estiman que el 60% de las horas de trabajo de muchas profesiones podrían perderse por la imposibilidad de trabajar bajo condiciones de calor extremas. Y señalan a agricultores y al sector de la construcción como el más castigado.

«La huella del calentamiento global está detrás de fenómenos cada vez más extremos, intensos y violentos en nuestro país», comenta Mar Gómez, meteoróloga de Eltiempo.es.

Un gran número de trabajadores viven pendientes de las condiciones cada vez más extremas de la climatología a consecuencia del impacto del cambio climático en nuestro país. Que la temperatura global del planeta pueda subir hasta 4ºC no es baladí para muchas personas. Ellos sufren las cada vez más intensas olas de calor durante el verano.

En Sevilla, Córdoba, Madrid o Murcia se sitúan algunos de los «puntos rojos» del mapa del cambio climático en España. El clima de Madrid podría ser mucho más parecido al de Marrakech (Marruecos) en 2050 de lo que nos imaginamos y ciudades de Andalucía rozarán los 50ºC en los veranos de ese mismo año.

Pero no sólo el calor es un problema. El frío también lo es (de hecho genera más mortalidad que el calor); y el cambio climático, que potencia los extremos, está detrás de los intensos episodios de frío que se viven durante los inviernos y que provocan verdaderos estragos para muchos colectivos.

Por no hablar de las intensas lluvias, aguaceros e inundaciones (recordemos las sucesivas gotas frías que arrasado el Mediterráneo), que no sólo impiden y arruinan el trabajo de muchos sectores, sino que ponen en riesgo su propia vida. Zonas como Alicante, Málaga o las propias Islas Baleares son castigadas por unas gotas frías tan severas que ni los más veteranos en esas ciudades recuerdan episodios similares.

Identificar y afrontar los nuevos riesgos asociados al cambio climático será uno de los mayores retos actuales de los especialistas en prevención. Anticiparse y desarrollar soluciones que contrarresten los peligros será fundamental para que el cambio climático no suponga una amenaza para la salud de más trabajadores.