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turistas, si no viajeros, deseosos de estar en Babia. Y cuando te cruzas con ellos te das cuenta tras esa sonrisa de felicidad que lo han conseguido. Aquí, como en toda la montaña que cubre casi dos terceras partes de León, se le prohíbe el estrés al viajero. Y son muchos los que se dedican a pasear, a leer debajo de un árbol con la mantina cerca, a jugar a los bolos leoneses, a charlar con los lugareños ávidos de conversación, a escalar por sus afilados riscos, a ponerse morados a base de las excelencias de la gastronomía local por 10-15 euros, e incluso los más atrevidos se bañaran en las gélidas aguas que aparecen por todas partes, y es que rápido el viajero se dará cuenta de que está en el corazón de la España húmeda. Los 380 km2 de Babia son todos de alta montaña, superándose los 2400 metros en sus puntos más elevados. Así pues han sido los glaciares los que han moldeado esta tierra, y después el agua y la nieve. Babia estrena flamantemente su catalogación como Parque Natural, que suma al de Reserva de la Biosfera, una de las 7 que tiene León. Todo un potente rosario de montañas de más de dos mil metros entre las que destaca la Ubiña pequeña (León), la Ubiña grande con sus 2417m(leonesa salvo en su cuadrante nororiental, que es asturiana), los Fontanes..Multitud de lagos glaciares, y algunos bosques interesantes donde el abedul suele ser el que manda, todo ello con rutas perfectamente señalizadas y de las que pueden informarnos en la recién inaugurada Casa del Parque, en Riolago de Babia, sobre un hermoso palacio.