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oso pardo. Todo ello, junto con la calidad de sus paisajes, le ha valido para que la UNESCO le otorgue su máximo reconocimiento. Y es que en León nos hemos acostumbrado, o tal vez pensamos, que eso de las Reservas de la Biosfera no es gran cosa (casi el 22% de León está bajo esa catalogación y a la espera de aumentar notoriamente esa cifra), pero no es así, lo cual debería llenarnos de orgullo y seguir cuidando de nuestro patrimonio natural como hasta ahora hemos hecho, o si acaso, aún mejor. Llegado a este punto recuerdo como estas tierras estuvieron amenazadas por la codicia de los de siempre, que trataron de llenarla de molinos, cercenando de cuajo las opciones de turismo sostenible por el que sin prácticamente ninguna ayuda está apostando León, y que trajo en el año 2013 casi 700000 viajeros que vinieron a perderse por estas tierras y a admirar, como los técnicos de la Unesco, lo que ya desgraciadamente no en todas partes es posible, esa naturaleza a la que pertenecemos y de la que formamos parte.