Fotos

medio de repoblaciones de pino negro y silvestre, sobrevive a unas alturas increíbles, una variedad de Pino Silvestre, que pasa de ser el más meridional de su especie en el planeta, el Nevadensis, adaptado a las fortísimas nevadas de estas montañas. 2, Aiguestortes, en el Pirineo Catalán, es como trasladarse a los Alpes, y si uno abusa de los licores de la zona, creerá incluso ver a Heidi. El sitio desde donde está sacada la foto, a más de 2500 metros de altitud, es además de una gran atalaya desde la que observar el Estany de Sant Maurici, también podemos recrearnos con los Pinos Negros, que de manera natural rozan el techo altitudinal a la que una especie arbórea puede crecer. Lérida, con casi 300000000 de árboles, puede permitirse decir lo que quiera sobre árboles. 3, la Mata de Valencia, también en Lérida, es el mayor abetal de la Península, y meterse en el, recorriendo cualquiera de las muchas rutas (hemos de contar con que no están en perfecto estado, debido a los rigores climáticos de estas altas montañas), es indescriptible para un amante de la naturaleza. Experimentará tantos mensajes positivos, que saldrá de él extasiado. 4, La Montaña Palentina es Cordillera Cantábrica en estado puro. Como si fuera consciente de saber que ya le queda poco (se diluirá en Campoo, para hacerse más delgada y fina, y acortar sus alturas, hasta llegar diluida a Navarra, dejando tras de si alguno de los paisajes más hermosos de Europa. La foto es de la subida a la Fuente del Cobre, nacimiento oficial que no real, del Pisuerga, al abrigo de los dosmiles más orientales de la Cordillera Cantábrica. 5, Los Pinares de Rostrogordo, en Melilla, no son más que la parte más oriental de un gran bosque, Parque Natural, situado en Marruecos. Una alfombra verde que llega hasta donde alcanza la vista, con acantilados que llegan a elevarse por encima de los 600 metros. Desde la Ciudad Autónoma, operan empresas que te llevan en todoterreno a tanto a ver la parte melillense como la marroquí, de este hermoso bosque, retal de lo que sería todas estas costas antaño. 6, La mayor parte de nosotros estamos acostumbrados a ver las adelfas en jardines, y sin gran tamaño. Cuando de viaje, descubriendo la muy montañosa Jaen, te enteras de que está el Adelfal de Cuadros, el más grande de la Península, corres a verlo, y solo sabes que exclamar. 7, El Pinar de Canávas, también en Jaén, es ciclópeo, con especímenes centenarios de Pino Carrasco, el más frugal de todos los pinos españoles. Si encima le envuelve la niebla en un día húmedo, la imaginación se dispara, y el disfrute está asegurado. 8, La Sierra de las Quilamas, en Salamanca, además de ser Reserva de la Biosfera, es un lugar magnífico por el que perderse en los rebollares que recorren gran parte del sur de Salamanca. Pero no hay solo robles. Cientos de acebos llamarán, como los arces, también nuestra atención. La foto es subiendo al Pico Cervero, una gran atalaya sobre estas montañas. 9, de los grandes bosques que encierra la Montaña Palentina hay uno que es único, La Tejeda de Tosande. En un abrir y cerrar de ojos pasamos de los páramos castellanos, a la Cantábrica en estado puro. Tras atravesar una bella hoz, que dará paso a un hayedo increíble, y de repente, sin previo aviso, comenzarán a envolvernos tejos milenarios, creando una magia, que al menos yo, en mi búsqueda de bosques infatigable, he sentido en pocos sitios. Tras salir de éxtasis las sorpresas no se terminan, nos encontraremos con auténtico balcón sobre estas montañas, y de todo el recorrido que hemos hecho. Dará paso a un hayedo precioso, con bosquetes de acebos que son verdaderas islas para los urogallos. 10, el glaciarismo nos dejó lugares tan evocadores como La Laguna Negra. Escoltada por miles de pinos, muchos de gran tamaño, ayuda a dar más grandeza a estos paisajes montanos. 11, la subida al Urbión, nos permite ver las pinadas sorianas, que tienen continuación en Burgos, y La Rioja, y forman uno de los bosques más extensos de la Península. Rotos de vez en cuando por robledales y hayedos, se atreven incluso a dar cobijo a una población autóctona de Pino Negro. Bosque, bosque y más bosque, imposible no saciarse, hasta los más ávidos de ello. 12 y 13, el Cañon del Río Lobos, en Soria, además de ser un lugar mágico, nos dará la opción de ver bosques de Sabina albar, y de pinares. Hasta un abedul, que nos habla del frío de estas tierras. De nuevo Soria, bosque, bosque y más bosque. Y ninguno decepciona. 14, debajo de la...