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el entramado de carreteras locales de esta provincia castellana es introducirse en un mundo de sosiego y calma, donde el tiempo en muchas ocasiones parece haberse detenido. Es descubrir una geografía salpicada de pequeñas localidades, en las que lo primero que suele destacar es la torre de su iglesia, visible ya desde bien lejos. Pero en esta ocasión lo que llamó rápida y poderosamente mi atención fueron unas ruinas en lo alto de un cerro. Estamos en Domingo García, o mejor dicho en el cerro de San Isidro y esas ruinas en lo alto corresponden a la antigua ermita que lleva ese mismo nombre. Antes de proseguir quiero poneros en situación y comentaros que aquí mismo encontraremos un yacimiento de petroglifos, es decir de grabados sobre roca propios de los pueblos prehistóricos de la época neolítica. Estamos hablando de unos dibujos hechos DIEZ MIL años antes de Cristo, por hombres y mujeres como nosotros. La estación de Domingo García es considerada uno de los centros de arte rupestre al aire libre más importantes de toda Europa. En ella podremos encontrar figuras de caballos, vacas, cabras y ciervos. Aparte de los grabados paleolíticos, están representados un gran número de motivos piqueteados de época medieval, que representan escenas de caza, pastoreo o combates. Junto a las ruinas de la ermita románica de San Isidro encontraremos también sepulturas antropomorfas correspondientes a una antigua necrópolis. ¿Estaría mejor la ermita completamente restaurada? Indudablemente si, y es por ello que algunas asociaciones para la defensa del patrimonio la tienen incluida en la lista roja de patrimonio en peligro. ¿Quiere decir esto que el lugar ahora mismo carece de encanto? Pues indiscutiblemente, no. Que desde la prehistoria pasando por la Edad Media se escogiera este lugar para distintas manifestaciones artísticas, creo que no es un hecho fortuito. Es una delicia perderse por todas las inmediaciones de este cerro San Isidro. Si me lo permitís, yo llego a verle incluso un cierto toque mágico y por supuesto un lugar donde echar a volar la imaginación. Vosotros me diréis…