Fotos

una experiencia sumamente grata y recomendable, y de hecho son muchas las rutas a pie en las que figuran estos parajes. Amantes de la montaña madrileños, segovianos y de otros muchos puntos conocen bien todas las veredas, sendas y caminos que discurren por aquí. Para los aficionados a la bicicleta de montaña, la tarea de coronar las cumbres de Peñalara se convierte en algo bastante complicado. No me atrevo a decir que imposible, dado el carácter extremo que algunos le imprimen a esta actividad. Lo que si es asequible, aunque no exento de cierta dureza, es alcanzar algunos parajes, como el que hoy os traigo. En las primeras fotografías veréis una panorámica de Peñalara en su vertiente norte, la que mira a Segovia. Si os fijáis bien se puede ver como desde su base arranca un bosque de pinos. Es el pinar de Valsaín, localidad muy cercana a La Granja y que se sitúa a sus pies. Llegados a cierta altura, unos 1900 metros, el pino desaparece y da paso al matorral y monte bajo. Se aprecia perfectamente en las fotografías. Este es el punto al que pretendemos acceder hoy en nuestra excursión en bici. Al paraje se le conoce como Majada Hambrienta. Iniciamos la ascensión en Valsaín, a unos 1200 metros de altitud, lo que quiere decir que hasta Majada Hambrienta deberemos superar unos 700 metros de desnivel. Pistas asfaltadas pero cerradas al tráfico, salvo para los vehículos de servicios forestales, con empinados repechos nos irán haciendo ganar altura. Un pequeño desvío para aprovisionarnos de agua fresca en la Fuente del Chotete, a unos 1400 metros de altura, nos indica que todavía queda bastante por subir. Tras unos cuantos kilómetros más de fuertes rampas, deberemos dejar la pista asfaltada y comenzar la ascensión por un camino, a continuación una vereda, hasta que de repente el terreno se allana y los pinos desaparecen; se abre antes nuestros ojos, y para alivio de nuestras piernas, una enorme extensión de terreno: estamos en Majada Hambrienta. ¿Qué podemos encontrar allí? Creo que las fotografías os darán buena cuenta de ello. Las cumbres de Peñalara se sitúan por cima de nosotros. Nos separan de ellas unos 500 metros de desnivel, eso si, de fuerte subida. Majada Hambrienta son unas praderas de antiguo uso ganadero. Hay varios muretes de piedra, testigos de la existencia de corrales y chozos. Uno de ellos fue rehabilitado y convertido en refugio de montañeros. Es el llamado Chozo Aranguez. El paisaje que encontramos un 2 de octubre tras un verano y un comienzo de otoño muy secos, ya lo veis en las fotos. Pastizales completamente secos y amarillos, en contraste con el verde de los matorrales y el gris de las piedras. Todavía algunas flores “quitameriendas”. Abajo en el llano ya han desaparecido. Nada que ver con la vista que se pueda uno tropezar con la llegada de las primeras nieves y sobre todo con el propiciado por las grandes nevadas que llegaran, esperemos, en diciembre y enero. Os invito a que tiréis de buscador y encontréis por la RED fotos de este mismo paraje en pleno invierno, para que podáis ver el fuerte contraste que os comento. Yo os dejo una tomada hace un par de días. Yo debo bajar ya para Segovia; me esperan a comer. El descenso en bici rápido y excitante, nos lleva hasta las mismas tapias del Palacio Real de La Granja. En el llano de camino a casa los gemelos se resienten, pero una sensación de satisfacción, la que siempre proporciona la vista desde lo alto de las cumbres, todavía impregna nuestra retina y memoria. Espero que hayáis disfrutado con esta excursión…