Los vientos alisios son un sistema de vientos relativamente constantes en dirección y velocidad que soplan en ambos hemisferios desde los 30º-35º de latitud hacia el Ecuador con dirección noreste en el hemisferio norte y sureste en el hemisferio sur.
Se dirigen desde las altas presiones subtropicales, hacia las bajas presiones ecuatoriales. La rotación terrestre es la responsable de la desviación hacia el oeste de estos vientos, desviación que se conoce como la fuerza o efecto de Coriolis.
En España, se conoce así al viento del NE que sopla gran parte del año en las Islas Canarias.
Características principales de los vientos alisios
– Consistencia y dirección
Soplan desde las áreas de alta presión en los trópicos hacia las zonas de baja presión en el ecuador.
Esta dirección constante se debe a la rotación de la Tierra, que desvía los vientos hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur, un fenómeno conocido como el efecto Coriolis.
– Importancia climática
Estos vientos tienen un impacto significativo en el clima de las regiones por las que pasan. Facilitan el movimiento de las masas de aire y la distribución de la humedad, lo que puede afectar las pautas de precipitación y la formación de huracanes.
Impacto en la navegación y la historia
– Navegación histórica
Durante la era de la exploración, los vientos alision fueron crucial para las rutas marítimas transatlánticas. Los navegantes los utilizaban para cruzar el océano más eficientemente, lo que fue vital para el comercio y la colonización.
– Energía renovable moderna
En la actualidad, los vientos alisios son aprovechados para generar energía eólica, especialmente en las islas y costas expuestas a estos vientos constantes y predecibles.
Desafíos y consideraciones futuras
– Cambio climático
El impacto del cambio climático en los vientos alisios es objeto de estudio. Los cambios en la temperatura y la presión atmosférica pueden alterar la intensidad y la dirección de estos vientos, lo que tendría consecuencias globales significativas.
– Planificación territorial
Comprender los patrones de los vientos alisios es esencial para la planificación del uso de la tierra y la gestión de recursos naturales, especialmente en zonas agrícolas y costeras.
Relación entre el los alisios y los fenómenos de El Niño y La Niña
Los vientos alisios no sólo influencian en el día a día las regiones tropicales, sino que también juegan un papel crucial en fenómenos climáticos más grandes como El Niño y La Niña.
Estos eventos tienen un impacto significativo en las condiciones climáticas globales y están íntimamente relacionados con la variabilidad de estos vientos.
¿Cómo afectan los vientos alisios a El Niño y La Niña?
Intensificación y debilitamiento de los vientos alisios
Durante un evento de La Niña, los vientos alisios se fortalecen y promueven el aumento del afloramiento de aguas frías en el Pacífico ecuatorial, lo que refuerza la termoclina y aumenta la diferencia de temperatura entre el oeste y el este del Pacífico.
Por otro lado, durante El Niño, estos vientos tienden a debilitarse, lo que reduce el afloramiento de aguas frías y permite que las aguas cálidas superficiales se extiendan hacia el este, alterando patrones climáticos como las precipitaciones y las temperaturas a nivel mundial.
Impacto en el clima global:
El cambio en la intensidad de los vientos alisios durante estos fenómenos afecta no sólo a la región del Pacífico, sino también a patrones climáticos en otras partes del mundo. Por ejemplo, El Niño puede llevar a inviernos más cálidos y secos en el sureste de Estados Unidos y lluvias más intensas en Sudamérica.
Consecuencias de El Niño y La Niña
Agricultura y recursos hídricos
Las variaciones en los vientos alisios y los consiguientes cambios en el clima pueden tener efectos dramáticos en la agricultura y la disponibilidad de recursos hídricos. El conocimiento de estos patrones es crucial para la planificación agrícola y la gestión del agua.
Gestión de desastres naturales
La anticipación de eventos de El Niño y La Niña permite a los gobiernos y organizaciones prepararse mejor para posibles desastres naturales, como inundaciones o sequías, optimizando así las respuestas de emergencia y mitigación.