Nubes noctilucentes vistas en España: ¿cómo y dónde se forman?

Las nubes noctilucentes son las más altas y brillantes que conocemos. Su origen y formación está rodeado de misterio. Te lo contamos.

Jorge Robles

Jorge Robles

Las nubes noctilucentes son las nubes más altas que conocemos y son realmente complicadas de ver. Se han podido observar en España y os traemos algunos ejemplos

VIDEO: NUBES NOCTILUCENTES EN ESPAÑA

¿Eléctricas?, ¿extraterrestres?, ¿marcianas?, ¿huidizas?, ¿crepusculares?, ¿súper cirros?, ¿temporeras?, ¿independientes?, ¿nubes warning? o ¿amigas de Krakatoa? Nada de eso, son las nubes noctilucentes y en este post os contamos cómo se forman, qué son en realidad y dónde se han visto. En España tenemos algunos ejemplos. En concreto, recientemente hemos visto nubes noctilucentes en España, recorriendo distintas ciudades como Barcelona, Ávila o Madrid, que los usuarios en redes sociales han bautizado como nubes raras o extrañas vistas en el cielo.

Mientras que todas las nubes que conocemos, disfrutamos o sufrimos, se forman en la troposfera (la capa más baja de la atmósfera, que ocupa aproximadamente los 12 primeros kilómetros),  existen unas nubes especiales con unas características tan singulares que rompen todos los “moldes nubosos”.

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Se trata de las nubes noctilucentes o mesosféricas polares, y es que casi todo lo que rodea a estas nubes es cuanto menos muy peculiar.

En primer lugar son las nubes más altas que conocemos, se forman en la mesosfera, en torno a los 80 kilómetros de altura (70 kilómetros por encima de los familiares cirros). El único fenómeno atmosférico que tiene lugar por encima de las nubes noctiluscentes son las auroras boreales.

Su aspecto es impresionante, ondas que cruzan los cielos nocturnos agrupándose en pálidos mechones o filamentos de un brillante color azul eléctrico y que parecen de otro planeta, extraterrestres. Lo que no está muy desencaminado, ya que están hechas de pequeños cristales de hielo o quizás de cristales de agua helada.

Cómo se forman las nubes noctilucentes

Algunas investigaciones han llegado a la conclusión de que parte de este tipo de nubes se han podido formar a partir de la congelación del agua expulsada a la atmósfera por los transbordadores espaciales. Pero es que también se ha observado que al menos el 3% de los cristales de hielo que las forman son restos de meteoritos (el llamado “humo de meteoros”).

Además son unas nubes “muy tímidas”, prácticamente solo es posible verlas durante el crepúsculo y en latitudes altas (entre 50 y 70º) y durante la temporada de verano.

Nubes noctilucentes vistas en España

Estas nubes noctilucentes fueron vistas en la noche del 20 al 21 de junio de 2021 en Barcelona. El mismo tipo de nubes fue visto en otras ciudades españolas como Ávila y Barcelona

¿Por qué cuesta tanto verlas?

Digamos que “geométricamente” son muy esquivas, en las latitudes adecuadas (altas) se pueden ver mirando hacia el oeste entre 30 y 60 minutos después de la puesta de sol, cuando el sol se haya escondido entre 6 y 16º en el horizonte, posición favorable para que exista reflexión sobre estas nubes.

Aunque en esto de la observación sin duda la Estación Espacial Internacional juega con bastante ventaja y nos suele obsequiar con espectaculares fotos.

Son nubes que cuesta mucho ver: prácticamente solo es posible verlas durante el crepúsculo y en latitudes altas (entre 50 y 70º) y durante la temporada de verano

También hay que destacar entre sus características que son independientes, ya que no parecen estar asociadas a ningún estado meteorológico concreto.

Aunque sí que es cierto que cada vez hay más sospechas de que puedan ser buenos indicadores (luces “warning”) de algunos aspectos del cambio climático, y es que cada vez es más frecuenta su avistamiento en latitudes más bajas.

Se cree que el metano (un importante gas de efecto invernadero), cuando asciende en la atmósfera y tras una compleja serie de reacciones de oxidación, puede llegar convertirse en vapor de agua, lo que provocaría un aumento del número de las nubes de este tipo y su probable proliferación en latitudes más. Así nuestras nubes noctiluscentes casi serían ese canario que los antiguos mineros llevaban consigo para detectar escapes de gas.

De hecho, la misión AIM de la NASA (Aeronomy of Ice in the Mesosphera, Aeronomía de Hielo en la Mesosfera) se encarga del estudio de este tipo de nubes. En esta web incluso podemos acceder a una “imagen-guía” que predice la visibilidad y localización de estas nubes.

Nubes noctiluscentes en Marte

Otra curiosidad de estas nubes es que tienen “primas” en Marte, donde en el 2006 se descubrió nubes noctiluscentes cuya base son cristales de dióxido de carbono, quizás algo más “exóticas” que las terrícolas con las que comparten estructura.

Y no quería acabar este post sin hablar del curioso descubrimiento de este tipo de nubes, que como todo lo relacionado con ellas es, como poco, peculiar. El 27 de agosto de 1883 el volcán Krakatoa entro en erupción.

Fue letal (36.000 personas perdieron la vida), pero muy interesante desde el punto de vista meteorológico ya que la enorme cantidad de cenizas inyectadas a la atmósfera alteró los patrones meteorológicos durante varios años; incluso, se registró un descenso de la temperatura media del planeta de 1,2º, ocasionando además que los atardeceres del planeta se tiñesen de un intenso color rojizo.

De modo que uno de los pasatiempos más comunes de la época fuese precisamente la contemplación de estas espectaculares puestas de Sol. Así, en 1885,  T.W. Backhouse, un observador algo más curioso y persistente que el resto, aguantaba hasta después del crepúsculo y algunas noches podía ver tenues filamentos de un color azul eléctrico.

Los científicos de aquella época pensaron que estaba relacionado con la erupción del Krakatoa, pero poco a poco  las puesta de sol perdieron intensidad y este tipo de nubes seguía persistiendo… hasta hoy.

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