10 tesoros de la naturaleza que esconde España (y no conoces)

España cuenta con auténticas joyas, verdaderos tesoros de la naturaleza que son casi desconocidos. ¿Los quieres conocer?

María José Montesinos

María José Montesinos

La gran diversidad de ecosistemas presentes en el territorio español y su rica biodiversidad hacen que el país ofrezca una importante lista de tesoros naturales repartidos por todos los rincones. Entre ellos hay muchas joyas todavía poco conocidas que te queremos desvelar durante este Mes del Planeta. ¿Preparado para sorprenderte con los 10 tesoros de la naturaleza que esconde España? ¡Empezamos!

1. Playa de Sakoneta, en Guipúzcoa

La playa de Sakoneta se encuentra en la localidad guipuzcoana de Deba. Sus acantilados y primera línea de playa impactan al visitante por su singular paisaje geológico, uno de los más espectaculares ejemplos de la formación conocida como flysch

. Un flysch es una composición geológica en la que puede observarse perfectamente alineados los estratos de la roca, al haber desaparecido todos los elementos blandos por causa de la erosión de las olas durante millones de años.

Sus estratos alineados parecen el enorme costillar de un animal mitológico de dimensiones gigantescas

Sakoneta forma parte del Geoparque de la Costa Vasca, y su singularidad más llamativa es la disposición vertical de los estratos en las paredes de los acantilados, que ofrecen una imagen realmente inaudita. En la parte baja, la roca se interna en el agua como un enorme costillar de piedra, que hace pensar en un animal mitológico de dimensiones gigantescas.

La playa de Sakoneta, un paisaje increíble. Fuente: Oier Arazola

2.  Los Aguarales de Valpalmas, en Zaragoza

Los Aguarales de Valpalmas, o de Valdemiraz, son unas formaciones geológicas de aspecto lunar que dejan atónjto al visitante que llega a este inesperado enclave de la provincia de Zaragoza. Su paisaje nace de un fenómeno conocido como ‘piping’, por el que, a lo largo de miles de años, el suelo de arenas y arcillas se ha ido erosionando y hundiendo por partes por la acción del agua y el viento. Estas tierras blandas, han ido cediendo, creando en el proceso unas estalactitas de tierra conocidas popularmente como chimeneas de hadas.

En Valpalmas, el visitante se siente como en un planeta extraño, donde en cualquier momento aterrizará una nave espacial

Sus formas oníricas y sugerentes hacen sentir al visitante que ha sido transportado de repente a otro planeta, y que, de repente, va a aterrizar una nave de ‘Star Wars’. El impacto es tan grande que Ramón y Cajal, que vivió en Valpalmas de niño, dejó escrito que fue en este lugar donde nació su curiosidad por la naturaleza y por la ciencia. Es posible recorrer el espacio por las sendas delimitadas en su interior y ver su conjunto desde un mirador.

Los Aguarales de Valpalmas, un paisaje de otro planeta. Fuente: Diego Delso, delso.photo, License CC-BY-SA

3. Playa del Cofete, en Fuerteventura

Este impresionante arenal de 12 kilómetros de longitud es un paraíso escondido en la parte de barlovento de la península de Jandía, en la isla canaria de Fuerteventura. Este enclave, un buen ejemplo de uno de los tesoros de la naturaleza escondidos, le ayuda a guardar su secreto las crestas montañosas del Parque Natural de Jandía.

La abrupta disposición de esta cadena montañosa dificultan el acceso a este edén de arena blanca al borde del mar, lo que ha permitido mantenerlo en un feliz estado casi intocado.  

La playa de Cofete, un paraje casi virgen. Fuente: dronepicr, CC BY 2.0 , via Wikimedia Commons

4. Las Médulas, en León

Este sorprendente e inquietante paisaje es uno de los más insólitos de los que es posible descubrir en España. Se trata de un paraje cuya singular apariencia se debe mitad a la naturaleza y mitad a la acción humana. Las Médulas fueron una importante mina de oro durante la época romana. Para la extracción de este preciado mineral se excavaron túneles y ramificaciones que, tras ser abandonados, se fueron hundiendo por el efecto del agua.

Los promontorios que quedaron en pie sobresalen entre una vegetación tupida, dejando una inusual estampa, tan bella como sugerente, que forman uno de los más destacados tesoros de la naturaleza escondidos de nuestro territorio.

Las médulas, una antigua mina de oro de época romana. Fuente: Unsplash

5. Cala Turqueta, en Menorca

La Cala Turqueta debe su nombre a tiempos legendarios en los que las naves turcas desembarcaban por esta bahía en la isla menorquina. Sus aguas cristalinas y de un intenso color turquesa lo convierten en un rincón idílico en el que disfrutar del baño y una paraje natural cuya hermosa estampa enamora a sus visitantes. No hay que perderse la cala Macarella y la cala Mitjana, muy cercanas a Turqueta.

6. Los Barruecos, en Cáceres

Este enclave natural situado en la provincia de Cáceres sorprende al visitante con sus masas graníticas, moldeadas por la erosión durante millones de años, hasta adquirir sus características formas redondeadas. Estas rocas, conocidas como ‘bolos’, parecen formar esculturas esculpidas por la propia naturaleza.

Una estampa artística y singular que se multiplica al reflejarse simétricamente en el agua de las charcas que las rodean. Una imagen que nos hará sentir como si estuviéramos dentro de un sueño.

La naturaleza parece imitar al arte en Los Barruecos. Fuente: Mario Modesto Mata, CC BY-SA 4.0

7. Delta del Ebro, en Tarragona

La desembocadura del río Ebro, en la provincia de Tarragona, crea durante sus últimos kilómetros antes de llegar al Mediterráneo uno de los humedales más importantes de Europa, y el segundo de España, tras Doñana. Este espacio, uno de los tesoros de la naturaleza de la geografía peninsular, es el hábitat de una enorme cantidad de aves acuáticas, como los vistosos flamencos.

La zona está declarada Parque Natural, y en sus 320 kilómetros cuadrados alberga además más de media docena de lagunas. Además de las zonas de arrozales y otros cultivos, la vegetación propia de zonas húmedas y la lámina de agua hacen pensar en las imágenes de los espejismos del desierto.

Flamencos en el Delta del Ebro. Fuente: Unsplash

8. Garajonay, en La Gomera

La exuberancia de la vegetación estalla en cada rincón de este espacio natural de la isla canaria de La Gomera. Declarado Parque Natural, representa el mejor ejemplo de ese bosque húmedo típico de las islas Afortunadas que se conoce como laurisilva.

Cubre más de 4.000  hectáreas en la que los laureles se entrelazan con brezos y helechos, mientras los cubren los musgos; todo ello sostenido por la lluvia horizontal: es decir, la humedad que desprenden las nubes bajas que atraviesan este paraje, situado a casi 1.500 metros de altitud.

El bosque húmedo de Garajonay, una de las joyas de la naturaleza en España. Fuente: Pixabay

9. Cascada de Ézaro, en La Coruña

El gallego río Xallas es un firme ejemplo de la frase “lo mejor para el final”. Tras un discreto recorrido por tierras coruñesas alcanza su máximo esplendor en su desembocadura. Al llegar a su final, no deposita sus aguas mansamente en el mar, sino que estalla en una cascada de más de 40 metros de altura, en un entorno épico de barrancos y cortados.

Un espectáculo de la fuerza y la belleza de la naturaleza que parece llevarnos al momento de la creación del mundo.  

Cascada de Ézaro, en la desembocadura del río Xallas. Fuente: Pixabay

10. La ‘Muralla China’ de Finestras, en Huesca

Las impresionantes rocas totalmente verticales que se alinean cerca de la localidad oscense de Viacamp recuerdan por su disposición a la Muralla China, razón por la que se les denomina así con frecuencia. Se trata de dos paredes de roca caliza paralelas cuya erosión le ha dado un aspecto mitológico y que componen una maravilla de la naturaleza que impresiona a todo el que la observa.

La muralla de Finestras se encuentra frente al embalse de Canelles, cuya masa de agua añade atractivo a este conjunto. Este paraje natural, uno de los tesoros escondidos de la naturaleza en España, continúa en el Congosto de Montrebei, donde, como en Finestras y Canelles, puede disfrutarse de la práctica del senderismo y de los deportes acuáticos.

La ‘muralla china’ de Finestras, en Huesca. Fuente: Pixabay