2023 DW: todo sobre el nuevo asteroide que se «acerca» a la Tierra

Recientemente, se ha descubierto un asteroide, denominado 2023 DW, que está recibiendo mucha atención. También está generando preocupación, pero lo cierto es que no hay ningún motivo para alarmarse. Incluso aunque sucediese lo peor…

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Recientemente se ha descubierto un asteroide, denominado 2023 DW, que está recibiendo mucha atención y generando preocupación al mismo tiempo. Pero, lo cierto es que no hay ningún motivo para alarmarse incluso aunque sucediese lo peor.

El asteroide 2023 DW tiene una pequeña posibilidad de impacto

Lo que ha hecho que este asteroide haya llamado la atención es que 2023 DW tiene una posibilidad, entre 670, de impactar con la Tierra el 14 de febrero de 2046. Lo cierto es que la cifra, en realidad, no tiene el significado que se podría pensar.

En el caso de asteroides recién descubiertos, como sucede aquí, los datos de partida son escasos. Eso quiere decir que, al determinar cómo puede ser la órbita, hay mucha incertidumbre. Su posición a lo largo del recorrido puede variar mucho.

De ahí que, por fuerza, sea necesario disponer de semanas de datos para poder reducir esa incertidumbre. Esto permite poder detallar cómo se comporta la órbita del asteroide, y de qué manera se puede ver afectado por diferentes factores.

2023 DW
Concepto artístico del asteroide 2023 DW en la aplicación «Eyes On» de la NASA. Fuente imagen: NASA

Esto es algo que sucede constantemente. Cada vez que se descubre un nuevo objeto, puede haber una posibilidad de colisión con la Tierra ¿Qué quiere decir, realmente? En realidad, no mucho, a pesar de lo que se podría pensar. No en un inicio.

En un momento dado, en el futuro, es posible determinar la posición de un asteroide. El inconveniente es que la incertidumbre, en esencia, nos da un margen de error tan grande que es posible que ese asteroide esté en un punto mucho más lejano de lo esperado.

Puede suceder que, en esos cálculos, la posición del asteroide se cruce con la Tierra (provocando una colisión). Este escenario, sin embargo, desaparece al recoger nuevos datos sobre el movimiento del asteroide, y se refina su órbita.

Aunque colisionase, 2023 DW no sería cataclísmico

Quizá valga la pena expresarlo con cifras. Imaginemos un asteroide, para el que apenas tenemos datos, y del que intentamos determinar su órbita. Calculamos que, dentro de un año, ese asteroide pasará a 4 millones de kilómetros de la Tierra.

Sin embargo, nuestro margen de error es de 6 millones de kilómetros, en cualquier dirección. Así que podría pasar a 10 millones de kilómetros, o a 2 millones (por el extremo opuesto) y, también, podría chocar con el planeta.

Con una mayor cantidad de datos, ese margen de error se reduce drásticamente, y de repente pasa a ser de tan solo 1 millón de kilómetros. De manera que el asteroide ya solo podría pasar a entre 3 y 5 millones de kilómetros de nuestro planeta.

2023 DW
Dimorphos, visto por la sonda DART momentos antes de su colisión. Fuente imagen: NASA

Es decir, desaparece la posibilidad de colisión con la Tierra. La historia con 2023 DW, y con los asteroides descubiertos en los últimos años, es siempre la misma. Con una mayor cantidad de datos, es posible reducir la incertidumbre y determinar con más precisión su posición.

Cuando se descubre un asteroide nuevo, no siempre es necesario realizar nuevas observaciones. A menudo, al poder identificarlo, es posible encontrarlo en datos que se han ido recogiendo a lo largo de los años, permitiendo que la espera no sea muy larga.

Sea como fuere, se calcula que el asteroide podría llegar a tener un diámetro de 50 metros, basándose en su brillo. Si llegase a entrar en la atmósfera terrestre, podría se desintegraría en la atmósfera y podría provocar daños relativamente serios en su entorno.

Este tipo de alertas podrían ser más comunes en el futuro

En 1908, un objeto de unas dimensiones similares se desintegró sobre una región de Siberia, arrasando con miles de árboles. Es lo que conocemos como el evento de Tunguska. Si el asteroide entrase en la atmósfera sobre una ciudad, podría arrasarla.

Pero antes de caer en un escenario apocalíptico, es importante destacar que, en principio, esa aproximación del 14 de febrero de 2046 tendrá lugar a una distancia de unos 2,5 millones de kilómetros. El margen de incertidumbre será mucho menor.

Así que, con toda probabilidad, en el espacio de unos meses, o quizá un año o dos, nos habremos olvidado de este asteroide, al haberse determinado que la posibilidad de colisión con nuestro planeta es increíblemente pequeña.

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La zona de Tunguska donde se desintegró el asteroide en 1908 (aquí fotografiada en 1927). Fuente imagen: Vokrug Sveta, 1931/Wikimedia Commons

A pesar de ello, quizá valga la pena familiarizarse con este tipo de avisos. La entrada en funcionamiento del observatorio Vera C. Rubin, que se espera se produzca en 2024, permitirá descubrir miles de pequeños asteroides potencialmente peligrosos.

En 2028, la misión NEO Surveyor, de la NASA, también se unirá a ese cometido. Por lo que, en pocos años, tendremos una base de datos de asteroides pequeños todavía mayor. No es descabellado suponer que, en su evaluación inicial, algunos de esos asteroides llamarán la atención.

Quizá, en algún momento, alguno llegue a tener realmente posibilidad de impacto con la Tierra. Si fuese así, lo aprendido con misiones como DART y Hera (que va a estudiar las consecuencias del impacto de DART) permitirán estar bien preparados para evitar amenazas. En última instancia, no es necesario perder el sueño con el asteroide 2023 DW.