Adiós al apocalipsis galáctico: la Vía Láctea podría librarse de Andrómeda

La colisión cósmica entre la Vía Láctea y Andrómeda podría no suceder cuando creíamos. Un nuevo estudio cambia el guion del universo.

Alejandro Riveiro

Un nuevo estudio sacude lo que creíamos saber sobre el destino de nuestra galaxia: el esperado choque entre la Vía Láctea y Andrómeda, previsto desde hace décadas para dentro de 5000 millones de años, podría no ocurrir entonces.

Según los investigadores, la probabilidad de que esa colisión se produzca en ese plazo es sorprendentemente baja.

Una colisión que sucederá, pero con dudas sobre el cuándo

Un grupo de investigadores ha publicado un nuevo estudio en el que plantea que el choque entre la Vía Láctea y Andrómeda podría no producirse dentro de 5000 millones de años. De hecho, la probabilidad de que ocurra en ese plazo sería muy baja.

Esta predicción resulta sorprendente, ya que han sido muchos los trabajos que apuntan a que la colisión entre ambas galaxias se producirá dentro de unos 5000 millones de años, coincidiendo aproximadamente con el final de la vida del Sol.

Pero, ¿por qué se le da validez a esta nueva estimación en lugar de considerarla una simple anomalía? Lo cierto es que este estudio va un paso más allá que los anteriores. Habitualmente, se tienen en cuenta solo la Vía Láctea, Andrómeda y la galaxia del Triángulo.

Solo hay un 2 % de probabilidades de que la colisión tenga lugar en los próximos cinco mil millones de año

A fin de cuentas, son las tres galaxias con mayor impacto gravitacional dentro del Grupo Local, es decir, el conjunto de galaxias al que pertenecemos, junto a la multitud de galaxias satélite que orbitan alrededor de la Vía Láctea y Andrómeda.

Galaxia de Andrómeda.

En esta ocasión, los investigadores han incluido también el efecto de la Gran Nube de Magallanes, la galaxia satélite más grande de la Vía Láctea, que posee apenas el 15 % de su masa. Sin embargo, su atracción gravitacional resulta significativa.

Interactúa con nuestra galaxia en una dirección perpendicular al movimiento de Andrómeda, lo que la convierte en un factor clave. Gracias a los datos del telescopio Hubble y la sonda Gaia, los autores han contado con las mediciones más precisas hasta la fecha.

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A partir de esta información, realizaron 1.000.000 de simulaciones del movimiento de las galaxias, incorporando también la influencia de la Gran Nube de Magallanes. ¿El resultado? Solo hay un 2 % de probabilidades de que la colisión tenga lugar en los próximos cinco mil millones de años.

Un escenario más complejo de lo previsto

En algo más de la mitad de las simulaciones, la Vía Láctea y Andrómeda sí experimentan un encuentro cercano durante ese intervalo. Pero es más adelante cuando pierden suficiente energía orbital como para terminar colisionando.

Imagen de la Vía Láctea.

Por tanto, la colisión es en realidad inevitable. Lo que plantea este nuevo trabajo es que podría producirse dentro de unos 8000 a 10.000 millones de años. Para añadir más complejidad, los propios autores aclaran que este resultado no supone una contradicción.

No descartan en absoluto que la colisión tenga lugar en unos 5000 millones de años. Actualmente, la Vía Láctea y Andrómeda se aproximan a una velocidad de 100 kilómetros por segundo, y cuando llegue el momento, su colisión las transformará profundamente.

La colisión es en realidad inevitable. Lo que plantea este nuevo trabajo es que podría producirse dentro de unos 8000 a 10.000 millones de años»

Al fusionarse, ambas galaxias darán lugar a una nueva galaxia elíptica, conocida como Lactómeda. En este tipo de galaxias, tras el choque, se consume gran parte del gas necesario para formar nuevas estrellas.

Además, su aspecto ya no será el de una galaxia espiral. En lugar de una estructura en disco, las estrellas y el material interestelar girarán en todas direcciones de forma errática, orbitando alrededor del agujero negro supermasivo central.

Este desenlace se producirá inevitablemente. La incógnita es cuándo. No hay un escenario en el que la Vía Láctea y Andrómeda logren evitar la colisión, ya que están ligadas gravitacionalmente.

¿Por qué no es contradictorio?

Los autores explican que, aunque su predicción indica que la colisión es muy poco probable en los próximos 5000 millones de años, lo cierto es que los datos disponibles siguen mejorando constantemente.

De hecho, el mismo equipo planea trabajar en nuevos escenarios cuando se disponga de más información. Los datos de Gaia aún se están recopilando y se publicarán en los próximos años, lo que permitirá una mayor precisión.

Estos nuevos datos podrían arrojar luz sobre aspectos del movimiento de Andrómeda que todavía son difíciles de medir y que podrían modificar las predicciones actuales. Por tanto, no puede descartarse que futuros estudios restauren el escenario clásico.

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Es decir, no se puede excluir que la colisión tenga lugar dentro de 5000 millones de años. Todo dependerá de los descubrimientos que se realicen en los próximos años gracias a mejores datos y observaciones con satélites más sofisticados.

El estudio puede consultarse en este enlace. Cabe recordar que, aunque las colisiones galácticas son un paso inevitable en la evolución de las galaxias —transformándolas de espirales a elípticas—, no son tan catastróficas como podría parecer.

Las colisiones entre estrellas son extremadamente raras. Lo más probable es que, en ese futuro lejano, el cadáver del Sol y los planetas supervivientes del Sistema Solar pasen a formar parte de la nueva galaxia: Lactómeda.