Análisis de Mario Picazo | Mercados de Carbono con acuerdos preocupantes en la COP29
Los Mercados de Carbono se han convertido en una preocupación para muchos ya que permiten seguir emitiendo a los países más contaminantes
Mario Picazo
La ya concluida COP29 sigue arrojando acuerdos que para muchos no son los más deseados. Uno de ellos tiene que ver con los conocidos Mercados de Carbono. Estos permiten a las naciones más ricas y contaminantes comprar las emisiones de carbono que no llegarán a emitir las naciones menos desarrolladas, que además contaminan bastante menos.
La preocupación que generan los conocidos Mercados de Carbono dentro del artículo 6 del acuerdo de París firmado en 2015, es que para muchos suponen una maniobra de ¨Greenwashing¨ frente los compromisos de acción climática que se han firmado.
Los llamados ¨créditos de carbono¨ se generan mediante actividades que reducen o evitan las emisiones de gases de efecto invernadero que producen calentamiento global. Implica entre otras cosas plantar árboles, proteger los sumideros de carbono existentes o reemplazar el carbón contaminante con alternativas de energía limpia.
Hasta ahora, estos créditos han sido comercializados principalmente por empresas en un mercado no regulado y plagado de escándalos.
Artículo 6: un retroceso a la hora de recortar emisiones de gases
El artículo 6 forma parte del Acuerdo de París 2015 e insta a los países a cooperar para reducir sus emisiones de carbono. En él se acuerda que un país puede transferir a otro los créditos de carbono que haya obtenido mediante la reducción de sus emisiones.
Con los avances que se han hecho en la COP29 ahora los países que liberen poco dióxido de carbono van a poder vender derechos de emisión a quienes más generen. Sí habrá un plan de gestión por parte de Naciones Unidas, pero supone una marcha atrás ya que esta herramienta para muchos supone no dejar de emitir carbono a cambio del intercambio.
Básicamente se va a seguir quemando combustibles fósiles al mismo ritmo o a uno incluso mayor en aquellos países que ya los queman a gran escala. Es una manera de justificar una compensación, pero sin apostar por una política de transición hacia el abandono de los combustibles fósiles como se acordó en la COP de Dubái 2023.
Lo único positivo que ven los expertos en este tipo de acciones es que supuestamente los países menos desarrollados que comercien con emisiones de carbono dispondrán de una inyección económica. Pero para algunos, como y cuanto se negocia aún no está bien definido del todo y hay muchas lagunas en el texto elaborado para regular los acuerdos.
Una amenaza para el acuerdo de París casi 10 años después
El artículo 6 que inicialmente contemplaba una posibilidad de preparar el camino de reducción de emisiones en algunos países, no parece que va a cumplir su función. Comprar el derecho de seguir emitiendo carbono mientras adaptas tus infraestructuras para reducir la huella de carbono cara al futuro, era el plan inicial y una opción interesante.
Al final se ha convertido en un acuerdo que elude la financiación climática en favor del llamado “lavado verde”. “Los mercados de carbono que permiten la compensación en el fondo no son más que permisos para seguir contaminando, evitando así la verdadera acción climática.
Niklas Hohne, del New Climate Institute, uno de los grupos detrás del proyecto ¨Climate Action Tracker¨ monitorea de cerca el Mercado de Carbono. Entre sus conclusiones de lo acordado en la COP29 advierte que el problema de los créditos de carbono, no solo ocurre a nivel de empresa, pero también con los gobiernos.
Según Hohne, el mercado puede crear un incentivo para que los países en desarrollo prometan menos recortes de emisiones en sus propios planes nacionales. Así pueden vender créditos de cualquier reducción que supere este límite.
El hecho de que las naciones puedan establecer sus propios estándares en estos acuerdos entre países es una preocupación importante a estas alturas de la Agenda 2030. Desde que se firmó el acuerdo de Paría hace ya casi una década se ha avanzado poco y de forma deficiente con los acuerdos del mercado de carbono.