Un hombre se dejó morder por 200 serpientes: su sangre da pie a un antídoto universal
Un grupo de investigadores han creado un antídoto experimental usando la sangre de un hombre que se dejó morder por más de 200 serpientes venenosas.
Sergio Delgado Martorell
Cada año, alrededor de 140.000 personas mueren en el mundo por mordeduras de serpientes, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Más de 300.000 sufren secuelas permanentes, que van desde amputaciones hasta daños neurológicos.
Frente a esta realidad, el desarrollo de nuevos tratamientos es prioritario. En este contexto, un grupo de investigadores en Estados Unidos ha dado un paso innovador: han creado un antídoto experimental usando la sangre de un hombre que se dejó morder por más de 200 serpientes venenosas.
Se trata de Tim Friede, un estadounidense que durante dos décadas expuso su cuerpo a mordeduras e inyecciones de veneno de algunas de las especies más letales del mundo. Su caso ha permitido a los científicos desarrollar un suero experimental con capacidad para combatir una amplia variedad de venenos. Los primeros resultados, publicados en la revista Cell, muestran una eficacia notable en modelos animales.
El curioso caso de Tim Friede
Desde la década de 1990, Friede se dedicó a inocularse con pequeñas dosis de veneno de serpientes como la mamba negra o la cascabel. Con el tiempo, su organismo generó una respuesta inmune frente a estas toxinas. Este proceso, no exento de riesgos, le provocó inflamaciones severas, necrosis e incluso un coma de cuatro días tras dos mordeduras de cobra.
Aunque dejó de exponerse a mordeduras en 2018, Friede sigue siendo objeto de seguimiento médico para evaluar posibles residuos activos de veneno en su organismo. Durante años compartió sus experimentos en su canal de YouTube, lo que llamó la atención de investigadores como Jacob Glanville, presidente de la biotecnológica Centivax.

Un estudio con respaldo científico y resultados prometedores
Glanville lideró un proyecto en colaboración con la Universidad de Columbia para analizar los anticuerpos presentes en la sangre de Friede. Según recoge la publicación en Cell, lograron aislar dos anticuerpos antiveneno de amplio espectro extraídos de sus células B de memoria. Al combinar estos anticuerpos con un fármaco bloqueador de toxinas, consiguieron proteger completamente a ratones expuestos a dosis letales de veneno de 13 especies diferentes, y de forma parcial frente a otras seis.
A diferencia de los antivenenos actuales, que deben ser específicos para cada especie, este nuevo compuesto tiene un enfoque polivalente. Esto lo convierte en una posible solución para casos en los que no se puede identificar la serpiente responsable del ataque, una situación común en zonas rurales.
Hacia un antídoto universal para mordeduras de serpientes
Uno de los principales problemas de los antivenenos actuales es su especificidad. Cada suero suele estar diseñado para una única especie o grupo de especies cercanas. Además, requieren refrigeración y tienen un alto coste de producción. En muchos países con alta incidencia de mordeduras, como India o Brasil, estas condiciones dificultan su distribución y uso.
El estudio publicado plantea una solución basada en anticuerpos policlonales con capacidad de neutralizar toxinas comunes a distintas familias de serpientes. Según Jacob Glanville, este enfoque podría permitir tratar con un solo fármaco a una persona mordida por una víbora en Asia o por una coral en América del Sur.
Peter Kwong, virólogo estructural de la Universidad de Columbia y coautor del estudio, señala que existen al menos diez familias de toxinas ampliamente presentes en especies venenosas. La sangre de Friede contiene anticuerpos eficaces contra tres de ellas, lo que supone un hito en el desarrollo de un antídoto universal.
Cómo funcionan los sueros antiofídicos tradicionales
Los antivenenos convencionales se elaboran a partir de la sangre de animales inmunizados, como caballos u ovejas. Estos son inoculados con pequeñas cantidades de veneno hasta que generan anticuerpos. Posteriormente, se extrae su sangre, se purifican las inmunoglobulinas y se administran a los pacientes.
Este proceso tiene limitaciones. Requiere una cadena de frío constante, produce sueros que pueden causar reacciones alérgicas graves y necesita identificar la especie de serpiente agresora para aplicar el tratamiento correcto. Todo ello retrasa el acceso al tratamiento y reduce su eficacia en situaciones de emergencia.
Una nueva generación de terapias más accesibles y seguras
La OMS ha advertido en múltiples ocasiones sobre la necesidad urgente de desarrollar antivenenos más seguros, eficaces y accesibles. El estudio liderado por Centivax y la Universidad de Columbia representa un avance clave en esta dirección. Al basarse en anticuerpos humanos, se reduce el riesgo de reacciones adversas. Además, los compuestos podrían ser estabilizados para evitar la necesidad de refrigeración.
Los ensayos en humanos serán el próximo paso. El equipo deberá obtener, cómo no, la aprobación de los organismos reguladores antes de comercializar el compuesto.