Aparece un iceberg negro y deja perplejos a los científicos: nadie puede explicar su color

Un iceberg negro cerca de las costas canadienses ha hecho saltar todas las alarmas, teorías y conjeturas de tan extraño fenómeno de la naturaleza.

Sergio Delgado Martorell

Un iceberg negro ha sido avistado recientemente en aguas del canal Hopedale, a más de cien kilómetros de la costa canadiense. No es algo que ocurra todos los días. Ni mucho menos.

Y lo cierto es que ha desconcertado tanto a expertos como a curiosos. No sólo por el color, claramente poco habitual, sino por su forma insólita, casi como un diamante de hielo oscuro. En una región donde lo normal son los tonos blancos o azulados, esta masa oscura parece sacada de otro mundo.

La imagen, captada por Hallur Antoniussen, un pescador con más de medio siglo de experiencia en los mares del norte —y eso es decir mucho—, muestra lo que él mismo describió como una roca flotante, de gris oscuro y con vetas negras. Le pareció única. Extraña. Incluso inquietante.

Teorías científicas, imaginación desbordada

El avistamiento no tardó en generar todo tipo de especulaciones. Entre los marineros, sí, pero también en redes sociales. Algunos hablan de cenizas volcánicas, otros de un posible mamut congelado, y no han faltado quienes lo han llamado iceberg de petróleo. Lo cierto es que nadie puede asegurar aún con certeza por qué este bloque de hielo es negro.

Lev Tarasov, físico de la Universidad Memorial de Canadá, ha explicado que no sería descabellado pensar en cenizas atrapadas tras una erupción volcánica antigua.

Según él, es posible que esos depósitos oscuros hayan quedado atrapados dentro del hielo durante su formación, allá en el interior del casquete polar de Groenlandia. Y si no fuera eso, hay otra idea que cobra fuerza.

Sedimentos, minerales, polvo

Hay quien apunta a otra explicación, más geológica. Durante siglos, los glaciares han podido arrastrar tierra, piedras, incluso minerales muy oscuros, que quedan encapsulados en el interior del hielo. Estos materiales pueden modificar tanto el color como la densidad de un iceberg. Lo alteran por completo.

A veces el iceberg da la vuelta. Literalmente. Y entonces, al derretirse las capas superficiales —las claras, las que todos estamos acostumbrados a ver—, se revela el núcleo más antiguo, más compacto, más erosionado. Y más oscuro, claro.

Tarasov, de hecho, ha mencionado que en lugares como el fiordo de Kangerlussuaq, ya había visto otros icebergs con partículas negras. Este no sería el primero. Aunque sí es, sin duda, uno de los más espectaculares.

Una historia de hielo milenario

Lo más probable es que el hielo que compone este iceberg tenga miles de años. Tal vez decenas de miles. Algunos estudios han demostrado que el hielo que fluye desde el interior de Groenlandia hacia el mar puede alcanzar los cien mil años de antigüedad.

Durante ese viaje, lento y constante, el hielo va recogiendo lo que encuentra en su camino: polvo, rocas, fragmentos del subsuelo. Todo queda atrapado, comprimido, inmovilizado en capas. Hasta que, un día, rompe y cae al océano.

Este iceberg negro podría haber recorrido el trayecto que va desde la bahía de Baffin hasta el canal Hopedale. Muchos kilómetros, muchas transformaciones. El mar y el viento hacen su trabajo: erosionan, pulen, esculpen. Y a veces —solo a veces— dan lugar a algo completamente distinto.

Iceberg negro: Ni sombra, ni ilusión óptica

Antoniussen, que lo vio con sus propios ojos, insiste: no era una sombra. Ni un reflejo. Ni un efecto óptico. Era negro de verdad. La tonalidad formaba parte de su estructura interna. Así lo dijo. Así lo contó.

Desde que subió la foto a redes, la imagen se ha viralizado rápidamente. Ha circulado entre usuarios de todo el mundo, muchos de ellos convencidos de que el iceberg guarda un secreto. ¿Una criatura congelada? ¿Un mensaje del pasado? ¿Una reliquia geológica? Hay de todo. Y, como suele ocurrir, cuando algo escapa a lo previsible, surgen las historias.

¿Meteorito, tal vez?

Algunos expertos han ido más allá. ¿Y si el iceberg contiene rastros de un impacto meteórico? En el noroeste de Groenlandia ya se han identificado cráteres provocados por meteoritos antiguos. Es más: si hubiera una alta concentración de polvo metálico, eso también podría oscurecer el hielo. No sería lo habitual, pero tampoco sería imposible.

Otros —más prudentes, quizá— apuestan por un origen más terrenal. El simple roce del hielo contra la corteza terrestre, al desplazarse, puede triturar las rocas, generando un polvo que se mezcla con el hielo. Nada fuera de lo normal, pero con resultados sorprendentes.

Un símbolo de lo que aún no comprendemos

En cualquier caso, este iceberg —negro, solitario, fascinante— se ha convertido en algo más que una curiosidad. Es, en cierto modo, un símbolo de lo desconocido. En un mundo donde parece que todo está documentado, su aparición ha recordado algo esencial: la naturaleza todavía guarda secretos. Y a veces, incluso los deja flotar.

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