La NASA lanza una nave contra un asteroide para probar a desviarlo

La nave terminará estrellándose contra el asteroide Dimorfos, de 160 metros de longitud y calificado como «potencialmente peligroso».

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

La NASA ha lanzado con éxito este 24 de noviembre su la misión DART. Se trata de un prototipo para una idea que parecería sacada del cine, pero que tiene una base real válida. El objetivo es demostrar que es posible, si fuese necesario, desviar asteroides de su rumbo de colisión con la Tierra.

VÍDEO: ASÍ SE HA VISTO EL LANZAMIENTO DE DART DESDE CALIFORNIA

¿Qué va a hacer DART? No va a desviar ningún asteroide

Para explicar esta interesante misión, hay que aclarar un par de factores importantes. En realidad, la misión DART no es más que un prototipo, una demostración tecnológica. Ni siquiera va a desviar un asteroide rumbo a la Tierra. Su objetivo más bien es Didymos, un asteroide de unos 800 metros de diámetro que, aunque clasificado como potencialmente peligroso, no tiene posibilidades, en al menos 150 años, de colisionar con nuestro planeta.

En realidad, DART ni siquiera se dirige directamente a Didymos, sino a su satélite, llamado Dimorfos. Dimorfos es un «pequeño» asteroide de 160 metros y es el objetivo final de la misión DART. Una vez llegue a su destino, la meta es sencilla: estrellar la nave.

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Didymos y Dimorfos observados desde el radiotelescopio de Arecibo en 2003. Crédito: Arecibo Observatory/NASA

La colisión contra Dimorfos, que tendrá lugar hacia septiembre de 2022, provocará que la órbita de Dimorfos, alrededor de Didymos, se acorte ligeramente. Lo suficiente para demostrar que la tecnología es factible, así como para estudiar las consecuencias del impacto.

El objetivo de esta misión es Didymos, un asteroide que, aunque clasificado como potencialmente peligroso, no tiene posibilidades, en al menos 150 años, de colisionar con nuestro planeta

De hecho, la nave irá acompañada de un pequeño satélite, proporcionado por la Agencia Espacial Italiana. Ese pequeño satélite se desplegará 10 días antes de la colisión y observará el impacto de DART contra Dimorfos. Además, en enero de 2027, la misión Hera, de la Agencia Espacial Europea llegará a Didymos, para analizar las consecuencias del impacto.

Es necesario recordar que no estamos ante un asteroide que se encuentre rumbo a la Tierra, ni que exista peligro de colisión en las próximas décadas. Uno de los motivos por el que se ha escogido es que, simplemente, es relativamente fácil de alcanzar. Eso lo convierte en un buen objetivo para una misión de estas características.

En cualquier caso, DART es un proyecto que resulta muy interesante. Si todo sale como se espera, querrá decir que, si llegase el momento, sería posible desviar un asteroide, que sí estuviese en rumbo de colisión con la Tierra, para conseguir que, en su lugar, simplemente pase cerca del planeta.

Los asteroides potencialmente peligrosos no son necesariamente una amenaza inminente

Pero, ¿qué es exactamente un asteroide potencialmente peligroso para la Tierra? A pesar de lo alarmante que pueda parecer, esta definición, en la que se engloban un buen puñado de asteroides cercanos a nuestro planeta, no garantiza una colisión. Lo único que quiere decir, en realidad, es que un asteroide describe una órbita que lo acerca lo suficiente a la de nuestro planeta.

De modo que, en algún momento futuro, cabe la posibilidad de que pudiese llegar a producirse una colisión. Pero no es ni mucho menos una garantía de que esa colisión suceda. Tampoco de que vaya a tener lugar en las próximas décadas o siglos.

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Infografía de la misión DART. Crédito: NASA/Johns Hopkins APL

Naturalmente, habrá asteroides que, siendo potencialmente peligrosos, terminarán colisionando con nuestro planeta tarde o temprano. Pero esa amenaza no tiene por qué ser inminente. Sucederá tarde o temprano, en cualquier caso. A fin de cuentas, la historia de la Tierra nos ha enseñado que, a lo largo de su historia, los impactos de asteroides (y cometas) han sido frecuentes.

Hace 65 millones de años, un cometa de unos 10 kilómetros de diámetro chocó con la Tierra y puso fin al reinado de los dinosaurios (y muchos otros seres vivos). La vida no desapareció, pero muchas especies perecieron en aquel entonces.

Así que, para evitar que eso le suceda al ser humano, hay varias opciones:

– Una es la de colonizar diferentes lugares del Sistema Solar (como la Luna o Marte). De manera que, si llegase un asteroide lo suficientemente grande como para extinguir al ser humano en la Tierra, la civilización seguiría existiendo gracias a estar presente en otros lugares.

– La otra opción es la que se va a poner a prueba con DART. Estrellar una nave contra el asteroide de forma que su órbita se vea modificada. Una pequeña variación en la órbita, a la suficiente distancia, puede ser más que suficiente para que una colisión se convierta en un paso a miles de kilómetros.

¿Algún día podría ser necesario?

DART será una misión muy interesante desde varios ángulos. Naturalmente, el objetivo principal es el más atractivo. Si funciona, querrá decir que, si detectamos un asteroide con la suficiente antelación, que se dirija a la Tierra, será posible preparar una misión similar y modificar su órbita. Por otro lado, será interesante también en el estudio de los cambios provocados en la órbita de Dimorfos, así como de las consecuencias del impacto. Se estudiará, por ejemplo, cosas como el cráter que se producirá tras la colisión. Permitirá estudiar las características de Dimorfos y del asteroide principal, Didymos.

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Concepto artístico de un asteroide cercano a la Tierra. Crédito: NASA

A largo plazo, esta misión servirá como punto de partida para desviar asteroides que puedan estar en rumbo de colisión. Eso sí, no lo tenemos que ver como una garantía absoluta. Seguirá habiendo un grupo de asteroides (de unas cuantas decenas de metros) que serán problemáticos.

Particularmente si se acercan desde la región del firmamento en la que se encuentra el Sol. Su pequeño tamaño, y el hecho de no verlos iluminados, hace que solo se detecten cuando ya están cerca de nuestro planeta. Esto minimiza el tiempo antes de la colisión. De modo que podrían producirse colisiones que causen daños a nivel regional.

Del mismo modo, un asteroide muy grande obligaría a modificar el planteamiento del sistema. Allá por mediados de la década de los 90, tras el impacto del cometa Shoemaker-Levy9 con Júpiter, se habló de cómo se podría desviar un gran cometa que se dirigiese a la Tierra. Una gran bomba nuclear, que se podría construir con tecnología existente, sería suficiente para desviar objetos mucho más grandes.

Tarde o temprano, lo cierto es que la Tierra volverá a ser golpeada por un asteroide o un cometa. Misiones como DART son importantísimas porque permiten que demos pasos para asegurar nuestra propia supervivencia…