¿Cuánto aumenta el consumo de agua en verano?
La llegada de la estación más calurosa del año dispara el gasto de recursos hídricos por el turismo, las piscinas y los riegos de parques, jardines o cultivos.
Pablo Ramos
La llegada de la estación más calurosa del año dispara el gasto de recursos hídricos por el turismo, las piscinas y los riegos de parques, jardines o cultivos.
A pesar de las tormentas, la llegada del verano está a la vuelta de la esquina, una época caracterizada por las altas temperaturas y la falta de precipitaciones. No obstante, las lluvias han permitido recuperar las reservas hídricas, en la media de los últimos diez años, de cara a la época de mayor consumo de agua.
“Si hablamos de consumo urbano en España, se consume más agua en verano, sobretodo por los gastos asociados a riegos de parques y jardines (públicos y privados), que son mayores, así como los lúdicos (piscinas)”, detalla a Eltiempo.es Rubén Ruiz, director de operaciones de Suez España, entidad que agrupa empresas dedicadas al ciclo integral del agua y al medio ambiente.
Un crecimiento en el consumo de agua urbano que se estima entorno al 30-40% superior respecto al gasto hídrico en diciembre, enero o febrero, según los cálculos facilitados por las explotaciones gestionadas por Suez España.
El turismo se concentra en aquellos lugares donde menos disponibilidad de agua hay
“En verano se consume más agua que en invierno, que la diferencia sobre todo se explica por los usos poblaciones, tanto de residentes habituales como de visitantes extranjeros, si bien un mayor consumo en zonas costeras y archipiélagos se compensa en algún sentido con menos gastos en otras regiones”, comenta Gonzalo Delacámara, coordinador del Departamento de Análisis Económico de la Fundación IMDEA Agua y profesor de Teoría Económica en la Universidad de Alcalá.
Falta de lluvias y demanda de agua
Pero además del aumento de la demanda, se debe tener en cuenta la variabilidad de las precipitaciones, de manera destacada en el Mediterráneo, y las consecuencias del calor. “En los meses más cálidos aumenta la evapotranspiración (ET), de modo que la escorrentía superficial desciende ostensiblemente como resultado conjunto de esa caída en las precipitaciones y el aumento de la ET”, detalla Delacámara.
El consumo de agua urbano que se estima entorno al 30-40% superior respecto al gasto hídrico en invierno
Además, el uso del agua también se incrementa por la agricultura e industria ya que es verano cuando “las campañas de riego agrícola son más intensivas” y esta actividad consume entorno al 70-75% del agua a nivel nacional, explica el director de operaciones de Suez.
“Afortunadamente hemos vivido un invierno y primavera muy húmedos, lo que ha permitido recuperar un nivel de reservas de agua suficiente para pasar el verano y el otoño sin problemas. Es verdad que en las cuencas del Júcar y Segura el volumen de agua embalsada no es muy elevado, pero allí hay otros recursos que permitirán pasar el verano sin problemas como el trasvase Tajo-Segura, desalinización, entre otros”, vaticina Ruiz.
Consumo de agua por turismo
Debido a la fortaleza del sector turístico en España, basado principalmente en sol y playa durante el verano, también se dispara la demanda de los recursos hídricos. El consumo de agua medio por turista se sitúa entorno a los 400 litros por día según la Organización Mundial del Turismo, mientras que el gasto por residente es de 132 litros por habitante y día tal y como indica el INE.
“España recibió en 2013 60 millones de turistas; en 2017 ya eran casi 82, es un crecimiento impresionante, y el 84% de esos turistas se concentran en el arco mediterráneo, el golfo de Cádiz, algunas otras zonas del atlántico como Huelva y los archipiélagos. Es decir, justo en aquellos lugares donde menos disponibilidad de agua hay”, detalla Delacámara.
“Afortunadamente hemos vivido un invierno y primavera muy húmedos que ha permitido recuperar las reservas de agua»
Un actividad que se desarrolla principalmente entre mayo y septiembre, el momento del año que con más estrés hídrico, por el calor y la falta de precipitaciones. “Hay que sumar también el flujo de turistas nacionales, con una estacionalidad mucho más acusada, casi todos en julio y agosto”, recuerda el coordinador de la Fundación IMDEA.
“Es evidente que en ciudades con mucha influencia del turismo de “sol y playa”, el verano es cuando más visitantes tienen y más consumo del agua. En otras ciudades, más industriales y con poco turismo, en verano puede incluso llegar a haber un descenso de consumo de agua”, explica Rubén Ruiz.