Café sostenible: Filantrópico y su ética en cada sorbo

Filantrópico nace en con el lema «Juntos dejamos poso» y un propósito: generar el mayor impacto social y el menor medioambiental.

Cristina Herrera

Cristina Herrera

El 63% de los españoles toman al menos un café al día, según datos del estudio «Hábitos de Consumo de Café en España. Teniendo en cuenta que una taza de café tiene aproximadamente una capacidad de 100 mililitros, en España tomamos una media de 36 litros de café al año.

Una cifra que, aunque pudiera parecer alta, nada tiene que ver con el consumo de café de los países nórdicos (encabezado por Finlandia, y seguido de Dinamarca y Noruega), los que sin duda podrían considerarse los más «adictos» a esta bebida del mundo, según varios informes.

Que el café sea una bebida tan extendida a nivel mundial tienen sus consecuencias. Una de ellas es que cada uno de nosotros producimos de media 3 kilogramos de residuos de cáscara de café por año. Aproximadamente 1,35 millones de toneladas de desechos de esta parte del grano del café se producen cada año en el mundo.

Ante estas cifras, y siendo la caficultura una de las actividades económicas principales en los países productores, las ofertas de café sostenible cobran valor e importancia en el mercado. Entre ellas está Filantrópico, una marca responsable de café, dirigido a particulares y empresas, que se autodenomina como 100% social y sostenible.

Aproximadamente 1,35 millones de toneladas de desechos de esta parte del grano del café se producen cada año en el mundo.

«Ofrecemos una alternativa que respeta a las personas y el planeta», comenta Javier Sanz, su fundador. Desde Filantrópico señalan que todas las tazas de café generan algún efecto social o ambiental. Pero, entre todos, podemos contribuir a que esos efectos, especialmente los sociales, sean lo más positivos posibles.

«Si tomas café porque lo disfrutas y por sus efectos positivos, lo lógico es que tomes café del bueno, que potencia los efectos positivos y reduce los negativos», rezan desde la compañía.

Filantrópico nace en con el lema «Juntos dejamos poso». Su café proviene de Latinoamérica, concretamente de Chiapas, México, con un propósito: generar el mayor impacto social y el menor medioambiental. Para conseguirlo, el origen del café es, para ellos, una de sus claves. Localizar sus producciones en zonas deforestadas para recuperar las especies vegetales, el suelo y la fauna del lugar.

Son coscientes de que el transporte del café genera una huella de carbono por el gasto energético que genera. Por eso, intentan revertir ese impacto plantando árboles, en su caso a través de la empresa Retree, en Teruel.

¿Por qué es un café sostenible? Entre otros muchos aspectos, porque Filantrópico se comercializa en bolsas reutilizables de 60 cápsulas biodegradables compatibles con diferentes marcas de cafetera. Y el 25% de su precio se convierte en una donación directa a proyectos sociales.

Su compromiso ambiental sale de una aceptación: «Aunque nuestros cafés dañen menos el planeta, lo cierto es que lo dañan, por eso apelamos al consumo consciente y responsable». Por eso, se esfuerzan para que el impacto de nuestro café sobre el planeta sea mínimo.

El otro coste de optar por café barato

Hay que tener en cuenta que hoy en día es posible producir café a bajo precio. Es la otra cara del café. «Basta con bajar la calidad, pagar una miseria a los agricultores, optar por enormes extensiones de cultivos superintensivos y priorizar el ahorro de costes sobre cualquier otro interés en juego», indican desde Filantrópico.

Por no hablar de los costes medioambientales de este tipo de producciones. Para conseguir grandes cantidades de café a bajo precio, se talan selvas y se deforestan terrenos en los que se instalan enormes fincas con miles de cafetos plantados en hileras expuestas al sol, que luego se trabajan con grandes máquinas que sustituyen la mano de obra local.

Para conseguir grandes cantidades de café a bajo precio, se talan selvas y se deforestan terrenos 

Esto genera grandes emisiones de CO2 y otras emisiones contaminantes a la atmósfera, daña los suelos y acaba con la biodiversidad de los ecosistemas. Y es que para producir mucho en poco tiempo, se utiliza mucha agua y muchos productos químicos con gran huella de carbono.

El impacto ambiental de los residuos de café

Muchos consumidores, por la comodidad, se han decantado por las cápsulas de café . Lo cierto es que es uno de los residuos más complicados de abordar en este momento. Cientos de millones de cápsulas se fabrican cada día, consumiendo para producirlas cantidades de energía y materias primas como el aluminio o el plástico.

Los residuos dejan una huella en el planeta imborrable. Los envases de las cápsulas de café, por ejemplo no se reciclan y hablamos de cientos de millones cada día en el mundo. Las propuestas biodegradables suplen este problema y fomentan el consumo responsable.

Una apuesta de café ética y sostenible

Por eso, la propuesta de esta compañía es que el café beneficie especialmente a los «más desfavorecidos». Aquí algunas de sus iniciativas:

  • Pagar más a los agricultores por su café
  • Compartir con las comunidades el 25% del beneficio
  • Crear empleo de calidad para personas con discapacidad
  • Emplear a personas en riesgo de exclusión
  • Donar todos los beneficios a causas sociales

*Vídeo producido por: Jessica Rodríguez // Entrevista: Arancha Pérez