Un calentamiento súbito podría alterar el vórtice polar y traer cambios

Los modelos indican que habrá un calentamiento súbito estratosférico. Esto alteraría el vórtice polar y podría traer cambios en unas semanas.

Roberto Granda

Roberto Granda

Las predicciones para la estratosfera llevan movidas unas semanas. Tras una subida de temperaturas menor a la altitud de 10 hPa (unos 25000 metros de altura) a finales de enero, parece ser que en febrero las cosas pueden cambiar. Las previsiones más recientes apuntan a un calentamiento súbito estratosférico (abreviado CSE) que alteraría el vórtice polar y podría traer cambios a medio plazo.

Qué es un calentamiento súbito estratosférico

Primero de todo, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de un calentamiento súbito estratosférico? Es un fenómeno que ocurre en la estratosfera, y que consiste en una subida muy acusada y rápida de las temperaturas. Generalmente, hablamos de aumentos de 50ºC o más en 2 o 3 días.

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Anomalías de la temperatura a 10hPa la semana del 13 al 20 de febrero. Tonos rojos indican anomalías positivas. Fuente: ECMWF

En invierno, a 10 hPa, lo normal es que las temperaturas sean muy frías, con vientos fuertes del oeste: es el conocido vórtice polar estratosférico. Si se produce un calentamiento, la fuerte subida de temperaturas altera el vórtice polar, produciendo cambios en su estructura y en la fuerza de los vientos del oeste.

Si hablamos de un CSE, que son los realmente relevantes, lo que ocurre es que los vientos medios a 10hPa se revierten. Dicho de otro modo: pasan de soplar del oeste a soplar del este.

¿Por qué puede ser esto relevante, pese a darse a tanta altura? Imaginemos que la atmósfera son engranajes apilados: todos giran de forma más o menos acorde. No obstante, si uno empieza a girar al revés, puede provocar que el resto (en este caso, los situados por debajo) también vean su movimiento muy alterado.

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Los cambios en el vórtice polar se notarían a medio plazo

Como hemos visto, este fenómeno se produce en la estratosfera, y para que nos afecte en el tiempo que percibimos debe producirse una propagación hacia la troposfera. ¿Se da siempre la propagación? No, y es difícil saberlo hasta que se produzca el CSE y progrese. No obstante, de producirse una propagación, sus efectos suelen tardar unas 3 semanas en empezar a apreciarse.

En función de los cambios acontecidos en el vórtice polar estratosférico, las consecuencias en superficie pueden variar. Si se ha produce únicamente un desplazamiento, en caso de propagación, los efectos más notables no suelen tener lugar sobre Europa.

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Previsión del viento a 10hPa. Valores negativos indican vientos del E, y son señal de un CSE. Se aprecia cómo la predicción muestra clara la reversión de vientos. Fuente: ECMWF

Si, por el contrario, se ha producido una división del vórtice polar estratosférico, los efectos más notables suelen darse en Europa. De acuerdo a los eventos pasados, las consecuencias suelen ser muy notables.

En primer lugar, se forman bloqueos en altas latitudes, muy estables y fuertes. Como consecuencia, las bajas presiones deben circular más al sur, y el aire frío puede llegar a Europa desde el este. En España suele darse la llegada de borrascas, con precipitaciones relevantes, y también puede llegar aire frío desde el interior de Europa.

Ejemplos históricos relevantes de fuertes CSE con consecuencias en España serían por ejemplo el de invierno de 2009-2010, marcado por el paso de profundas borrascas desde diciembre hasta febrero. También el de febrero de 2018 tuvo consecuencias en marzo de 2018, que resultó ser el marzo más húmedo desde que hay registros.

Ejemplo de situación favorecida por un CSE, marzo de 2018. Fuente: ERA5, mapa por eltiempo.es

Aún hay mucha incertidumbre

Tenemos aún mucha incertidumbre en las previsiones. Parece claro que se producirá un calentamiento súbito estratosférico y una reversión de los vientos zonales a 10 hPa. No obstante, no está claro si esta reversión se propagará a la troposfera. Y, en caso de hacerlo, habría que ver sus consecuencias y si nos afectarían.

Como siempre en meteorología, toca seguir esperando la evolución para ver cuál puede ser el devenir futuro de la atmósfera. No obstante, es una situación potencial que podría cambiar la dinámica relativamente estable que ha imperado casi desde mediados de diciembre en nuestra región.