¿Por qué cada vez hay menos arena en nuestras playas?

Los vientos, el oleaje, las tormentas y la acción humana están detrás de la reducción del volumen de arena en el litoral.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

El oleaje, los temporales y la acción humana son factores que influyen en la cantidad de arena en el litoral.

A menos de tres semanas de la Semana Santa, el primer gran periodo de vacaciones del año, chiringuitos, locales de hostelería y otros comercios ya están preparando sus establecimientos para la llegada de los clientes. Unos trabajos que miran de reojo a la costa, donde la playa y su arena son el principal reclamo.

Sin embargo, en muchas partes del litoral, el volumen de arena se ha visto reducido notablemente debido a diversos motivos. De hecho, uno de los ejemplos más recientes es la desaparición de parte de la costa en la Bahía de Algeciras, en Cádiz, por la acción humana.

En los últimos años se han perdido más de 3.000.000 metros cúbicos a lo largo de todo el litoral de la bahía de Cádiz

En concreto, según denuncian desde Ecologistas en Acción, esta situación se ha producido por los trabajos realizados por la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras que han causado «la pérdida millones de metros cúbicos de arena del litoral algecireño». Según las estimaciones, en los últimos años se han perdido más de 3.000.000 metros cúbicos a lo largo de todo el litoral de la bahía.

Acción humana y la arena en las playas

“Si no hubiera acción humana, las playas no perderían arena”, detalla Juan A. Morales González, experto en dinámica litoral y vicepresidente de la Sociedad Geológica de España, haciendo hincapié en la existencia de ciclos naturales de renovación de este elemento que afectan tanto en invierno como en verano.

De hecho, un reciente trabajo ha evaluado el impacto de la borrasca Emma en las playas de Huelva y ha concluido que las zonas más afectadas y que más arenas perdieron fueron aquellas en las que se había construido un paseo marítimo. Una construcción que eliminó el cordón de dunas que sirve de almacén natural para la arena. “Al desaparecer el acceso a este almacén, el oleaje no tiene de dónde coger la arena para restituir el sistema en condiciones de buen tiempo”, explica Morales.

Así, los puertos deportivos, los embalses, los espigones o los paseos marítimos son los principales elementos afectan a la cantidad de arena que hay en las playas y que impiden su renovación de manera natural.

No obstante hay que recordar que los temporales, el oleaje y las resacas marinas también juegan un papel determinante en el ciclo de la arena en las playas. Este ha sido el reciente caso de las costas de Málaga en las que el temporal ha dejado las playas sin arena, una pérdida que si no hubiera acción humana se recuperaría en su ciclo natural.

Arena de playa, un recurso escaso

En esta línea, un reciente estudio detalla que los movimiento de la arena de playa también responden a la influencia de las corrientes marinas propias de cada área.

Este trabajo detalla también que el cambio climático está elevando los niveles del mar, además de incrementar el número y la fuerza de los temporales, lo que podría derivar en la desaparición de muchas playas al irse la arena hacia las zonas más profundas por la subida del agua.

La reposición en las playas puede tener un impacto biológico considerable y negativo

Según los expertos, la arena en las playas proviene principalmente de ríos y acantilados erosionados, unos accidentes geográficos que han disminuido las contribuciones de arena por las presas y la acción humana en los acantilados.

«El presupuesto de arena es como una cuenta bancaria. El océano siempre está haciendo retiros. Si no agrega arena nuevamente al sistema, las playas desaparecerán”, advierten los autores del estudio.

No obstante, esta reposición de arena debe realizarse de manera natural, y en caso de no ser así ha de hacerse de una manera controlada y adecuada.

Este añadido de arena de playa artificial puede tener un impacto biológico considerable y negativo a largo plazo en los ecosistemas costeros, especialmente para aves, peces, moluscos y crustáceos, tanto en la zona en la que se ha extraído la arena como en el área que se deposita.

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