Confirmado: hemos alcanzado un récord sin precedentes de CO₂ en la atmósfera 

Los registros de CO₂ no han dejado de subir desde el comiezo de los registros pero entre 2023 y 2024 ese aumento ha sido mucho mayor que en otros periodos

Mario Picazo

Cada año que pasa van surgiendo señales que anuncian la necesidad imperiosa de actuar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre 2023 y 2024, los niveles globales de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera se han disparado a un ritmo que, según el último informe de la World Meteorological Organization (WMO), no tiene precedentes.

En esa ventana temporal, la concentración media de CO₂ subió unos 3,5 ppm (partes por millón), el mayor aumento anual registrado desde que empezaron los registros en el observatorio Mauna Loa en la isla de Hawái allá por el año 1957.

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Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen siendo una de las principales causas de que no deje de aumentar el CO2. foto: Unsplash

Cifras de CO₂ nunca vistas hasta la fecha

La subida de 3,5 ppm revela que la velocidad de aumento de la concentración de CO2 ha tomado un impulso, superando la media del último decenio, que rondaba los 2,57 ppm al año. Pero ¿qué es lo que realmente está impulsando este aumento continuo? Tal como señala el informe de la WMO, los factores principales son varios.

Por una parte y seguramente lo más obvio, la constante demanda de combustibles fósiles como el carbón, petróleo y gas. Son muchos los sectores que siguen vertiendo grandes cantidades de CO₂ en la atmósfera, sin que la absorción natural logre compensarlo por completo.

Más emisiones, menos bosque, el calentamiento de los océanos y mayor número de incendios ingredientes fundamentales del aumento de dióxido de carbono global.

También se observa una merma en la capacidad de los denominados “sumideros de carbono” naturales como los bosques y océanos para absorber el CO₂ que emitimos. Con el alza de las temperaturas, los mares capturan menos CO₂ y la vegetación se debilita, perdiendo parte de su potencial de crecimiento. Varias son las razones que convierten este registro en un hecho alarmante. 

La pérdida de bosque tropical en 2024 duplico la superficie de 2023, sabiendo la importancia que tienen nuestros bosque como grandes sumideros de carbono sobre todo en regiones tropicales de América, África y Asia.

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Los océanos se han calentado cada año más, limitando su capacidad de absorber CO₂. Foto: Unsplash

Finalmente, los incendios forestales entre 2023 y 2024 fueron un factor clave que contribuyó al aumento histórico de las concentraciones de CO₂. Un hecho que puso de manifiesto que el Cambio Climático y los incendios se retroalimentan mutuamente.

Si el aumento supera lo anticipado, el peligro de que los sumideros naturales se debiliten aún se intensifica más. Eso podría desencadenar una espiral de retroalimentación positiva. Más CO₂ aumenta el calentamiento, la absorción es menos eficaz y aumenta aún más la concentración de CO₂.

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Nos alejamos de los objetivos planteados

Este panorama entorpece de manera sustancial la posibilidad de alcanzar los objetivos climáticos más críticos. Por ejemplo, mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C respecto a la era preindustrial.

¿Y qué ocurre con los demás gases de efecto invernadero? El informe también pone de relieve que los gases de efecto invernadero de larga vida, entre ellos el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O), tocaron en 2024 niveles sin precedentes, reforzando la tendencia al calentamiento global.

Ante la constante escalada muchos se preguntan ¿Qué se puede hacer?  Reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero mediante una revisión profunda del modelo energético, del transporte, de la industria y de la forma en que utilizamos el suelo.

También necesitamos refinar la observación y el monitoreo de los gases presentes en la atmósfera, al mismo tiempo que se evalúa la salud y la capacidad de absorción de los sumideros naturales de carbono.

Este registro de CO₂ no es simplemente otro número más, es una pista clara de que el clima está respondiendo con una intensidad y velocidad que superan nuestras expectativas. Ante este escenario, la necesidad de actuar con urgencia deja de ser una mera opción para convertirse en una obligación ineludible.