La deforestación y su estrecha relación con el cambio climático
Los bosques cubren aproximadamente el 30% de la superficie terrestre, son fuentes y sumideros de dióxido de carbono capaces de absorber un billón de toneladas de carbono, evitando que este se libere a la atmósfera. Pero están siendo reducidos a un ritmo alarmante.
Gracias al proceso de respiración natural de los árboles se ayuda a mitigar y reducir la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Pero, ¿qué ocurre cuando estos desaparecen?
¿Qué es la deforestación?
Se conoce como deforestación al proceso de tala masiva de árboles en los bosques y a través de los cuales se elimina la superficie boscosa del planeta para el beneficio de la actividad humana.
Es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los ecosistemas naturales, ya que amenaza toda la flora y fauna contenida en los bosques.
La deforestación existe porque los árboles o el carbón vegetal derivado de ellos se utiliza como combustible. Además, también se utiliza como tierra de cultivo, pasto de ganado o simplemente para establecer viviendas humanas por la exponencial crecimiento de los núcleos urbanos.
Pero además de causas antropogénicas, también puede producirse una deforestación natural generada por la formación de incendios, erupciones volcánicas, plagas o enfermedades de los propios árboles.
Sin embargo, es la tala desproporcionada por parte del hombre la que ha afectado y está afectando gravemente al aumento del calentamiento global del planeta.
¿Cómo afecta al calentamiento global?
Los árboles juegan un papel vital en la absorción de los gases de efecto invernadero y su pérdida es responsable aproximadamente del 20% de las emisiones mundiales de estos gases.
Pero, ¿por qué? Las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera y liberan oxígeno mediante un proceso conocido como fotosíntesis. Cuando se eliminan de los bosques, se deja de ejercer ese papel fundamental de absorción del CO2, aumentando la concentración de este gas en la atmósfera.
Además, la quema de madera de estos árboles devuelve a la atmósfera el carbono almacenado en ellos, lo cual incrementa aún más el problema.
Por ello, la deforestación es uno de los principales contribuyentes al cambio climático. Según los datos del Instituto de Recursos Mundiales, si ésta se considerase un país, ocuparía el tercer lugar en emisiones equivalentes a dióxido de carbono, después de China y Estados Unidos.
Los bosques y el régimen de lluvias
Los bosques, además, forman parte del ciclo hidrológico y de la evapo-transpiración, algo que se ve alterado cuando se talan. Las raíces extraen aguas subterráneas que después liberan en forma de vapor de agua a la atmósfera.
Si la superficie boscosa se reduce también lo hace esa liberación de vapor de agua, creándose un ambiente más seco y reduciendo las lluvias.
¿Cuáles son los impactos de la deforestación?
Además de la contribución al calentamiento global, la deforestación tiene un claro impacto en la flora y fauna que habita en los bosques. La pérdida del hábitat de millones de especies es uno de sus impactos más dramáticos. Muchas de las especies llegan a extinguirse al no disponer de un lugar donde procrear y desarrollarse.
Un ejemplo lo encontramos en África Central, donde la pérdida de especies como gorilas o chimpancés reduce la capacidad de estos para la recuperación de los bosques, ya que estas especies contribuyen mediante la expulsión de sus heces a la siembra de semillas y regeneración de la superficie del suelo boscosa.
Los orangutanes están viendo como sus bosques son eliminados para la extracción del aceite de palma y el Amazonas -la mayor región tropical del planeta- pierde cada año enormes extensiones de selva, amenazando la mitad de las especies que allí se encuentran. Se cree que en 20 años podría destruirse el 40% de su superficie.
De tal gravedad es este problema que se estima que la pérdida al día de especies de plantas y animales debida a la deforestación es de más de 130 individuos, lo cual supone unas 50.000 especies anuales.
Además, al reducir el hábitat ideal de las especies, crece la posibilidad de que se propaguen distintas enfermedades infecciosas. Es el caso de la malaria, que se extiende a través de la picadura de los mosquitos. Al reducir la cantidad de bosque que habitan, los enjambres se trasladan a otras zonas y crece su contacto con los humanos.
Además, las selvas y los bosques ejercen de suministro en muchas regiones, de modo que son claves para la distribución de agua y víveres en ciertas comunidades.
Otro de los impactos de la deforestación es la mala calidad de los suelos después de la deforestación, que hace que se conviertan en suelos secos y desérticos, en los que los nutrientes se ven muy reducidos.
¿Qué nivel de deforestación hay en la actualidad?
En 2017 ya se habían destruido más de 15 millones de hectáreas de bosques a nivel global en tan solo un año. En 2016 acumulaba aún más, 29.7 millones de hectáreas. Actualmente, la pérdida de los bosques continúa a un ritmo vertiginoso aumentando más si cabe en la región intertropical.
Además, en los primeros quince años del siglo XXI se perdieron unos 850.000 kilómetros cuadrados de bosque en todo el planeta, algo que equivale a la superficie de España y Alemania en conjunto.
Alrededor de un 17% de la selva amazónica ha sido destruida en los últimos 50 años y a nivel global el 46% de los árboles del planeta ya han sido talados.
Deforestación en España
En España también se ha producido deforestación. Comúnmente se decía que una ardilla podía cruzar toda España a través de los árboles sin tocar el suelo, pero esto ya no es así.
Uno de los problemas más graves en los últimos años han sido los incendios, consecuencia directa de la ausencia de lluvias y aumento de las temperaturas. Esto ha provocado que en muchas regiones del país la superficie boscosa se haya visto reducida.
Sin embargo, no todo son malas noticias ya que se cree que España es más verde que en 1900. Principalmente porque entonces se necesitaba la madera para prácticamente todos los usos, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial.
Soluciones a la deforestación
Proteger y restaurar los bosques contribuiría a lograr aproximadamente un 18% de mitigación de las emisiones para frenar el cambio climático en el año 2030.
Es por tanto vital generar una reforestación con una mayor coordinación de las políticas de bosques, agricultura, alimentación y desarrollo rural.
La reutilización y el reciclaje son dos métodos ecológicos que pueden ayudar a reducir la deforestación ya que la madera y el papel están directamente relacionados con la extracción de recursos de estos lugares.