Ecosistemas en peligro, tormentas más violentas, noches tórridas: un mar más caliente pasa factura

El mar se recalienta y sus efectos ya se notan: las consecuencias para España del agua cada vez más caliente

Marta Almarcha

La superficie del mar frente a las costas españolas está registrando temperaturas sin precedentes, mucho antes de lo habitual. Mientras el Mediterráneo occidental alcanza anomalías térmicas de hasta +6 ºC, el Cantábrico supera los +5 ºC, una situación totalmente anómala en pleno mes de julio.

Lo más preocupante es que los picos de temperatura marina suelen producirse entre agosto y septiembre, lo que indica que lo peor aún podría estar por llegar.

Este sobrecalentamiento del mar tiene efectos directos en el clima, la biodiversidad marina, la salud humana y la economía. No se trata de una situación aislada: los datos confirman que el número de olas de calor marinas se ha duplicado desde 1982 en el Mediterráneo, uno de los mares más afectados del mundo por el calentamiento global.

Las consecuencias de este fenómeno ya se sienten en distintos ámbitos, y todo apunta a que serán cada vez más visibles e intensas.

1. Noches tropicales cada vez más frecuentes

El mar actúa como un regulador térmico natural, especialmente en las zonas costeras. Sin embargo, cuando el agua del mar permanece por encima de los valores normales, esa capacidad se ve alterada. El resultado es un aumento de las temperaturas mínimas nocturnas, con noches cada vez más cálidas en las que no se baja de los 20ºC, conocidas como noches tropicales, o incluso de los 25ºC, denominadas noches tórridas.

Este fenómeno ya se está observando en diversas ciudades costeras, especialmente en el área mediterránea. A medida que el mar se recalienta, el aire que circula sobre él también mantiene una temperatura más alta.

Esto no solo afecta al descanso nocturno, sino que incrementa el uso del aire acondicionado, con el consiguiente aumento del consumo energético y mayor impacto sobre las redes eléctricas en pleno verano.

El mar, que antes regulaba el calor, ahora lo multiplica: las noches tropicales ya no son una rareza, sino una constante

2. Tormentas más intensas y lluvias extremas

Una superficie marina más caliente libera más vapor de agua a la atmósfera. Esta humedad adicional se convierte en combustible para la formación de sistemas tormentosos. Si la atmósfera es inestable, ese exceso de energía puede traducirse en tormentas más intensas, con lluvias torrenciales, granizo y fuertes rachas de viento.

España ya ha vivido en años anteriores episodios de lluvias extremas tras olas de calor marinas, especialmente en el Mediterráneo. Cuando confluyen todos los factores, el mar puede alimentar verdaderos sistemas explosivos. Las gotas frías (DANA), por ejemplo, se ven potenciadas cuando la superficie marina está por encima de lo normal, como ocurre en estos momentos.

3. Impacto en los ecosistemas marinos

La fauna marina está adaptada a un rango concreto de temperaturas. Cuando se produce un calentamiento excesivo, algunas especies migran a zonas más frías, otras ven reducido su ciclo reproductivo y muchas no sobreviven al estrés térmico, lo que rompe el equilibrio ecológico del entorno marino.

Estos cambios están afectando ya a hábitats clave como praderas de posidonia, arrecifes, peces pelágicos o moluscos. Algunas especies invasoras también se ven favorecidas por el calor, desplazando a las autóctonas. Esta alteración de la biodiversidad no solo implica un riesgo ambiental, sino también consecuencias directas sobre la cadena alimentaria marina y la resiliencia de los ecosistemas costeros.

El calentamiento del mar no solo altera ecosistemas: también agrava tormentas, reduce las capturas pesqueras y pone en riesgo la salud humana

4. Consecuencias económicas para la pesca y el turismo

Los cambios en la distribución de especies marinas y la pérdida de biodiversidad provocan reducciones en las capturas pesqueras habituales. Las flotas deben navegar más lejos para encontrar recursos o adaptarse a nuevas especies, lo que encarece la actividad pesquera y pone en riesgo la sostenibilidad de muchas cofradías del litoral español.

El turismo también se ve afectado por este calentamiento. Las medusas proliferan con más facilidad en aguas cálidas, lo que obliga al cierre temporal de playas. Además, la pérdida de calidad del agua, la alteración de los fondos marinos o la disminución del oxígeno disuelto pueden afectar a actividades de ocio, buceo o navegación recreativa, pilares fundamentales en destinos como Baleares o la Costa del Sol.

5. Riesgos para la salud humana

El aumento de la temperatura del mar también tiene un efecto indirecto en la salud pública, especialmente durante las olas de calor. Las altas temperaturas nocturnas dificultan la recuperación fisiológica del cuerpo, agravando problemas como el insomnio, el estrés térmico y los golpes de calor, sobre todo en población vulnerable.

Por otro lado, se incrementa el riesgo de proliferación de bacterias y microorganismos en aguas cálidas, lo que puede traducirse en más infecciones cutáneas, gastrointestinales o respiratorias. Algunas especies de fitoplancton también aumentan su actividad en aguas cálidas, lo que puede desencadenar mareas rojas o toxicidad en moluscos bivalvos.