El cambio climático provocará sequía e inundaciones más devastadoras

El cambio climático hará que algunas regiones vean sequías interminables y otras devastadoras inundaciones con mayor frecuencia. Estas son las conclusiones de un reciente estudio.

Mario Picazo

Mario Picazo

Desde hace años la ciencia nos ha estado diciendo que una de las principales consecuencias del cambio climático será la transformación del régimen de las precipitaciones en diferentes zonas del planeta.

No solo lloverá y nevará más o menos en muchas zonas, también se espera que aumente la intensidad de la evaporación de algunas superficies de agua. A mayor evaporación, mayor será el impacto sobre los recursos hídricos en diferentes regiones ya castigadas por intensas sequías. 

Ya lo apuntaba el estudio que llevaron a cabo un grupo de científicos de la Universidad de Clemson, Estados Unidos, en 2020.

Liderado por Ashok Mishra, los resultados no solo reflejaban el impacto que el cambio climático tendrá en la variabilidad de la precipitación, también en lo referente al factor de la evaporación. Conociendo con detalle la influencia de estas dos variables, se puede saber cual será la disponibilidad real de agua durante los meses más secos y lluviosos del año.

Las estaciones secas serán más secas que ahora, mientras que las lluviosas verán más precipitación

Las estaciones secas serán más secas que ahora, mientras que las lluviosas verán más precipitación. Aunque la sequía es un problema fundamental que afecta a millones, preocupa más aún el impacto que pueda tener el exceso de precipitación en algunas regiones debido a devastadoras inundaciones

Este mapa muestra cómo se distribuyen las regiones de precipitación por todo el mundo, según el estudio de Ashok Mishra et al. Las áreas en naranja oscuro son más vulnerables a los extremos en las estaciones húmedas y secas, una tendencia que se espera sea más intensa a medida que cambia el clima terrestre.

Las regiones que se verán más afectadas por el cambio climático son las que ya experimentan intensas precipitaciones durante la temporada lluviosa y sufren periodos de sequía durante la temporada más seca.

Entre esos países que vivirán los dos extremos se encuentra India, Bangladesh, Myanmar, parte de Brasil, zonas de lado a lado de África y el norte de Australia. Aquellas zonas que ya experimentan más sequía e inundaciones que otras, verán un aumento de estos escenarios de clima extremo con el paso de los años.

Para llegar a estas conclusiones el equipo de investigación dividió el mundo en 9 regiones continentales. Examinaron la precipitación anual en cada una y como fluctúa durante las estaciones entre 1971 y 2000.

Posteriormente usaron los datos obtenidos para pronosticar la disponibilidad de agua durante los 3 meses más secos y más húmedos. Luego, evaluaron 3 escenarios en base a las simulaciones numéricas de múltiples modelos climáticos. 

Las intensas y copiosas lluvias en zonas donde ya llueve con frecuencia será otro de los escenarios a los que algunas regiones se tendrán que enfrentar en el futuro.

El escenario más optimista, es uno en el que la disponibilidad de agua se estabiliza durante la temporada seca o húmeda considerando que la temperatura global no supere el conocido umbral de los 2oC de calentamiento para finales de siglo, respecto a valores preindustriales.

Pero los investigadores también observaron lo que sucedería si la temperatura aumentara a 3.5 o 5oC sobre los niveles preindustriales para fines de siglo.

Básicamente encontraron que a mayor temperatura, mayor variación en la disponibilidad de agua haciendo que la situación sea más extrema.

Las inundaciones y la disponibilidad de agua en el mundo es un problema que afecta a millones de habitantes. En el segundo de los casos, necesitamos adoptar todas las medidas posibles para usar de manera óptima la cantidad de agua disponible.

A medida que cambia el clima y aumenta la población, es fundamental adaptar el uso de los recursos hídricos a los nuevos escenarios que nos van a tocar vivir. Una forma es mejorar la tecnología para poder usar eficientemente el agua, por ejemplo a la hora de usarla en los muchos cultivos que se extienden por nuestro planeta.