Así será el futuro modelo energético de España

España calienta motores para acelerar su transición energética durante las próximas tres décadas. ¿será lo suficientemente ágil para alcanzar los objetivos propuestos?

Mario Picazo

Mario Picazo

España, como muchos otros países del mundo, lucha por conseguir implantar un modelo energético libre de combustibles fósiles durante las próximas décadas. Esa transición hacia energías más verdes, alejadas de los combustibles fósiles, se tiene que acelerar para así evitar que el grado de calentamiento global sea mayor de lo previsto.

En el Acuerdo de París de 2015, nuestro país, junto con otros muchos, propusimos limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados y hacer lo posible para que esa cifra se quedará más cerca de 1.5 grados.

Recortando la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono o el metano, ayudaría a acercarnos a los valores planteados entonces. Hay que tener en cuenta que la electricidad generada con combustibles fósiles supone un 25% de las emisiones contaminantes que lanzamos a nuestra atmósfera, mientras que la fabricación y el transporte suman un 21 y 14% respectivamente. Por lo que la apuesta por otros modelos más «limpios» gana cada vez más relevancia.

Los últimos informes internacionales son esperanzadores. Un informe de la Agencia Internacional de Energía confirmaba que para el 2024, la capacidad de generación de energía vía fuentes como la solar y eólica, superará la del gas y el carbón. Pero, ¿lleva España el ritmo necesario para cumplir su parte de los acuerdos firmados?

El objetivo de los países es trabajar para que la temperatura media global no exceda los 2ºC

La situación de las renovables en España vuelve a coger impulso

En el actual planteamiento de generación de energía, la procedente de fuentes renovables ha ido escalando posiciones para convertirse en la opción más económica, ambiental, equitativa, socialmente responsable y justa a la hora de preservar nuestro planeta.

A pesar del gran potencial que tiene España, en 2019 se experimentó una desaceleración en la obtención de estas energías. Pasada la pandemia del Covid19, la situación ha cambiado y 2021 ha demostrado ser un año de recuperación a la hora de producir energía de fuentes renovables. Tras el año «duro» de los confinamientos, las energías renovables experimentaron un auténtico «boom».

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La demanda de energía renovable a nivel global aumentará un 5% en 2020. Y, según datos de Red Eléctrica, cerca del 47,6% de toda la electricidad generada en España llegaba de fuentes renovables, un 9,8 % más que en 2020.

La energía eólica en España ya es la principal fuente de generación eléctrica en nuestro país. Los datos de Red Eléctrica de España muestran cómo esta fuente ha generado cerca del 23,3% del total de la producción, liderando así el mix de generación nacional por primera vez desde 2013. La energía producida está un 10,5% por encima del dato del pasado ejercicio.

Tras la eólica, se sitúa en segundo lugar la nuclear, anotando el 20,8% del total de la estructura de generación. De ahí que se reabra el debate este año si la energía nuclear puede llegar a ser una alternativa real contra los combustibles fósiles en la lucha contra el cambio climático. Por su parte, el ciclo combinado ocupa la tercera posición en el mix de generación con un 17,7%. 

Cerca del 47,6% de la electricidad generada en España este pasado 2021 llegaba de fuentes renovables, un 9,8% más que en 2020

La energía hidráulica suma una cuota del 11,3% del total de la producción nacional y, tras ella, se sitúan la cogeneración con un 10 por ciento y la energía solar fotovoltaica con un 8,1 por ciento. Cabe recordar que la energía solar es ya la fuente d energía más barata del mundo, según datos publicados por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

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Sobre esta última, es la tecnología con mayor incremento de producción respecto a 2020. Anota un 37,7% más y marca su máximo histórico anual de producción y de participación en el mix de generación español con ese 8,1 por ciento sobre el total.

En global, durante el 2021, la energía derivada de las renovables sumada a la nuclear, han ocupado el 68,4% de la producción eléctrica en España.  

La energía solar también juega un papel fundamental en el panorama actual, cuando la demanda eléctrica no deja de crecer en paralelo a su generación, que depende en un 50% de combustibles fósiles. Esto ha provocado un colapso, tanto en la producción, como en el aumento de los precios de forma generalizada.

España dispone de 1.700 horas de sol en todo el año y alrededor de 10 millones de tejados que contribuyen a la producción de energía 100% verde. No obstante, en comparación con otros países europeos, disponemos de un menor número de placas solares de uso doméstico instaladas, lo que hace que España se convierta en un foco con gran potencial para la producción de energía solar.

Recortando el consumo de combustibles fósiles para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero

Para 2050 está previsto que España llegue a la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del petróleo, gas natural y carbón. Esa neutralidad implica que antes de llegar a mediados de siglo, solo podremos emitir la cantidad de gases de efecto invernadero que nuestros sumideros, sobre todo bosques, puedan absorber.

Como dato positivo, destaca el del carbón, que con un 1,9% de participación en el mix, ha registrado este pasado 2021 uno de los datos más bajos desde que se tienen registros.

Con todo, en 2021 las emisiones de gases de efecto invernadero han anotado cifras similares a las de 2020. La cuota de producción libre de emisiones de CO2 equivalente, se estima que alcanzaría el 68,1% del total, la mayor desde que se cuenta con registros.

El carbón es uno de los combustibles fósiles que más se ha reducido en España con el paso de los años.

La transición hacia un modelo energético más respetuoso con el clima

Como grandes hitos en el medio y largo plazo, España tiene la vista puesta en los años 2030 y 2050. De cara al año 2030, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea conseguir una contribución de las energías renovables del 42% al consumo de energía final. También se tiene como objetivo mejorar la eficiencia energética hasta un 39,5%. 

En el apartado de transporte energético, el gran reto es dotar de mayor flexibilidad al sistema eléctrico. Conseguir una mayor capacidad de almacenamiento, dar mayor protagonismo a la gestión de la demanda, y así dar acogida a una generación mayoritariamente eólica y fotovoltaica. 

La energía solar es ya la fuente d energía más barata del mundo.

La electrificación de la economía, mediante la penetración masiva del vehículo eléctrico en el sector transporte, y la bomba de calor en el sector de calefacción y refrigeración, es una prioridad. Con ello se aumentará gradualmente durante este periodo, hasta llegar al entorno de 5 millones de vehículos eléctricos en 2030.

Es en el sector del transporte donde el Gobierno de España plantea que en 2040 dejen de venderse vehículos que emiten dióxido de carbono. Para 2050 tres cuartas partes de la movilidad y el transporte deberán usar energía de origen renovable. 

Para 2040 dejarán de venderse vehículos que emitan dióxido de carbono y para 2050 tres cuartas partes de la movilidad y transporte deberán usar energía renovable

La industria, uno de los pesos pesados a la hora de sumar gases de efecto invernadero, también se enfrenta a grandes retos en el futuro cercano. Deben reducir sus emisiones un 90 por ciento para el 2050. Dos de los sectores más complicados de descarbonizar, el agropecuario y el de residuos, esperan llegar a reducir el 60 por ciento de sus emisiones.  

El PNIEC va a tener un papel fundamental durante está transición. Jugará un papel fundamental promoviendo la inversión privada en renovables y eficiencia energética. A la vez, ayudará a reforzar la participación social en estos ámbitos y maximizando la adecuada integración ambiental y social de las renovables, mientras consolida la cadena de valor industrial.

El plan 2035 de Europa para acabar con la venta de coches de combustible
España espera llegar al entorno de 5 millones de vehículos eléctricos en 2030.

Menos dependencia de la energía importada

Con los tiempos que corren, ser independiente energéticamente hablando vale su peso en oro. Los planes propuestos por el gobierno español no solo van a suponer un ahorro y una mejora de la eficiencia energética, también la reducción de la dependencia de energía que llega de fuera.

Si se cumple el plan propuesto, España pasará de importar un 73% de la energía consumida en 2018 a tan solo un 13% para el año 2050. Puesto en cifras monetarias, supondría ahorrar cerca de 344.000 millones de euros entre 2021 y 2050. 

España pasará de importar un 73 por ciento de su energía consumida en 2018, a tan solo un 13 por ciento en 2050

Pero no solo se trata de ganar independencia energética y ahorrar millones de euros. Reducir las emisiones supondrá reducir el calentamiento global y frenar el cambio climático. Una acción que a la larga va a suponer un enorme ahorro económico derivado de un clima menos extremo. Simultáneamente se podrán generar miles de empleos y ayudar a preservar en el entorno y la calidad de vida de millones de personas.