El IPCC urge al mundo a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en su último informe

Para limitar el calentamiento global a 1.5ºC las emisiones deberían reducirse un 43 por ciento en 2030, y el 84% en 2050.

Mario Picazo

Mario Picazo

El último de una serie de importantes informes climáticos de Naciones Unidas acaba de hacerse público, y este llega haciendo más ruido que nunca. Mientras los dos informes anteriores narraban los ingredientes que hacen de la crisis climática un peligro existencial, el nuevo informe es un llamado urgente a la acción. 

El mensaje principal para el mundo, es que disponemos de la tecnología necesaria para crear un futuro planeta Tierra perfectamente habitable, un planeta como a muchos nos gustaría que fuera. El informe deja claro que el dinero y la política, parecen ser los principales elementos que se interponen en ese camino para llegar a tener un planeta mejor.

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) sintetiza años de investigación para darnos a conocer el panorama climático actual. El informe de 64 páginas publicado el lunes, es el último de un trío de informes que han ido aparecido durante este último año y que han ido dejando patente la urgente necesidad de actuar contra la crisis climática

Debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 43 por ciento durante lo que resta de década si queremos limitar el calentamiento global a 1.5 grados.

Reducción contundente de las emisiones de gases de efecto invernadero 

Este último documento elaborado por expertos de todo el mundo, contiene una buena dosis de pesimismo. Muestra los fracasos del mundo, y como todo apunta a que las promesas climáticas actuales, hacen que sea poco probable que alcancemos ese objetivo crucial de limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados. 

Hay diferentes trayectorias planteadas para cumplir con los objetivos de calentamiento planteados de 1.5 o 2.0 grados. Para el primero las emisiones deberían reducirse un 43 por ciento en 2030, y el 84 por ciento en 2050. El segundo objetivo que cada vez parece el más real, implicaría una reducción de 27 por ciento para 2030 y del 63 por ciento para 2050.

Para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados, hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 43 por ciento en 2030, y un 84 por ciento en 2050

Un tercer escenario contempla pasar de esos 1.5 grados temporalmente y luego revertir el calentamiento progresivamente gracias a la medidas que se contemplan. Estas reducirían las emisiones un 23  por ciento para 2030, y luego un 75 por ciento en 2050. 

El IPCC deja muy claro, que revertir la situación actual que vivimos requiere ¨profundas e inmediatas reducciones de los gases de efecto invernadero que emitimos en todos los sectores¨. Llegar a los compromisos firmados en Paris requiere en algunos casos dejar de usar carbón, petróleo y gas para el año 2050.

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, comenta que “es hora de que dejemos de quemar nuestro planeta y empecemos a invertir en las abundantes energías renovables que nos rodean”.

Las energías renovables prioritarias para la lucha contra la crisis climática

Como indican los expertos del IPCC, la energía solar y eólica se encuentran entre las tecnologías clave, y tienen que entrar en acción como nunca. También otras tecnologías de eficiencia energética como el aislamiento, las bombas de calor, las luces LED y más. El coste de estas tecnologías ha disminuido constantemente, y en el caso de los paneles solares, ha sido histórico, hasta un asombroso 85 por ciento durante esta pasada década. 

El informe también recalca que los sistemas eléctricos alimentados predominantemente por energías renovables son cada vez más viables. Almacenar esa energía será vital para evitar los peores impactos del cambio climático, ya sea en baterías a gran escala o en vehículos eléctricos.

El costo del almacenamiento de la batería EV también se ha reducido en un 85 por ciento en la década de 2010, lo que ha permitido que su implementación se haya multiplicado por cien durante ese período. 

Estos últimos años ha surgido una variedad de soluciones sistémicas para dar cabida a una gran parte de las energías renovables en el sistema energético. Los datos hoy en día dejan bien claro lo positivas que son la energía eólica y la solar.

Las dos tecnologías por sí solas podrían reducir cerca de 8 mil millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero del presupuesto mundial para 2030 por un precio más que razonable.

Pero hay otras soluciones tecnológicas que llegan pisando fuerte para convertirse en una opción para millones esta década. Entre ellas están los vehículos eléctricos, conseguir más usuarios de bicicletas eléctricas y del transporte público y usar electrodomésticos más eficientes en los hogares de todo el mundo. 

Construyendo ciudades más eficientes y haciendo que nuestros hogares lo sean energéticamente hablando nos permitiría reducir las emisiones entre un 40 y 70 por ciento para 2050.

La construcción de ciudades más eficientes y transitables y los electrodomésticos y hogares eficientes se encuentran también en lo alto de la lista de ajustes. Con esas mejoras se podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40  y un 70 por ciento para 2050. 

En otras palabras, no se trata solo de la tecnología que entrega y almacena electricidad, sino también de garantizar que la usamos de manera inteligente. Las medidas a medias no van a reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.  Es lo que se realmente debería ocurrir, y hoy tenemos el conocimiento y la tecnología para lograrlo.  

Otras alternativas energéticas que no son una solución inmediata para el IPCC

Lejos de ser rentable, hay alternativas como la energía nuclear y la captura y almacenamiento de carbono que son la prioridad en la agenda climática de algunos gobiernos. Según el IPCC, estas alternativas energéticas han conseguido reducir sus costes, pero han crecido lentamente durante la última década y no son una solución inmediata. 

La eliminación de dióxido de carbono, una tecnología para extraer la contaminación de carbono del aire, seguramente sea necesaria durante los próximos años en algunos sectores como el cemento y la aviación.

Pero en el corto plazo, no van a ser la solución al constante aumento de gases como el dióxido de carbono. Lo fundamental es pensar que si dejamos de emitir una tonelada de carbono esta década, es una menos que habrá que extraer del aire dentro de 10 años.