¿Cuál es el lugar más frío del universo?

Resolvemos esta pregunta tan cuestionada. El lugar más frío del universo no está tan lejos como creemos y es una estrella que era similar al Sol.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

A 5.000 años-luz del Sistema Solar se encuentra el lugar más frío del universo. Se trata de la Nebulosa Boomerang, que tiene una temperatura de -272ºC. Apenas un grado por encima del cero absoluto y es incluso más frío que la radiación de fondo de microondas.

El lugar más frío del universo es una nube de polvo y gas

La nebulosa Boomerang es oficialmente el lugar más frío del mundo no habituado. Esta nebulosa está relativamente cerca, a 5.000 años-luz del Sistema Solar. Es una nebulosa planetaria, producto de una estrella, una gigante roja, que está llegando al final de su vida. Antes de llegar a esta fase, era una estrella similar al Sol. Durante los últimos tiempos, ha estado expulsando sus capas exteriores al espacio.

Lo llamativo es que está perdiendo masa unas cien veces más rápido que otras estrellas que se encuentran en un punto similar de su evolución.

La nebulosa Boomerang es el lugar más frío del universo
La nebulosa Boomerang. Crédito: ESA/NASA

Por ponerlo en comparación con el Sol, está perdiendo masa unos cien mil millones de veces más rápido que nuestra estrella. El ritmo es tan alto que, en apenas 1.500 años, la estrella en el centro de la nebulosa Boomerang ha perdido el equivalente a 1,5 veces la masa del Sol.

Los gases, además, están siendo expulsados a una velocidad muy alta, a 164 km/s, expulsando una gran cantidad de energía. El resultado es la formación de una región extremadamente fría, muy cercana al cero absoluto.

Esta nebulosa es tres veces más fría que la temperatura más baja registrada en la Tierra

La temperatura de la nebulosa Boomerang

El interior de la nebulosa Boomerang tiene una temperatura de -272ºC. El cero absoluto se encuentra en -273,15ºC. Por ponerlo en perspectiva, es tres veces más fría que la temperatura más baja registrada en la Tierra.

Hay que tener en cuenta que la temperatura más fría registrada en la Tierra se dio en 1983 en Vostok, Antártida, cuando se alcanzaron los -89.2°C. Es el lugar más frío del mundo. Pero se trata de un lugar deshabitado por lo que habitualmente cuando se habla del sitio más frío de la Tierra suele localizarse en otro lugar. El lugar más frío de la Tierra en un lugar habitado es Siberta-Oymyakon (Siberia Oriental) cuya temperatura más fría registrada fue de -67,8ºC.

Nada que ver con la temperatura más baja registrada en España (-32ºC) en el Lago Estangento, en el Pirineo de Lérida o las temperaturas alcanzadas en el considerado oficialmente lugar más frío de España: Molina de Aragón (Guadalajara).

Y es que la nebulosa Boomerang es tan fría que, incluso, tiene una temperatura inferior a la de la radiación de fondo de microondas. Esa radiación es el brillo de la primera luz del universo, emitida unos 377.000 años tras el Big Bang.

Un lugar que absorbe la radiación de fondo de microondas

Es decir, la nebulosa Boomerang absorbe ese mínimo calor que llega de la radiación de fondo de microondas. Algo que se observó al descubrirla en 1980, cuando la estudiaron Keith Taylor y Mike Scarrot. Apenas una década después, en 1990, el astrónomo Raghvendra Sahai publicó un estudio en el que predecía la existencia de regiones muy frías en el universo.

El mecanismo planteado era el siguiente: el viento de una estrella podría expandirse rápidamente al alejarse del astro, provocando una bajada de temperatura.

Imagen de la radiación de fonndo de microondas. Crédito: NASA/WMAP Science Team

Dicho de otra manera, a escala cósmica, sería como una especie de refrigerador. Teniendo esto en mente, en 1995, el propio Sahai observó la nebulosa Boomerang, en busca de comprobar si su suposición era correcta. Fue ahí cuando se determinó la temperatura de la nebulosa, y se estableció como el lugar más frío del universo.

En 2013, con la ayuda del radiotelescopio ALMA, se confirmó la medición. En 2017, el propio Sahai publicó un nuevo estudio analizando qué sucedía en la nebulosa.

La temperatura es tan baja por la rápida aceleración del gas expulsado por la estrella. Lo que no estaba tan claro era qué provocaba que fuese expulsado a una velocidad tan alta. Ahí se planteó por primera vez que pudiese deberse a una gigante roja. Con una salvedad importante, esa estrella no estaba sola.

En realidad, sería parte de un sistema binario, junto a otra estrella menos masiva, que habría actuado como pieza imprescindible para provocar que el gas fuese expulsado a velocidades altísimas.

En busca de fenómenos como el de la nebulosa Boomerang

El propio Sahai explicaba que la única manera, de expulsar tanta masa a tanta velocidad, es a través de la interacción gravitacional de dos estrellas que estén muy juntas. Al tener su presencia en cuenta, sí se puede encontrar un escenario que encaja con lo observado en la nebulosa Boomerang.

A esto hay que sumarle otro detalle. La capa exterior está siendo expulsada desde dos pequeños puntos. El aire se expande y enfría más rápido al salir por una apertura pequeña.

Concepto artístico de una enana blanca y restos a su alrededor. Crédito: ESA/Hubble

Así que, desde entonces, se está intentando entender mejor el fenómeno. Para ello, es necesario centrar la atención en otros lugares de la Vía Láctea. Lo que sucede en la nebulosa Boomerang, probablemente, esté sucediendo en otros lugares de la galaxia.

Con más ejemplos, será posible estudiar las similitudes y diferencias. No solo eso, no se descarta la posibilidad de encontrar, incluso, alguna región todavía más fría que la nebulosa Boomerang y, por tanto, más cercana al cero absoluto.

En cuanto a la nebulosa, su futuro está bien detallado. Al igual que el resto de nebulosas planetarias, con el paso de miles de años, terminará desvaneciéndose. La estrella, por su parte, terminará sus días en forma de enana blanca. Ya como cadáver estelar, incapaz de realizar fusión de ningún tipo en su interior, se enfriará lentamente en una escala de tiempo gigantesca, un proceso que tardará muchísimo más que la edad actual del universo.