Mario Picazo
Las olas de calor son cada vez más frecuentes. Según un reciente estudio en un planeta cada vez más cálido como la Tierra, serán más frecuentes aún. Este titular puede parecer obvio, sí. Pero así lo ha demostrado un equipo de científicos del Instituto de Física Atmosférica y de la Universidad de Yunnan en China.
Para el estudio han hecho uso de modelos climáticos. Los cálculos realizados apuntan a que durante lo que resta de siglo, las olas de calor serán más frecuentes. Esto sucederá a medida que aumenta la temperatura del planeta.
Este fenómeno ya se ha observado recientemente en Norteamérica durante el verano de 2021. Por su parte en Europa también se ha dado en 2019 y en 2022.
Dentro de unas décadas, una ola de calor extremo parecerá de lo más más normal
El calor de verano de 2021 en Norteamérica será más frecuente
Entre otras olas de calor, el estudio se ha centrado en la registrada en la región noroeste del Pacífico entre Estados Unidos y Canadá. Para ser más concretos, la que se dio a finales de junio y principios de julio de 2021.
Durante esas fechas, los récords de temperatura fueron frecuentes, superando los valores históricos en más de 5ºC. Destacó Canadá, que batió su récord de temperatura con 49,6ºC.
Se trata de un valor 4,6ºC por encima del anterior valor más elevado registrado en el país norteamericano. El impacto del intenso calor fue devastador, ya que provocó cientos de fallecidos.

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Además hubo numerosos cultivos dañados, inundaciones por el repentino deshielo y un aumento de la frecuencia de incendios forestales y deslizamientos de tierra.
El equipo de científicos chinos ha realizado simulaciones numéricas con múltiples modelos de cálculo como parte del Programa Mundial de Investigación del Clima (WCRP). Los resultados han sido publicados en la revista Earths Future de la AGU (American Geophysical Union).
El estudio ha utilizando diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero. La conclusión principal es que las olas de calor, como la de 2021 en Norteamérica, se darán con mayor frecuencia a lo largo de este siglo.

Básicamente se espera que olas de calor como la de Norteamérica se conviertan en la norma de los veranos en el hemisferio norte. En esta región, además, la continentalidad las puede amplificar. Un evento de calor extremo que a priori pueda parecer anómalo hoy, será de lo más normal en unas décadas.
Detrás de ese futuro escenario está el cambio climático de origen humano o antropogénico. Este fenómenos está consiguiendo que las olas de calor tanto en Norteamérica como en Asia sean cada vez más intensas y frecuentes.
Las del futuro serán tan intensas como la excepcional vivida entre Canadá y Estados Unidos hace un par de veranos. Pero es que, además, estas llegarán con más frecuencia.
Europa también está viviendo y vivirá olas de calor más frecuentes e intensas
Más allá de este estudio (comparando datos de la ola de calor de Norteamérica) también se ha demostrado con estudios de atribución que Europa vive su particular odisea de olas de calor. La causas de estas también es el cambio climático humano.
Las olas de calor en Europa también van a ser más frecuentes. Pero, además, se espera que duren más y que se extiendan por una mayor superficie del continente. En los últimos años se registran en zonas donde habitualmente ni siquiera había registros históricos de un calor tan intenso.

Los expertos no tienen una explicación exacta de porque está ocurriendo. Sin embargo, hay varios factores que favorecen ese escenario más tórrido que experimentamos.
Entre los principales destaca el los cambios en la circulación atmosférica. También el de tener los océanos cada vez más cálidos, o incluso en el agua que contiene la superficie terrestre.
La corriente en chorro dividida para intensificar el calor
Un patrón que parece tener relativa frecuencia durante las olas de calor europeas es la división de la corriente en chorro que recorre el Atlántico en dos corrientes.
Cuando eso ocurre (y cada vez pasa más) se relajan los vientos. Eso favorece que las masas de aire se muevan poco y se recalienten durante días ante la ausencia de una recirculación de aire.
Esa doble corriente en chorro con vientos más débiles antes duraba unos días. Ahora, llega a durar un mes entero. Además en algunos casos favorece la entrada de masas de aire super cálidas del norte de África.
Cuando ocurre, durante días y días se recalientan más aún bajo los efectos de robustos y persistentes anticiclones que generan muchas horas de insolación.