España encadena su segundo invierno sin olas de frío: ¿qué está pasando?
Los umbrales de ola de frío no se han dado en este invierno 2024-2025, lo que le convierte en el segundo consecutivo sin este fenómeno
Mar Gómez
Por segundo año consecutivo, España no ha registrado ninguna ola de frío durante el invierno. A pesar de que se han producido episodios de temperaturas bajas y heladas, en ningún momento se ha activado el aviso especial que determina oficialmente la presencia de este fenómeno.
Para que una ola de frío sea reconocida, al menos el 10% de las estaciones meteorológicas deben registrar temperaturas mínimas por debajo del percentil 5% durante tres días consecutivos.
Este umbral no se ha alcanzado ni en el invierno 2023-2024 ni en el actual 2024-2025, lo que convierte a estos dos años en los primeros consecutivos sin este fenómeno en mucho tiempo. Este 1 de marzo arrancará lo que llamamos primavera meteorológica y daremos por terminado el invierno meteorológico o climatológico, el periodo más frío del año.
Un fenómeno inusual en España, pero no inédito
Si bien la ausencia de olas de frío no es un hecho sin precedentes en España, lo llamativo es que haya ocurrido dos inviernos seguidos. En la última década, también se registraron inviernos sin este fenómeno en los años 2014, 2016, 2018 y 2020, pero nunca en años consecutivos.
Este comportamiento se suma a una tendencia más amplia de inviernos cada vez más cálidos. De hecho, 2024 fue el tercer año más caluroso registrado en España, con una temperatura media 1,1 °C superior a la habitual.
¿Cambio climático o variabilidad meteorológica?
El aumento de temperaturas globales es la principal explicación detrás de este escenario. Aunque fenómenos meteorológicos como El Niño o La Niña pueden influir en la variabilidad del clima, la tendencia general apunta a inviernos más suaves, con menos episodios de frío extremo.
En las últimas décadas, las olas de frío han sido menos frecuentes y menos intensas, lo que ha favorecido que el invierno transcurra sin registros de temperaturas extremadamente bajas durante varios días consecutivos.
En las últimas décadas, las olas de frío han sido menos frecuentes y menos intensas.
Consecuencias de inviernos sin olas de frío
La falta de olas de frío tiene impactos tanto positivos como negativos. Entre los efectos beneficiosos se encuentran una menor mortalidad asociada al frío extremo y un menor consumo de calefacción, lo que se traduce en un ahorro energético para los hogares.
Sin embargo, la ausencia de temperaturas extremadamente bajas también conlleva riesgos. El frío actúa como un regulador natural que limita la proliferación de hongos, bacterias y parásitos, fundamentales en los ecosistemas agrícolas y ganaderos. Un invierno más templado permite que estos organismos sobrevivan en mayor número, afectando a cultivos y a la salud del ganado.
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Además, la proliferación de plagas es otra consecuencia preocupante. Insectos como mosquitos, garrapatas o la procesionaria del pino encuentran en los inviernos suaves las condiciones perfectas para sobrevivir y expandirse rápidamente en primavera y verano.
La ausencia de olas de frío en los dos últimos inviernos refuerza la idea de un cambio en los patrones climáticos de España. Aunque este fenómeno pueda ser puntual, encaja en una tendencia más amplia de temperaturas al alza que podría alterar el clima del país en las próximas décadas.