España vivirá olas de calor cada vez más frecuentes, intensas y duraderas

Las olas de calor van a ir a más en nuestro país según un reciente estudio. En los próximos 30 años aumentarán un 104 por ciento.

Mario Picazo

Mario Picazo

Las predicciones realizadas por un equipo de investigación español muestran que aumentarán un 104 por ciento de aquí a 2050

España es uno de los países más vulnerables al cambio climático, y entre los extremos climáticos más intensos a los que se enfrenta están las olas de calor. Ya las hemos vivido con mayor frecuencia, intensidad y duración durante las últimas dos décadas y los pronósticos de futuro nos auguran un panorama más tórrido aún. 

En un reciente estudio realizado por científicos de las universidades de Vigo y Santiago de Compostela, los pronósticos realizados para futuros escenarios climáticos muestran que las olas de calor aumentarán un 104 por ciento en el conjunto de la Península Ibérica entre 2021 y 2050. 

Las olas de calor aumentarán un 104 por ciento en el conjunto de la Península Ibérica entre 2021 y 2050

El estudio publicado en Atmospheric Research también especifica que (ver mapas adjuntos) el aumento de las olas de calor será especialmente notable en las comunidades del Mediterráneo y en la región de los Pirineos. Los autores apuntan que las olas de calor irán aumentando entre un 6 y un 8 por ciento por década.

Numero de dias al año con olas de calor y porcentaje de incremento. Fuente: Lorenzo et al. Atmospheric Research.

Ya sabemos el impacto que las olas de calor tienen en nuestro país. Por una parte las altas temperaturas suponen un serio riesgo para la salud de un buen sector de la población siempre vulnerable al intenso calor. Por otra, está el estrés hídrico que conlleva para algunos sectores como el agrícola o la simple demanda de agua potable para la población. Tampoco hay que olvidar que aumenta el riesgo de incendios forestales a la vez que lo hace la demanda de energía.

Uno de los parámetros novedosos que se ha incorporado en este estudio es el llamado factor de ¨exceso de calor¨. Este nuevo valor de origen Australiano, contempla la intensidad del calor y los efectos que tiene sobre el cuerpo humano, con el fín de utilizarlo para generar avisos que sean útiles para la toma de decisiones. Así se puede alertar a la población o a los agricultores que luchan por salvar sus cosechas ante la llegada de calores extremos. 

Las olas de calor están directamente relacionadas con la frecuencia de incendios forestales, algo que hemos vivido en nuestro país con frecuencia esta última década.

Entre los parámetros principales relacionados con el calor y utilizados en el estudio están la intensidad, frecuencia, duración y extensión espacial. Aquellas zonas con olas de calor más intensas no son las mismas que las que viven olas de calor más duraderas. Entre 1971 y 2000 las olas de calor ya se han extendido hasta un 1.71 por ciento más, pero no necesariamente en aquellas zonas donde ha hecho más calor. 

Entre 1971 y 2000 las olas de calor ya se han extendido hasta un 1.71 por ciento más

Por ejemplo, las olas de calor que durante el periodo de estudio se han registrado en el oeste peninsular o en zonas de montaña, se caracterizan por tener un exceso de calor más elevado pero de menor duración que las registradas en el Mediterráneo y sudeste peninsular

Las olas de calor empiezan antes en primavera y acaban mas tarde en otoño. Ademas, se extienden por mas territorio. Imagen: Sentinel2, Copernicus.

Según los investigadores, este patrón responde a que desde el Atlántico las masas de aire más suaves se trasladan con relativa rapidez hacia las comunidades más occidentales de la península.

Este siglo, la frecuencia, intensidad, duración y extensión de las olas de calor en España continuarán aumentando. Independiente de las acciones que consigamos materializar en la lucha contra el cambio climático, para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, los gases que ya hemos inyectado en la atmósfera seguirán energizando nuestro planeta.

Aún así, hay que pensar en positivo a largo plazo, ya que el futuro clima terrestre, en un planeta mucho más sostenible, podría ser uno en el que las olas de calor sean menos extremas que las que se avecinan.