¿Está el cambio climático tras el calor y sequía de España?

El estrés hídrico de nuestros suelos intensifica el calor y la sequía.

Mario Picazo

Mario Picazo

Los primeros meses de 2023 han sido de calor y sequía en muchas zonas de España. Ahora despedimos abril con un buen número de provincias experimentando temperaturas bien por encima de lo habitual para estas fechas. 

Durante esta recta final de la semana, en algunas zonas del sur vamos a ver el mercurio superar con facilidad los 35ºC. Y mientras el calor aprieta en medio país, la lluvia no acaba de aparecer en la mayoría de las comunidades. 

Umbral lluvia relevante: > 2.5mm en un día | 1-ene a 17-abr
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A ese calor hay que sumar la sequía, que afecta a buena parte de nuestra geografía y otras zonas de Europa este 2023. Hay un buen número de observatorios meteorológicos que llevan más de cien días sin ver llover. 

Desde que arrancó 2023, un buen número de observatorios españoles lleva más de cien días sin lluvia

La sequía se acentúa y, a estas alturas del mes de las aguas mil, las reservas de agua solo rondan el 49%, con algunas cuentas hidrográficas como las de Cataluña o Andalucía experimentando valores críticos.  

La pregunta que muchos se hacen es si estos extremos que estamos viviendo, tanto en el apartado de temperaturas, como con en el de precipitaciones, están vinculados al cambio climático antropogénico.

Anticiclones y dorsales que ayudan a calentar el aire y secar el ambiente

2023 ha estado marcado de forma casi continua por una dinámica atmosférica dominada por las altas presiones desde el Atlántico oriental hasta el Mediterráneo occidental. Una situación que ha mantenido frentes y borrascas lejos de nuestra geografía acentuando una sequía que ya coleaba en muchas zonas desde el 2022. 

Aparte de la estabilidad que proporcionan las altas presiones en superficie, estamos viendo con mayor frecuencia la presencia de dorsales instaladas sobre nuestra región. Son estructuras atmosféricas que bloquean la entrada de masas de aire más frías desde el norte, y favorecen la llegada de otras más cálidas desde latitudes subtropicales.

La dorsales, al ser elongaciones de un centro de alta presión, traen tiempo seco, recalentado y ambiente despejado. En algunos casos también favorecen la llegada de aire caliente desde el norte de África. Esta situación la hemos vivido varias veces desde el arranque del año y ha sido uno de los mecanismos que ha disparado las temperaturas durante la recta final de abril. 

Las altas presiones en superficie acompañadas en ocasiones por dorsales en capas más altas de la atmósfera han dominado la dinámica atmosférica este 2023 en amplias zonas del sur de Europa. Imagen: ElTiempo.es

El estrés hídrico de nuestros suelos intensifica el calor y la sequía

El estrés hídrico que sufren los suelos españoles, también está directamente relacionado con la presencia de persistentes anticiclones. Estos se han encargado de bloquear borrascas Atlánticas que durante el invierno y la primavera suelen llegar a nuestras latitudes. 

Los anticiclones son zonas de estabilidad que además inhiben la formación de nubes activas que pueden descargar precipitación. Una primavera seca en Europa como fue la de 2022, provoca suelos secos a finales de primavera y principios de verano. 

Si el suelo está seco, la energía radiante entrante del sol se destina preferentemente a aumentar la temperatura del aire en lugar de evaporar el agua. También disminuye la entrada de agua en las capas de aire cercanas a la superficie, haciendo que el aire sea más seco y que las precipitaciones sean menos probables. 

Indicador de sequía. Los colores anaranjados que se extienden por gran parte de España muestran aquellas zonas donde hay un deficit de agua en el suelo. El color rojo aparte del deficit de agua incluye el estrés hídrico de la vegetación debido a la falta de agua: Fuente: EDO

El cambio climático natural y antropogénico amplifican las olas de calor y sequías

La variabilidad climática interna del planeta también puede de forma cíclica generar anomalías de temperatura y precipitación en Europa. Oscilaciones como la AMO (Oscilación Multidecadal del Atlántico), NAO (Oscilación del Atlántico Norte) AO (oscilación del Ártico), o incluso El Niño o La Niña, pueden alterar los patrones habituales de precipitación o temperatura media.

Sin embargo, en el cambio climático actual cada vez parece estar más presente la huella humana que genera calentamiento global. Esa amplificación térmica provoca cambios en determinados patrones de la dinámica atmosférica que regula el régimen de precipitaciones.   

El cambio climático también está afectando por ejemplo al conocido anticiclón de las Azores. Varios estudios muestran como con el paso de los años, este se ha hecho más fuerte y se ha expandido hacia el norte.

Ese cambio ha hecho que las situaciones de bloqueo sean más persistentes y con ellas han llegado más olas de calor y periodos secos. 

Con el paso de los años el conocido anticiclón de las Azores se ha ido extendiendo hacia el norte acentuando las situaciones de sequía en Europa. Fuente: EEA

El cambio climático está alterando algunas corrientes oceánicas

Un estudio realizado por científicos alemanes y rumanos muestra que la tendencia de sequía observada en zonas del centro y sur de Europa esta asociada a una desaceleración a largo plazo de la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC). 

La AMOC es un sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el Atlántico norte y transportan agua fría desde el hemisferio norte hacia el sur. 

Los cambios que está experimentando están directamente relacionados con cambios en la circulación atmosférica a gran escala. 

Un debilitamiento de AMOC conduce a un aumento en la frecuencia de la circulación similar a un bloqueo atmosférico en la parte central de Europa, lo que a su vez inhibe la precipitación y favorece la sequía a largo plazo. 

Dado que las escenarios climáticos del futuro indican una desaceleración de la AMOC en el futuro, esto conducirá potencialmente a un aumento en la frecuencia de los años secos, especialmente en zonas del centro y sur de Europa, incluida España.

La corriente en chorro que impulsa frentes y borrascas se ha ido desplazando hacia el norte con el paso de los años. Fuente: NOAA

Cambios en la corriente de chorro derivados del deshielo del Ártico

Varios estudios de atribución climática realizados entre 2017 y 2021 muestran una clara conexión entre el cambio climático humano y algunas de las intensas olas de calor registradas.

Uno de los mecanismos que sugieren los expertos para que haga más calor y llueva menos en España y otras zonas del viejo continente, tiene que ver con los cambios que experimenta la corriente en chorro.

Este cinturón de vientos en altura que transportan frentes y borrascas de oeste a este hacia los polos, se están desplazando más al norte de lo habitual desviando las precipitaciones a zonas del ártico. 

El Cambio Climático de origen hEl Cambio Climático humano ha cambiado la dinámica de la atmósfera y algunas corrientes oceánicas, amplificando las olas de calor y la sequía
Predicción de cambio de la frecuencia de la sequía para el periodo 2041-2070 respecto al promedio de 1981-2010. Amplias zonas del sur de Europa con España y Turquía a la cabeza, sufrirán un aumento de la frecuencia de episodios más secos. Fuente JRC

El futuro de las olas de calor y las sequías en Europa

Las predicciones de cómo será el futuro de las precipitaciones, realizadas con modelos numéricos, apuntan a que en España y otras zonas del Mediterráneo seguirán viviendo una tendencia hacia un clima cada vez más seco

Cuanta sequía tengamos va a depender de cuanto calentemos la temperatura global respecto a periodos pre-industriales. A mayor calentamiento, mayor será el número de periodos de sequía y su duración en nuestra región. 

En un escenario de calentamiento de 2ºC-3ºC respecto a períodos preindustriales, España y otras muchas zonas del Mediterráneo experimentan un escenario cada vez más seco. Por el contrario, otras zonas del norte de Europa e incluso muchas regiones tropicales verán la precipitación aumentar.