Estrellas fugaces en abril de 2025: las Líridas regresan con su fulgor ancestral

Abril nos regala uno de los espectáculos celestes más antiguos, con meteoros veloces, colas brillantes y un origen que se remonta a más de 2.600 años

Redacción

Del 16 al 25 de abril, el cielo nocturno volverá a teñirse de trazos luminosos gracias a la lluvia de meteoros Líridas, un fenómeno astronómico de largo linaje que cada primavera deja su huella en la bóveda celeste.

Aunque su actividad es moderada, la fugacidad y el brillo de sus meteoros convierten esta cita anual en uno de los eventos más esperados por observadores y aficionados.

El cometa Thatcher y su legado en forma de estrellas fugaces

Detrás de este fenómeno se encuentra el cometa C/1861 G1 (Thatcher), un cuerpo de largo periodo que orbita el Sol cada 415 años. Cuando la Tierra atraviesa la estela de partículas que dejó a su paso este viajero del sistema solar, los fragmentos colisionan con nuestra atmósfera y se incineran a casi 50 km por segundo, generando las conocidas estrellas fugaces.

No es un espectáculo nuevo. De hecho, los primeros registros históricos de las Líridas datan del 687 a. C., cuando cronistas chinos consignaron su aparición en el Zuo Zhuan. Desde entonces, ha sido contemplada durante más de 26 siglos como señal de cambio, transición y —en muchas culturas— renovación.

Cuándo y cómo ver las Líridas en su momento más brillante

Aunque la lluvia permanece activa durante más de una semana, el pico máximo de actividad se espera el 22 de abril a las 15:30 (hora peninsular). Al producirse en plena tarde, el mejor momento para la observación será durante la noche anterior (21 al 22 de abril) y las primeras horas de la madrugada siguiente.

La Luna, que se encontrará en fase de cuarto menguante, no interferirá demasiado en la visibilidad, ya que saldrá en torno a las 5 de la madrugada. Esto dejará una ventana propicia durante la primera mitad de la noche, con cielos aún oscuros.

En condiciones óptimas, podrán verse entre 15 y 20 meteoros por hora, aunque en otras ocasiones se han producido explosiones de actividad espontánea con más de 100 meteoros por hora. No hay indicios de que en 2025 vaya a repetirse uno de estos estallidos, pero su imprevisibilidad es precisamente uno de sus mayores atractivos.

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La constelación de Lyra: un punto de origen sólo aparente

Los meteoros parecen emerger de un mismo punto del cielo: el radiante, ubicado en la constelación de Lyra, muy cerca de la brillante estrella Vega. Sin embargo, este punto es solo una ilusión óptica. Las partículas pueden aparecer en cualquier zona del cielo.

En latitudes medias del hemisferio norte, como en la Península Ibérica, el radiante se alza sobre el horizonte una hora después del anochecer, alcanzando su máxima altura poco antes del amanecer. Desde el hemisferio sur, la visibilidad es menor, ya que el radiante no se eleva tanto sobre el horizonte.

Lluvia de Sant Jordi: el fenómeno que coincide con la festividad catalana

Este año, las Líridas vuelven a coincidir con la festividad de Sant Jordi, el 23 de abril, motivo por el que en Cataluña se las conoce también como la «lluvia de Sant Jordi«. El cielo de primavera, adornado con meteoros fugaces, añade una dimensión simbólica a la celebración.

Además, la noche del 13 de abril habrá habido luna llena, lo que significa que la luz lunar irá menguando progresivamente hasta favorecer una observación más nítida justo en las fechas clave.

Brillo, velocidad y estelas persistentes: lo que distingue a esta lluvia

A pesar de su intensidad moderada, las Líridas destacan por su vivacidad. Los meteoros, al viajar a gran velocidad, suelen dejar tras de sí estelas brillantes que persisten durante varios segundos. Algunas llegan incluso a transformarse en bólidos: bolas de fuego que surcan el cielo con un resplandor notable.

Estas características las diferencian de otras lluvias más famosas como las Perseidas o las Gemínidas, aunque su legado histórico y su espectacularidad ocasional las convierten en una cita imprescindible del calendario astronómico.

Claves para una observación óptima: luz tenue, mirada amplia y paciencia

Para contemplar la lluvia en todo su esplendor, lo ideal es buscar un lugar alejado de la contaminación lumínica, con horizontes despejados y sin obstáculos como árboles, edificios o montañas. Las zonas rurales, playas, azoteas altas o enclaves montañosos son excelentes alternativas.

No se recomienda el uso de prismáticos ni telescopios, ya que reducen el campo de visión. Lo mejor es tumbarse al aire libre, permitir que los ojos se adapten a la oscuridad durante al menos 15 minutos, y dirigir la vista hacia las zonas más oscuras del cielo, evitando mirar directamente a la Luna si está presente.

Abrigo, bebida caliente y tiempo. Esos son los aliados de quien desee disfrutar de este fenómeno con calma y comodidad. La observación de meteoros es siempre una cuestión de paciencia y perseverancia.

Constelación Lyra vista desde la Tierra
Constelación Lyra. Fuente: Banco de imágenes Canva