Europa y el cambio climático: las situaciones meteorológicas son cada vez más extremas
Europa esta registrando situaciones meteorológicas cada vez más persistentes lo que hace que la meteorología se vuelva más extrema. Estas son las causas.
Mario Picazo
Europa no está excluida del Cambio Climático. Y es que, hay determinadas situaciones meteorológicas en Europa durante los meses de verano que cada vez son más duraderas. Así lo confirma un reciente estudio publicado por científicos del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
Detrás de esos patrones más persistentes está el calentamiento global, y ese exceso de energía acumulada ayuda a que se produzcan más situaciones meteorológicas extremas.
Los patrones meteorológicos duraderos producen situaciones meteorológicas más extremas
El estudio se basa en un detallado análisis de millones de sucesivas circulaciones atmosféricas de todo el mundo durante 40 años. Con los datos obtenidos, el equipo de investigación ha llegado a la conclusión de que los patrones meteorológicos de hoy son más duraderos que los de hace algunas décadas.
Los patrones meteorológicos de hoy son más duraderos que los de hace unas décadas y producen una meteorología más extrema.
Para entender mejor la relación entre los patrones persistentes y las situaciones meteorológicas registradas, se han concentrado en el análisis de dos situaciones meteorológicas extremas. La ola de calor de 2010 registrada en Rusia, y la excepcional sequía vivida en Europa durante el verano de 2018.
Peter Hoffmann, coautor del estudio, apunta que especialmente en verano las anomalías térmicas positivas duran más tiempo. Pero, a parte de vivir olas de calor más largas, los periodos de precipitación también se alargan y son más intensos. En general, cuanto más se alarga un patrón meteorológico mayor puede ser el fenómeno meteorológico como las olas de calor, las inundaciones o las sequías.
Europa y el Cambio Climático: la dinámica de la atmósfera esta cambiando y con ella la meteorología de muchas zonas
Esa tendencia que tiene la atmósfera a generar situaciones meteorológicas más persistentes, parece estar ligada a cambios en la dinámica atmosférica. Por ejemplo, los vientos predominantes del oeste en latitudes medias del hemisferio norte tienden a cambiar con el paso de las décadas.
A medida que eso ocurre, dejan de empujar con la misma intensidad los frentes de precipitación que llegan del Atlántico a Europa. Estos, acaban descargando más agua en una misma zona en ocasiones provocando inundaciones.
De la misma forma, los anticiclones pueden llegar a ser más intensos y mantenerse sobre una determinada zona más tiempo. Un periodo de días de sol, puede acabar provocando una ola de calor y en ocasiones hasta acentuando sequías ya existentes.
Finalmente el estudio concluye que las condiciones meteorológicas persistentes tienen una similitud cada vez mayor en el verano del hemisferio norte y especialmente en el Atlántico norte, Europa y Siberia. Según Hoffmann, solo en Europa, alrededor del 70% de la superficie terrestre ya se ve afectada por situaciones meteorológicas más persistentes.
Esta tendencia a que la atmósfera se quede bloqueada en un modo u otro, puede tener una importante repercusión sobre la población en algunos países de Europa. Las zonas densamente pobladas, son las que mayor probabilidad van a tener de experimentar el impacto de estas situaciones meteorológicas extremas.
Este escenario, que cada vez es más frecuente, implica un considerable aumento de los riesgos climáticos a los que se tendrá que enfrentar la población.