Groenlandia pierde hielo y tradiciones a ritmo acelerado

El 92 % de los groenlandeses cree en el cambio climático, que amenaza su salud mental, su economía y su identidad cultural.

Mario Picazo

Groenlandia, la inmensa isla del ártico, está dejando de ser el territorio helado que fue durante siglos. Cada año, una mayor porción de su superficie queda libre de hielo, y las temperaturas alcanzan nuevos máximos.

Situada en su mayor parte más allá del círculo polar, esta región se está calentando casi cuatro veces más rápido que la media global, una tendencia que, según los modelos climáticos, se intensificará.

Mientras el termómetro asciende y el hielo retrocede, las comunidades inuit ven peligrar no solo su sustento, sino también sus formas de vida heredadas. Las consecuencias de este cambio trascienden lo visible: también están impactando en su salud mental y en su relación ancestral con la tierra.

El deshielo ha borrado 270.000 millones de toneladas de hielo

Desde hace poco más de dos décadas, Groenlandia ha perdido cerca de 270.000 millones de toneladas de hielo. Su manto glaciar, que cubre casi el 80 % del territorio, se debilita y fragmenta a un ritmo sin precedentes. Esta pérdida afecta de forma directa a la estabilidad del hielo marino costero, haciendo inviables muchas de las rutas tradicionales de caza y pesca.

La transformación no es solo paisajística. Las alteraciones en el hielo marino cambian por completo las formas de subsistencia de los inuit, que desde tiempos inmemoriales se han desplazado por superficies heladas para capturar focas o pescar bajo el hielo.

Groenlandia
El acelerado deshielo de Groenlandia está transformado la vida de la población local. Fuente: Unsplash

La pesca, eje cultural y económico, en retroceso por el clima

El 90 % de las exportaciones groenlandesas dependen de la pesca, un sector que también constituye una piedra angular en su identidad cultural. Más que una actividad económica, es una forma de vida transmitida generación tras generación.

Sin embargo, los mayores de las comunidades alertan: «las técnicas que aprendimos ya no sirven». El adelgazamiento del hielo y la modificación de los patrones migratorios de las especies marinas están desestabilizando todo el ecosistema. Para las nuevas generaciones, adaptarse será una obligación, no una elección.

Bajo el hielo de Groenlandia emergen riquezas que atraen tensiones

Donde el hielo se retira, afloran recursos minerales codiciados por economías del mundo entero. Las llamadas «tierras raras», indispensables para la transición energética global, han convertido a Groenlandia en un foco de interés estratégico.

Durante su mandato, Donald Trump expresó abiertamente su interés por adquirir la isla. Aunque sus declaraciones fueron ampliamente criticadas, revelaron un creciente apetito internacional por el subsuelo groenlandés. Esta atención externa genera inquietud entre la población local, que teme que los beneficios económicos no compensen la pérdida cultural.

Groenlandia
Cada vez hay menos hielo en zonas costeras para practicar la pesca tradicional. Fuente: Unsplash

Tradiciones que se debilitan con cada centímetro de hielo perdido

Lejos de ser una anécdota, la desaparición de hielo costero compromete prácticas fundamentales de la cultura inuit. La pesca y la caza, pilares espirituales y de subsistencia, se vuelven cada vez más difíciles. La transición a otras formas de vida puede parecer una salida, pero implica también una forma de duelo cultural.

«No es que estemos en contra del progreso», explican algunos líderes inuit, «pero lo que perdemos no puede recuperarse: es nuestra historia, nuestras costumbres, nuestra forma de entender el mundo».

La salud mental, un termómetro menos visible pero alarmante

Mientras las alteraciones climáticas son evidentes a simple vista, sus efectos psicológicos suelen quedar en segundo plano. El aislamiento, la inseguridad alimentaria y la pérdida de referentes culturales están provocando un aumento del estrés, la ansiedad y la desorientación identitaria.

Groenlandia ha registrado históricamente una de las tasas de suicidio más elevadas del planeta. En este contexto, los cambios ambientales no solo amplifican esa crisis preexistente, sino que la vuelven más compleja y difícil de abordar.

El 92% de Groenlandia cree en el cambio climático

A diferencia de otras regiones del mundo, donde el cambio climático es percibido como una amenaza lejana, en Groenlandia se vive en tiempo real.

Una encuesta realizada en 2019 por la Universidad de Copenhague y la Universidad de Groenlandia reveló que el 92 % de los groenlandeses cree firmemente en su existencia, y un 76 % afirma haberlo experimentado personalmente.

Entre las principales preocupaciones figuran el futuro de la caza, la pesca y el uso de trineos tirados por perros, que constituyen parte esencial de su identidad colectiva. El clima cambia, y con él, todo un modo de vida.