Insólita visita en una playa de Río de Janeiro: un pingüino de Magallanes nada entre bañistas
El animal fue visto nadando cerca de la orilla en Arpoador, una zona turística del sur de la ciudad
Javier Diaz
No es habitual ver a un pingüino surcando las aguas de Río de Janeiro. Y menos aún en pleno invierno austral. Pero eso es precisamente lo que ocurrió en la playa de Arpoador, donde un pingüino de Magallanes nadaba tranquilamente cerca de la orilla, entre bañistas y curiosos.
Las imágenes del ave recorrieron las redes en cuestión de horas. Nadaba con soltura, parecía estar bien. Algunos lo grababan. Otros lo observaban desde lejos, incrédulos. No todos los días aparece un visitante así en una zona tan concurrida.
El animal pertenece a una especie originaria del sur de Chile y Argentina, acostumbrada a aguas mucho más frías. Se reproducen en la Patagonia y, al terminar la temporada, inician un largo viaje hacia el norte. Buscan alimento, aprovechan las corrientes. En general, no suelen llegar tan lejos. Pero hay excepciones.
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Corrientes, alimento y rutas que se alargan
De vez en cuando, uno de estos pingüinos aparece en costas brasileñas. Aunque no es lo más común, hay registros. La mayoría no llegan más allá del sur del país, pero en ciertos años —por causas no siempre claras— algunos recorren cientos de kilómetros extra.
Influyen las corrientes oceánicas. También la temperatura del agua. Y la pesca. Si la comida escasea en un punto, continúan. A veces sin rumbo fijo. Otras, guiados por algo tan básico como el instinto de supervivencia.
Qué hacer si te encuentras con un pingüino en la playa
Ante una escena así, lo más importante es no acercarse demasiado. Tampoco hay que tocarlo, ni intentar alimentarlo. Ni permitir que un perro se acerque. Si el animal parece desorientado o tiene dificultad para moverse, es recomendable avisar a las autoridades locales o al servicio ambiental competente.
En muchos casos, estos pingüinos retoman el rumbo por sí mismos. En otros, necesitan ayuda para volver al mar o recuperarse de alguna descompensación.
Un visitante inesperado
El pingüino de Magallanes no es el más raro de los pingüinos. Pero verlo en una playa tropical sigue siendo una rareza. Su presencia recuerda que los ecosistemas están cambiando. Que las rutas migratorias no siempre siguen patrones fijos. Y que el océano, a veces, empuja a las especies más allá de lo previsto.
Durante unas horas, ese pequeño nadador fue la sorpresa del día en Arpoador. Luego desapareció entre las olas. Como si nada. Dejando atrás preguntas, vídeos y una imagen difícil de olvidar.
