La borrasca Bert deja un récord absoluto de viento en la Península con 236 km/h en Picos de Europa
El récord histórico de racha de viento más fuerte en el entorno de la Península y Baleares se registró en el Mirador del Cable, en Picos de Europa, el pasado 24 de noviembre
Redacción
La borrasca Bert ya podemos decir que ha dejado una huella histórica en España. Durante su paso, el pasado día 24 de noviembre se registró una racha de viento de 236 km/h en el Mirador del Cable, en el Parque Nacional de los Picos de Europa, Cantabria.
Este valor se convierte en la racha máxima jamás registrada en la Península y Baleares, según los datos oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Aunque esto supone un récord absoluto en el entorno de la Península y Baleares, en el ámbito nacional, el récord histórico de viento sigue perteneciendo al Observatorio de Izaña, en Tenerife, donde en 2005 se alcanzaron 248 km/h en el marco de la tormenta tropical DELTA.
La Borrasca Bert se formó por ciclogénesis explosiva y prometía dejar un fortísimo temporal de viento, oleaje y lluvia en Reino Unido. Sin embargo, sus coletazos también se dejaron sentir de forma intensa en el norte de nuestro país.
El temporal asociado a la borrasca Bert activó avisos en once comunidades autónomas, con niveles de riesgo «naranja» en la costa gallega por olas de hasta 6 metros y «amarillo» en zonas del interior debido a rachas de viento superiores a los 100 km/h.
Finalmente el récord de viento se lo ha llevado Cantabria, en la zona de los Picos de Europa, con esta racha de 236 km/h.
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Rachas de viento tan intensas como las registradas en Picos de Europa o Izaña pueden tener un impacto devastador en infraestructuras. Por eso, con este tipo de avisos por vientos huracanados hay que tener especial precaución. Las cubiertas de edificios, postes eléctricos y estructuras temporales son las primeras en sufrir daños. Además, la caída de árboles y otros elementos puede afectar a carreteras y líneas ferroviarias, complicando la movilidad.
Para las personas, estas rachas representan un riesgo crítico. A velocidades superiores a 150 km/h, objetos pesados pueden ser arrastrados por el viento, convirtiéndose en proyectiles.