La capa de ozono se recupera: el «agujero» de la Antártida podría cerrarse en 2035
En 1987 se firmó el protocolo de Montreal para eliminar sustancias que debilitan la capa de ozono en la estratosféra y hoy lo estamos notando
Mario Picazo
Hace décadas, la humanidad adoptó un protocolo para eliminar de su uso cotidiano las sustancias químicas responsables de la destrucción de la capa de ozono estratosférica.
Ahora, un equipo de expertos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha confirmado en un estudio detallado que esta capa, que durante años mostró un preocupante deterioro, ha experimentado una recuperación significativa.
En la estratosfera terrestre, el ozono actúa como un escudo protector, absorbiendo la radiación ultravioleta dañina del Sol. En 1985, los científicos detectaron un preocupante «agujero» en la capa de ozono sobre la Antártida, el cual se abría cada año durante la primavera austral, entre septiembre y diciembre.
El Protocolo de Montreal y la eliminación de los CFCs
Ante la creciente preocupación, en 1987, 197 países firmaron el Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional para prohibir el uso de los clorofluorocarbonos (CFCs), compuestos químicos que, en determinadas condiciones, reaccionaban con el ozono y lo destruían.
A pesar de algunos episodios en los que el agujero de la capa de ozono se amplió temporalmente, la recuperación ha sido constante. Según ciertas proyecciones, para 2035 la capa de ozono podría haberse restaurado por completo.

Eliminando compuestos químicos altamente destructivos
Los CFCs son compuestos artificiales formados por cloro, flúor y carbono. Se empleaban en refrigeración, aire acondicionado, aerosoles y espumas plásticas. Una molécula de cloro liberada en la estratosfera puede permanecer activa entre 50 y 100 años, lo que explica por qué la recuperación de la capa de ozono ha llevado varias décadas.
El cloro no se degrada fácilmente y puede participar en múltiples ciclos de destrucción del ozono antes de quedar atrapado en compuestos estables. De hecho, un solo átomo de cloro puede destruir hasta 100.000 moléculas de ozono antes de ser eliminado de la atmósfera.
Cuando los CFCs ascienden a la estratosfera, la radiación ultravioleta los descompone, liberando átomos de cloro que desintegran las moléculas de ozono. Como consecuencia, la capa se adelgaza, permitiendo que mayores cantidades de radiación ultravioleta (UV) lleguen a la superficie terrestre, lo que aumenta el riesgo de cáncer de piel, cataratas y daños en los ecosistemas.

Un protocolo que ha dado resultados
A lo largo de los años, diversos estudios han señalado una recuperación progresiva de la capa de ozono. Sin embargo, la investigación del MIT, publicada en la revista Nature, ha cuantificado por primera vez la relación directa entre esta mejoría y la reducción de sustancias químicas destructivas, descartando que factores como la variabilidad climática o el aumento de gases de efecto invernadero sean las principales causas.
Según la autora principal del estudio, Susan Solomon, «existen numerosas pruebas cualitativas de que el agujero de ozono en la Antártida está mejorando. Este es el primer estudio que ha cuantificado cada factor y su impacto en la recuperación del ozono».
El estudio concluye, con un 95 % de confianza, que el agujero de ozono se está cerrando.
La metodología de la “huella dactilar” en la investigación
Para entender los factores que han influido en esta recuperación, el equipo utilizó la técnica de la «huella dactilar», un método empleado en estudios de cambio climático que permite aislar la influencia de distintos elementos, separándolos del ruido meteorológico natural.
Aplicando esta metodología, los investigadores identificaron una señal antropogénica positiva, es decir, un efecto beneficioso derivado de la reducción de los CFCs en la atmósfera.
Las simulaciones numéricas realizadas en el estudio permitieron descartar otros posibles factores:
- En un escenario donde solo se eliminaba la emisión de CFCs, pero se mantenían las variaciones climáticas y los gases de efecto invernadero, se observó una recuperación significativa de la capa de ozono.
- Por el contrario, cuando se eliminaban las emisiones de gases de efecto invernadero y la variabilidad climática, pero se mantenían los CFCs, la recuperación no se producía.
Estos resultados confirman que la prohibición de los CFCs ha sido el principal factor en la restauración de la capa de ozono.
El caso del ozono estratosférico es un ejemplo de cómo la cooperación internacional y la regulación de sustancias químicas pueden revertir un grave problema ambiental. Aunque la recuperación total aún tomará algunos años, el éxito del Protocolo de Montreal demuestra que las políticas medioambientales bien diseñadas pueden generar un impacto positivo y tangible en el planeta.