La elevada toxicidad de los gases que emite el volcán de La Palma

El volcán de La Palma, como muchos otros volcanes del mundo emite gases tóxicos que pueden ser perjudiciales para los seres vivos.

Mario Picazo

Mario Picazo

Los que emite el volcán y los que se generan cuando la lava entra en contacto con el agua del mar pueden ser altamente tóxicos

VÍDEO: LA LENGUA DE LAVA DEL VOLCÁN ENGULLE TODO A SU PASO

Esta semana hemos vivido una erupción histórica en la isla Canaria de La Palma. Entre otras cosas, se ha hablado mucho de la emisión de gases que pueden ser perjudiciales para la salud humana, la de animales e incluso para la vegetación. Muchos de estos gases salen directamente de las fisuras y bocas del volcán, mientras que otros se forman cuando el lava entra en contacto con el agua del mar.

Dinámica de la liberación de gases del volcán

El magma contiene gases disueltos, que proporcionan la fuerza impulsora que causa la mayoría de las erupciones volcánicas. A medida que el magma se eleva hacia la superficie y la presión disminuye, se liberan gases de la porción líquida del magma que continúan viajando hacia arriba y finalmente se liberan a la atmósfera

Las grandes erupciones pueden llegar a liberar enormes cantidades de gas en poco tiempo. Un ejemplo clásico es el de la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas, que en 1991 inyectó más de 250 megatones en capas altas de la atmósfera en un solo día. 

A parte de vapor de agua, los volcanes pueden emitir importantes cantidades de dióxido de carbono, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno y haluros de hidrógeno.

Con diferencia, el gas volcánico más abundante es el vapor de agua, aunque es un gas inofensivo. Sin embargo, los volcanes también pueden emitir importantes cantidades de dióxido de carbono, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno y haluros de hidrógeno. Dependiendo de sus concentraciones, todos estos gases son potencialmente peligrosos para las personas, las plantas, los animales y la agricultura.

El dióxido de carbono puede ser un gas letal en determinados escenarios

En zonas volcánicas donde se producen emisiones de CO2, es importante evitar pequeñas depresiones y zonas bajas que podrían convertirse en verdaderas trampas mortales. 

Debido a que el dióxido de carbono frío es más pesado que el aire, puede fluir hacia zonas bajas y alcanzar concentraciones mucho más altas en ciertas condiciones atmosféricas muy estables. Es un escenario que puede poner en riesgo a personas y animales. 

Respirar aire con más del 3 por ciento de CO2 puede provocar rápidamente dolores de cabeza, mareos, aumento de la frecuencia cardíaca y dificultad para respirar. Cuando la proporción de la mezcla supera el 15 por ciento, el dióxido de carbono, puede provocar rápidamente la pérdida del conocimiento y la muerte.

El dióxido de azufre irrita los ojos y la piel y afecta al sistema respiratorio

El dióxido de azufre es uno de los gases más comunes emitidos durante una erupción volcánica. Es un gas incoloro con un olor acre que irrita la piel y los tejidos y las membranas mucosas de los ojos, la nariz y la garganta. 

A ese nivel de la atmósfera terrestre, el SO2 se convierte en aerosoles de sulfato que reflejan la luz solar y, por lo tanto, tienen un efecto de enfriamiento en el clima de la Tierra. También juegan un papel importante en la destrucción de ozono, ya que muchas de las reacciones que se producen ocurren en la superficie de dichos aerosoles.

La elevada toxicidad de otros productos derivados del hidrógeno

El sulfuro de hidrógeno es un gas inflamable e incoloro con un olor fuerte y desagradable. A veces se lo conoce como gas de alcantarillado. Curiosamente, la nariz humana es más sensible al H2S que cualquier otro instrumento de monitoreo de gases que tengamos hoy. 

En proporciones de mezcla superiores a aproximadamente 0.01 por ciento, el H2S se vuelve inodoro y muy tóxico, lo que causa irritación del tracto respiratorio superior y, durante una exposición prolongada, edema pulmonar. La exposición a 500 partes por millón de este gas puede hacer que una persona pierda el conocimiento en 5 minutos y muera en una hora o menos.

La nube de ceniza, gases y humo del volcán de La Palma llegó hasta los 4 kilómetros de altura

Cuando el magma asciende cerca de la superficie, los volcanes pueden emitir lo que se conoce como halógenos de flúor, cloro y bromo. Estos compuestos tienen una alta solubilidad, así que se disuelven rápidamente en gotas de agua dentro de las columnas volcánicas o en la atmósfera, donde potencialmente pueden causar lluvia ácida. 

En una erupción que produce cenizas, las partículas de ceniza también suelen estar cubiertas con haluros de hidrógeno. Una vez depositadas, estas partículas de ceniza recubiertas pueden envenenar los suministros de agua potable, los cultivos agrícolas y las tierras de pastoreo.

¿Cómo pueden afectar los gases del volcán de La Palma a la salud?

El llamado ¨smog¨ volcánico que ha estado generando el volcán Cumbre Vieja en La Palma, contiene cenizas pero también dióxido de carbono, dióxido de azufre, monóxido de carbono y otros gases nada buenos para la salud de humanos, animales y plantas.

De todos ellos resalta el Instituto Vulcanológico de Canarias (INVOLCÁN) que el dióxido de azufre es el más peligroso de todos. Este gas será potencialmente el que más afecte a diferentes cultivos de la isla e incluso a edificios. A parte puede afectar a un sector de la población provocando dolores de cabeza e irritación de la piel. 

La lava a unos 1000oC entra en contacto con el agua salada del mar provocando grandes explosiones y una rápida emanación de gases

Las cenizas también son un elemento a tener en cuenta ya que pueden lesionar el sistema respiratorio, los ojos y la piel. Estos son los gases que pueden salir directamente de las bocas que se han formado en el volcán de Cumbre Vieja, pero ¿que pasa cuando la lava entra en contacto con el mar?

La lava a unos 1000oC entra en contacto con el agua salada del mar que en la zona suroeste de la isla está a unos 23oC. Por contacto comienza a enfriarse rápidamente, provocando grandes explosiones y una rápida emanación de gases. 

Con el tiempo se produce un fenómeno conocido como “laze”, una mezcla entre el término “lava” y “haze” (niebla en inglés). Esta nube costera esta compuesta en su mayoría de vapor de agua, pero también contiene ácido clorhídrico y fragmentos de vidrio volcánico.

Si las condiciones atmosféricas son propicias, puede acabar afectando a la población y otros seres vivos debido al alto grado de toxicidad de estos gases con el consiguiente riesgo para la salud.