La galaxia al descubierto: junio trae la mejor vista de la Vía Láctea
Este mes, la galaxia se deja ver en todo su esplendor. Una banda brillante cruzará el cielo desde el sur, visible durante toda la noche.
Redacción
No hace falta telescopio. Tampoco instrumentos especiales. Con cielos despejados, sin Luna y lejos del ruido urbano, la Vía Láctea vuelve a hacerse visible en gran parte del planeta. Su núcleo, el corazón brillante de nuestra galaxia, se asoma con mayor claridad durante estas noches de junio.
Las condiciones son buenas. En muchas regiones del hemisferio sur, incluso excepcionales. Horas largas de oscuridad, humedad baja, cielos estables. Todo suma para que la franja galáctica se muestre extendida, nítida, poderosa.
Una galaxia que está ahí, pero pocas veces se muestra así
Durante gran parte del año, solo se intuyen sus bordes. Fragmentos de luz y polvo. Pero cuando el eje terrestre se alinea, todo cambia. Desde finales de la primavera, el núcleo galáctico comienza a ascender, y se queda horas visible. Si el entorno lo permite, se convierte en una experiencia visual que no necesita más que paciencia.
En el centro, aunque no se vea a simple vista, habita Sagitario A*, el agujero negro supermasivo que da estructura a la galaxia. Nada gira sin él. No se intuye su presencia directamente, pero su influencia se nota en la densidad de luz, en la forma del arco, en la intensidad de lo que hay alrededor.
Orientación, latitud, momento: todo influye
Desde el hemisferio norte, la franja galáctica se ve más baja. A medida que avanza la noche, va rotando: empieza hacia el sureste, alcanza el sur cerca de medianoche y se retira por el sudoeste al amanecer.
Más al sur, el panorama es distinto. En lugares como el desierto de Atacama o el sur de Argentina, el núcleo asciende alto, casi hasta 60°. En Ushuaia, por ejemplo, hay hasta 14 horas de oscuridad. Y el aire seco contribuye a la nitidez. No hay comparación posible.

Lo esencial para disfrutar de la Vía Láctea: la oscuridad
Todo gira en torno a eso. La contaminación lumínica borra el cielo. Si hay farolas, escaparates, tráfico o iluminación artificial, la galaxia desaparece. Por eso es clave alejarse. Las reservas astronómicas y zonas rurales son los destinos ideales. Y conviene evitar la Luna llena. Durante la luna nueva o menguante, las posibilidades aumentan mucho.
Una herramienta útil es la escala de Bortle, que clasifica la oscuridad del cielo. Solo en zonas de clase 1 o 2 es posible ver la Vía Láctea en su máxima expresión. En ciudades, ni siquiera aparece.