Las cinco prendas más tóxicas de nuestro armario

Conocer cuales son las prendas que más contaminan el medio ambiente es importante a la hora de comprar de manera sostenible.

Laura Opazo

Laura Opazo

A la hora de intuir si una prenda es o no es sostenible, nos fijamos en la materia prima con la que ha sido fabricada. Aunque conviene ver los procesos antes de sacar conclusiones, podemos determinar qué prendas habituales de nuestros armarios resultan ser prendas tóxicas para el medio ambiente. Los pantalones vaqueros son sólo uno de los muchos ejemplos de esto.

De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda representa aproximadamente el 10% de las emisiones globales de carbono y casi el 20% de las emisiones de aguas residuales que suelen ser vertidas en los ríos sin ser depuradas previamente. Las consecuencias de todo esto se traducen en dos efectos negativos:

– La desaparición de diversas especies animales

– El agua contaminada llega de nuevo a la cadena de alimentación humana repercutiendo directamente sobre nuestra salud.

Cada vez son más las personas que abogan por hacer un consumo inteligente, reflexionando y viviendo acorde a sus valores e ideales. El consumidor consciente es aquel que se involucra con el mundo y el entorno en el que vive. Se responsabiliza de sus compras, eligiendo aquello que realmente va a utilizar y tratando de cuidar las prendas para garantizarles el mayor recorrido vital.

Por ello, conviene saber cuáles son las prendas más lesivas para el entorno. De esta manera, seremos conscientes del impacto que generan y qué alternativas existen.

De mayor a menor uso: las prendas más tóxicas del armario

1. Pantalones vaqueros y prendas confeccionadas con tejido denim

Mencionado anteriormente, el vaquero es de la prendas tóxicas por antonomasia. Y es que, para conseguir ese color azul tan identificativo, se utiliza un tinte muy contaminante. Este es el el índigo sintético, que se fija a la prenda con un blanqueador muy potente.

A lo largo de su ciclo de vida, un pantalón vaquero consume alrededor de 11.000 litros de agua. De estos, gran parte dependen del cuidado dispensado en los hogares.

Para ello, es idóneo que no se laven con frecuencia y se apueste por firmas que elaboren vaqueros de buena calidad. Esto es, que reduzcan su huella ecológica a lo largo de la cadena de producción.
Capitan Denim fabrica pantalones íntegramente en Albacete y depuran todo el agua utilizada en los procesos de tintado. Una vez tratada, el agua vuelve al circuito general de aguas para volver a reutilizarse.

Además, para darles una nueva vida útil a los residuos que genera el lavado, estos son recuperados creando un material valorizable. Este material que permite una reutilización en otros sectores industriales, en forma de planchas de fango.

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2. Piel sintética

Para evitar el maltrato animal se han tomado medidas para sustituir las pieles naturales por materiales sintéticos. En realidad esta alternativa genera un impacto muy negativo porque están hechos de plástico y fibras artificiales como el poliéster derivados del petróleo, lo que las convierte en prendas tóxicas para el medio ambiente.

Existen alternativas como el cuero de cactus. La firma Thalie Paris los suele utilizar para sus bolsos. Por su parte, el cuero de piña, además de conseguir un efecto muy similar al de la piel, es un recurso de reaprovechamiento de la industria alimentaria.

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El consumidor consciente se involucra con el mundo y el entorno en el que vive, y se responsabiliza de sus decisiones de compra. Es aquel que elige aquello que realmente va a tener un lugar en su vida. Y lo hace tratando de cuidar las prendas al máximo para garantizarles el mayor recorrido vital.


3. Forro polar

Los forros polares se han convertido en un hit en los últimos años. En el ámbito deportivo se usa por su ligereza y su capacidad de conservar el calor. Esta prenda, confeccionada con microfibras cuya longitud no llega ni a un milímetro suponen un gran perjuicio medioambiental.

El problema es que, cada vez que las lavamos en la lavadora, debido al efecto de la fuerza centrífuga, las fibras se descomponen. Los microfilamentos que se generan pasan por el filtro de la lavadora llegan a nuestros océanos y afectan a la vida marina. Para paliar este problema, lo ideal serían contar con lavadoras con filtros más eficaces.

Además, existen bolsas que bloquean la liberación de las fibras, como estas de Clotsy que resultan muy útiles para los lavados.

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4. Vestidos de fiesta

Se aproximan las fiestas y más de una habrá visto un vestido con brillos y lentejuelas como perfecta pareja de baile. Conviene saber que tanto la purpurina como las lentejuelas contienen microesferas de plástico que no pueden ser recicladas. Debido a su tamaño, suelen escapar de los sistemas de filtrado de las lavadoras resultando altamente perjudiciales para los océanos.

Existen alternativas sostenibles, como las lentejuelas hechas de macroalgas marinas compostables. Si esta alternativa no es alcanzable, se recomienda que se opte por alternativas más sostenibles. Por ejemplo, el alquiler en tiendas especializadas u opciones vintage permiten vestir de manera única y muy personal.


5. Vestido de novia

Casarse con un vestidazo es el sueño de muchas personas. Además, la mayoría de estos vestidos se realizan en talleres que producen artesanalmente y a pequeña escala. Sin embargo, resulta entristecedor que se inviertan tantos recursos y horas de trabajo en una prenda que solamente vamos a utilizar un día.

Por ello, conviene valorar opciones más sostenibles. Por ejemplo, reutilizar o adaptar un vestido de novia de segunda mano u optar por opciones más versátiles. Lo bueno de estas últimas es que permiten un uso continuado a lo largo del tiempo.

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