Llega el cambio de hora de marzo: ¿hay que adelantar o retrasar el reloj?
Este fin de semana se produce el cambio de hora para adoptar el horario de verano tras seis meses con el horario de invierno.
Pablo Ramos
El último fin de semana de marzo hay que cambiar la hora a los relojes en España. En concreto, será en esta madrugada del 30 de marzo cuando daremos la bienvenida al horario de verano. Una modificación horaria que, a pesar de su prolongada vigencia, continúa generando confusión y controversia.
Aunque su aplicación está regulada por normativa europea y estatal, su continuidad se encuentra en entredicho, mientras los relojes se preparan para saltar una hora adelante.
Horario de verano: ¿Adelantar o retrasar los relojes?
El último fin de semana de marzo, concretamente la noche del sábado 29 al domingo 30, tendrá lugar el ajuste horario primaveral. En ese momento habrá que adelantar los relojes. A las 2:00 horas (peninsular), los relojes deberán adelantarse hasta las 3:00, lo que provocará que ese día cuente con solo 23 horas oficiales. En Canarias, el cambio se producirá a la 1:00, que pasará a ser las 2:00.
La medida está regulada por Real Decreto y responde a una directiva comunitaria que fija los cambios horarios en la Unión Europea con una antelación de cinco años. Este intervalo busca facilitar la planificación de empresas, administraciones públicas y ciudadanos.
>VER TAMBIÉN: Los días pasarán a tener 25 horas (y no 24): ¿a partir de cuándo?
Desde el Instituto Geográfico Nacional (IGN), explican: «Ese día, el 30 de marzo, a las 2:00 de la madrugada hora peninsular, adelantaremos los relojes una hora para marcar las 3:00. En Canarias, la 1:00 pasará a ser las 2:00«.
Una noche más corta: el 30 de marzo, el día tendrá sólo 23 horas
Justo después del cambio, en los primeros días de abril, el sol se pone entre las 20:30 y las 21:00 horas en la mayor parte de la península, dependiendo de la latitud y longitud. Por ejemplo, en Madrid el atardecer ronda las 20:50 h, mientras que en zonas más occidentales como Galicia, puede acercarse a las 21:15 h.
A medida que avanza la primavera y se acerca el verano, los atardeceres se retrasan aún más. En torno al solsticio de verano (alrededor del 21 de junio), en algunas ciudades del noroeste peninsular como A Coruña o Vigo, el sol puede ponerse cerca de las 22:15 h.
Este cambio permite disfrutar de más horas de luz por la tarde, aunque el amanecer también se retrasa.
>VER TAMBIÉN: Cómo prepararse para el cambio de hora
¿Por qué Europa aún no ha eliminado el cambio horario?
Aunque el cambio de hora se ha aplicado durante décadas, en los últimos años su viabilidad ha sido ampliamente cuestionada. El argumento clásico de la eficiencia energética ha perdido peso frente a informes que destacan su impacto en la salud y la escasa repercusión económica.
En 2021, el Parlamento Europeo aprobó una propuesta para suprimir el cambio estacional. Cada país, según el texto, podría optar por quedarse de forma permanente con el horario de invierno o el de verano. Sin embargo, la falta de consenso entre los Estados miembros ha impedido su implementación.
>VER TAMBIÉN: Mitos y verdades sobre el cambio de hora: ¿a favor o en contra?
Mientras tanto, la coordinación horaria sigue siendo una preocupación en el seno de la UE. Las instituciones comunitarias insisten en que una aplicación desigual entre países podría generar disfunciones logísticas, afectar a las operaciones transfronterizas y entorpecer el mercado único.
2025, ¿el último año con cambio de hora en la Unión Europea?
Aunque el calendario de modificaciones horarias ya está publicado hasta 2026, no se descarta que el cambio de hora de marzo de 2025 sea el último. Si el Parlamento Europeo logra un acuerdo definitivo antes de esa fecha, se pondría fin al ajuste bianual en todos los Estados miembros.
Hasta que eso ocurra, la rutina se mantiene: en primavera se adelanta una hora, y en otoño se retrasa. Pero la decisión política permanece en el aire.
Entre los argumentos que sustentan el cambio actual están la optimización del uso de la luz solar, la reducción del consumo energético o la mejora de la productividad. Frente a ellos, se alzan estudios que señalan alteraciones del sueño, problemas de concentración y efectos negativos en la salud mental.