Los expertos descifran las causas de los incendios de Los Ángeles
Los incendios de California han tenido ingredientes muy marcados que han ido apareciendo bajo un clima cada vez más extremo.
Mario Picazo
Las llamas siguen rodeando la ciudad de Los Ángeles después de más de una semana de incendios. Algunos han sido provocados, aunque aún no se ha establecido la causa de todos los focos detectados. Por otra parte, los expertos no dudan que el cambio climático haya amplificado el efecto devastador de los incendios.
Ya se han calcinado más de 17.000 hectáreas y según las últimas estimaciones, la factura que han dejado los incendios llega a los 200.000 millones de euros, aunque creen que superará con creces ese valor. Este desastre natural podría acabar siendo el más costoso de la historia de Estados Unidos, por encima del huracán Katrina que dejo una factura similar.
¿Qué hace que un incendio sea extremo?, el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos define el clima de riesgo de incendios como «extremadamente crítico» cuando hay vientos sostenidos superiores a 48 kilómetros por hora y una humedad relativa inferior al 10%
Además, deben darse condiciones de sequía y temperaturas superiores a los 21ºC. En Los Ángeles se juntaron todos estos ingredientes.

Primer incendio extremo en el sur de California en enero
Este tipo de incendios, llamados de sexta generación, son muy difíciles de controlar por la velocidad y el comportamiento errático de las llamas. Los que han afectado a Los Ángeles está última semana se han visto intensificados por los secos e intensos vientos Santa Ana que se canaliza entre las montañas y baja hacia la costa recalentado y seco.
En Estados Unidos, entre 2001 y 2020, este tipo de incendios ¨rápidos¨ se han encargado de calcinar más del 75% de las estructuras quemadas en el país. Los elementos de sequía, calor y viento han creado un escenario muy propicio para grandes fuegos imposibles de contener a pesar de la tecnología que hoy tenemos a mano.
El de Los Ángeles, es el primer incendio extremo de esta magnitud que se registra en el mes de enero. Por estas fechas pueden registrarse vientos Santa Ana de manera puntual, pero la abundante vegetación seca que había no es nada habitual en pleno invierno.
El calor extremo durante el verano de 2024, calificado como el más cálido en 130 años, y un par de inviernos previos de mucha lluvia para favorecer el crecimiento de vegetación, han sido claves para llegar a enero de 2025 con un polvorín que ha explotado en cuestión de horas.

Una sequía perpetua en un estado que se calienta
Históricamente California lleva inmersa en una sequía desde hace años que hace que los meses de precipitación entre octubre y abril vean cada vez menos lluvia y nieve. Durante el arranque del 2025 el sur de California está experimentando actualmente condiciones «anormalmente secas» después de dos inviernos lluviosos en 2022 y 2023.
La región suele ver la parte más importante de sus precipitaciones entre diciembre y marzo, pero este año no ha caído casi nada del cielo. Habría que hacer marcha atrás en el tiempo hasta finales del siglo XIX para encontrar un comienzo tan seco de la temporada de lluvias en buena parte del estado.
Gran parte del condado de Los Ángeles se encuentra actualmente en condiciones de «sequía severa», con un estrés hídrico importante. Se nota en la vegetación, pero también en la humedad del suelo de amplias zonas de la región. Además, el estado, y sobre todo el sur, experimenta olas de calor cada vez más intensas, duraderas y frecuentes.

Vegetación abundante pero cada vez más seca
Esos periodos en los que las condiciones secas se prolongan, la vegetación se reseca más de lo habitual y se vuelve altamente inflamable. Es un escenario de alto riesgo que hace que bosques, arbustos y otro tipo de vegetación se conviertan en auténticos polvorines cuando aparece la más mínima chispa.
La baja humedad que llega con el calor o vientos secos como los Santa Ana, no solo seca la vegetación, también aumenta la probabilidad de que las actividades humanas, chispas del tendido eléctrico o incluso los rayos que generan tormentas, provoquen incendios.
Una vez se inicia un incendio en un escenario tan hostil, es fácil que se propague y que para los operarios que luchan contra el fuego sea prácticamente imposible controlarlos. La abundancia de combustible seco y los bajos niveles de humedad típicos de las zonas afectadas por la sequía son ingredientes habituales que forman parte de los incendios de sexta generación.

El cambio climático amplifica los incendios del oeste de Norte América
El clima es cada vez más extremo en el oeste de Estados Unidos. Borrascas más intensas, precipitaciones más copiosas, sequías más devastadoras, pero también incendios de gran magnitud. El cambio climático parece estar detrás de muchos de los fenómenos observados.
Según datos del Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos, la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales se ha más que duplicado en las últimas dos décadas. No solo eso, seis de los últimos siete años han estado cargados de energía para generar y propagar los fuegos.
Los expertos insisten en que el aumento de las temperaturas a nivel global está vinculado en gran parte por la quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas, como la reducción de los grandes sumideros de carbono.
El clima en muchas zonas es cada vez más seco y cálido y los suelos tienen menos humedad. Es un escenario que seca la vegetación como nunca haciendo que los días de “clima de incendios” sean más frecuentes.
A nivel global, las temporadas de incendios forestales son ahora aproximadamente dos semanas más largas, pero en el oeste de Estados Unidos se han alargado 105 días. El fuego quema 6 veces más superficie en el estado dorado y los grandes incendios se han multiplicado por 3 desde 1970.
Prueba de ello es que 19 de los 20 incendios más devastadores que ha vivido California se han registrado desde 2003 y la mitad de ellos en los últimos 5 años. Cada vez hay incendios más grandes y el futuro promete ser más complicado en el apartado de incendios a medida que el clima se hace más extremo.