Los océanos se están oscureciendo: un estudio demuestra que el azul del mar ya no brilla
Un estudio internacional alerta de una reducción drástica de la luz en las aguas superficiales del planeta durante los últimos 20 años.
Cristina Herrera
Los mares del planeta están perdiendo luz. Un nuevo estudio publicado en la revista Global Change Biology ha revelado un fenómeno preocupante: la oscuridad de los océanos está aumentando de forma generalizada, reduciendo significativamente la profundidad a la que llega la luz solar y lunar. Esta transformación afecta directamente a los ecosistemas marinos que dependen de la luz para sobrevivir.
Los investigadores analizaron datos por satélite recogidos durante dos décadas (2003-2022) y observaron que más del 20 % de la superficie oceánica mundial muestra un oscurecimiento notable. Como consecuencia, en casi un 10 % del océano, la llamada zona fótica —el área iluminada donde tienen lugar procesos biológicos fundamentales— se ha reducido en más de 50 metros de profundidad.
¿Por qué se están oscureciendo los océanos?
Los científicos señalan varias causas. En zonas costeras, la luz se atenúa por la presencia creciente de nutrientes, materia orgánica y sedimentos, procedentes de ríos o actividades humanas. Pero el oscurecimiento también está ocurriendo en mar abierto, lo que apunta a cambios globales en la circulación oceánica y al aumento de la productividad biológica impulsada por el calentamiento de las aguas superficiales.

Este fenómeno no solo altera la cantidad de luz que entra en el agua, sino que modifica el equilibrio natural de los ecosistemas marinos. Muchas especies, como el plancton o ciertos peces, dependen de señales luminosas para orientarse, alimentarse o reproducirse. Incluso las migraciones verticales diarias de zooplancton, el mayor movimiento de biomasa del planeta, podrían verse afectadas.

Un impacto aún por comprender
La zona fótica alberga aproximadamente al 90 % de toda la vida marina. Su contracción representa una pérdida de hábitat a escala planetaria, aunque aún no se conoce el alcance completo de sus consecuencias ecológicas. Según los autores, esta reducción de luz puede generar más competencia entre especies, alterar redes alimenticias y afectar procesos clave como la fotosíntesis, la reproducción o la migración.
Aunque los datos se basan en observaciones sólidas del satélite MODIS Aqua, los científicos advierten de que el fenómeno podría estar subestimado en algunas regiones costeras. Además, recuerdan que se trata de una tendencia reciente, y será necesario seguir monitorizando para comprender si responde a ciclos naturales o es una consecuencia directa del cambio climático.