Los planes de Trump para «conquistar» Marte: ¿Son realistas?
Trump pretende poner la bandera de EEUU en Marte en los próximos cuatro años pero lo cierto es que ningún país puede reclamar la propiedad de ningún planeta
Alejandro Riveiro
Durante su discurso inaugural, como nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump prometió que pondrá una bandera estadounidense en Marte en los próximos cuatro años. Pero, ¿realmente puede conseguirlo en tan poco tiempo?
Estados Unidos (ni ningún país) puede reclamar la propiedad de ningún territorio lejos de la Tierra. El tratado del espacio ultraterrestre, firmado en 1967 por multitud de países (incluyendo aquellos que no tienen capacidad de viajar al espacio) lo impide.
En ese tratado se establece que ningún país puede reclamar la soberanía del espacio o de cualquier otro objeto celeste. Por supuesto, al igual que ha sucedido con la Luna, no hay nada que impida a un país plantar una bandera en su suelo.
Sin embargo, la idea de ver a un ser humano en la superficie de Marte, en los próximos años, es una idea que difícilmente se puede convertir en realidad. Lo cierto es que estamos muy lejos de ver una misión tripulada al planeta rojo.
Ningún país puede reclamar la soberanía del espacio o de cualquier otro objeto celeste
El programa Artemisa fue concebido, entre otras cosas, persiguiendo un gran objetivo: lograr aprender todo lo necesario para poder enviar seres humanos a Marte. En realidad, la NASA busca desarrollar muchos aspectos diferentes.
Las misiones tripuladas a nuestro satélite (comenzando con Artemisa III, los astronautas descenderán a la superficie), permitirán comprender mejor cómo se comporta el ser humano en la superficie de un objeto muy diferente al nuestro.

En esta ocasión, y como gran diferencia al programa Apolo, uno de los objetivos es lograr establecer una presencia permanente en la Luna. Se aspira a construir una base lunar en la que las tripulaciones puedan permanecer varios meses. ¿Qué beneficios tendría esta estrategia?
El programa Artemisa es solo un paso más
La presencia de seres humanos en una base lunar permitirá estudiar aspectos como de qué manera se comporta el cuerpo humano en un entorno de gravedad mucho más baja que la de nuestro planeta (la Luna tiene la sexta parte de su gravedad).
Por su distancia, nuestro satélite está suficientemente lejos para aprender muchas cosas sobre cómo sobrevivir en un entorno muy hostil, pero al mismo tiempo suficientemente cerca como para rescatar a cualquier ser humano que pudiese estar en peligro.
La idea de ver a un ser humano en la superficie de Marte en los próximos años es una idea que difícilmente se puede convertir en realidad
La posibilidad de enviar suministros según sea necesario permite mantener esa tripulación, al tiempo que se aprende a utilizar los recursos de la Luna. El uso de los recursos in-situ es una parte esencial de cualquier misión tripulada a Marte.
Incluso para misiones de larga duración en la Luna, es imprescindible minimizar la cantidad de material a enviar. Si podemos obtener combustible para cohetes en el satélite, no es necesario reservar ese espacio en un cohete y, por tanto, hay más espacio de carga disponible.
Del mismo modo, si podemos construir bases lunares con el propio suelo lunar, entonces no es necesario transportar esos materiales (o estructuras) porque podemos realizar todo el proceso directamente allí, con la ayuda de misiones robotizadas.
Aprender cómo hacer todo esto en la Luna es imperativo para pensar en enviar una misión tripulada a Marte, a donde el tiempo de viaje será muy superior que en una misión a la Luna. En general, se habla de una misión que tendría dos años de duración.
Mucho todavía por entender
Elon Musk asegura que Starship podría llevar seres humanos a Marte en esta misma década. Aunque la capacidad puede existir (de hecho, se espera que Starship pueda transportar hasta a 100 personas en un único viaje) queda mucho por entender.
Desde la utilización de recursos in-situ, a cómo mantener una tripulación en buen estado de salud durante todo el viaje. Tras meses encerrados en una pequeña nave, en ingravidez, esa tripulación necesitará permanecer en Marte varios meses más.
Sin la posibilidad de ayuda, y sin poder recibir misiones de suministros, es necesario que puedan cultivar sus propios alimentos. Además, también necesitarán combustible para poder abandonar la superficie de Marte y regresar a la Tierra.
A esto hay que sumarle las muchas cuestiones respecto a la salud física y mental. Muchos investigadores están trabajando en entender estas cuestiones. ¿Cómo se comportaría un ser humano que esté durante dos años confinado en un espacio tan pequeño, a millones de kilómetros de la Tierra?
La primera misión tripulada a Marte podría llevarse a cabo en la segunda mitad de la década de 2030 o ya en la década de 2040
La estimación más realista, en estos momentos, plantea que la primera misión tripulada a Marte podría llevarse a cabo en la segunda mitad de la década de 2030 o ya en la década de 2040 (esperando que todo lo necesario se desarrolle y entienda en este tiempo).
Ahora mismo, todavía no se tiene la capacidad de enviar una misión tripulada, de tan larga duración, a otro planeta. Será a través del programa Artemisa (y de los programas de otros países, como China), como se aprenderá lo necesario para que, en un futuro no muy lejano, sí pueda convertirse en realidad.