Medio siglo después, vuelve a nacer un osezno en Aragón: ¡La osa Claverina lo ha conseguido!

Una cría de oso pardo ha nacido en los Pirineos aragoneses tras medio siglo sin alumbramientos. Claverina reaparece con su osezno.

María Rivas

El Pirineo aragonés ha registrado un nacimiento insólito. El primero en más de 50 años. Una cría de oso pardo. El pequeño osezno ha nacido entre la nieve, bajo tierra, durante los meses más fríos. Su madre, Claverina, fue reintroducida en 2018. Ahora reaparece en las cámaras de fototrampeo del Valle de Hecho. No está sola.

Las imágenes confirman lo que los técnicos esperaban: el oso vuelve a reproducirse en el corazón de los Valles Occidentales. Es un momento clave, pero no exento de tensiones.

Claverina y su osezno, símbolo de una recuperación lenta

No se conocían nacimientos en suelo aragonés desde hacía décadas. Claverina, nacida en los Pirineos franceses, ha sido observada con su osezno a finales del invierno, cuando las osas emergen con sus crías tras semanas en madriguera. La pequeña nace ciega, sin pelo, con menos de medio kilo. Aún es vulnerable. Pero está viva.

Este hecho, aparentemente anecdótico, confirma algo mayor: la expansión de la especie hacia nuevos territorios. Hasta hace poco, esta hembra no convivía con machos reproductores. Algo ha cambiado.

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Un total de seis osos viven ya en la zona

Con la cría de Claverina, son ya seis los ejemplares localizados en el Parque Natural. Tres machos jóvenes, uno más joven aún, ella y su osezno. La frontera natural de los Pirineos deja de ser una barrera: en la vertiente francesa, hay otros cuatro.

Los datos apuntan a un lento pero firme crecimiento de esta subpoblación occidental, distinta de la del Cantábrico. En conjunto, entre 70 y 80 osos se reparten por toda la cordillera pirenaica, muchos de ellos procedentes del programa de reintroducción esloveno.

Oso pardo
Oso pardo. Fuente: Banco de imágenes Canva

Pero los pastores no siempre lo ven como una buena noticia

Desde 2024, los conflictos han ido en aumento. Sólo en los Valles Occidentales, 46 reses muertas —la mayoría ovejas— en 33 ataques documentados. El Gobierno de Aragón abonó más de 22.000 euros en compensaciones. Este año, ya han muerto seis ovejas en Ansó. La convivencia no es fácil.

Para abordar el problema, la administración ha impulsado la llamada Mesa del Oso. Ganaderos, alcaldes, técnicos, agentes sociales. Todos en la misma mesa. El objetivo: buscar soluciones realistas. Evitar más pérdidas. Hacer compatible lo que durante siglos fue imposible.

Pastores, vallas, casetas y más inversión

Las primeras decisiones ya están en marcha. Un vallado doble en el puerto de Segarra. Una caseta de vigilancia que pronto se instalará en helicóptero. Dos pastores más, que cuidarán los rebaños en verano. Se reparan refugios. Se abren pistas forestales. Algunas conectarán incluso con Navarra.

Más de 300.000 euros de inversión pública para proteger al ganado… y al oso. Porque este animal no solo representa un reto, sino también una oportunidad para el medio rural. Una imagen poderosa. Un emblema vivo de biodiversidad.

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