Un acuífero es una estructura geológica que juega un papel crucial en el abastecimiento de agua dulce en nuestro planeta. Sin embargo, su continuidad y eficacia como fuente de agua está en peligro debido a desafíos como la sobreexplotación y la contaminación.

¿Qué es un acuífero?
Un acuífero es una formación subterránea que puede almacenar y liberar agua subterránea. Estas estructuras están compuestas por rocas porosas y permeables, permitiendo que el agua quede atrapada en los espacios entre los sedimentos o fisuras de las rocas. Se encuentran en la llamada zona saturada del subsuelo, donde los poros están completamente llenos de agua.
Estas formaciones subterráneas son clave para el ciclo hidrológico, ya que permiten el transporte de agua desde las zonas de recarga (como los ríos y lagos) hasta donde se puede extraer mediante pozos o manantiales.
Gracias al proceso de filtración natural que ocurre mientras el agua pasa a través de varias capas de tierra, el agua almacenada en los acuíferos es generalmente de excelente calidad.

Proceso de formación de un acuífero
Los acuíferos se originan cuando el agua de lluvia o de otros cuerpos de agua superficiales se infiltra a través del suelo hasta alcanzar una capa de roca impermeable.
Esta capa impide que el agua siga su descenso, permitiendo que se acumule y forme el acuífero. Las zonas de recarga son áreas fundamentales donde se lleva a cabo este proceso de infiltración, facilitando la renovación del agua subterránea.

Estructura de los acuíferos
Un acuífero está dividido en dos partes esenciales:
– Zona de saturación: Es la parte donde los poros de las rocas están completamente llenos de agua y se encuentra justo por encima de la capa impermeable.
– Zona de aireación: Aquí los poros no están completamente saturados, ya que contienen tanto agua como aire.
El nivel freático es la frontera entre estas dos zonas y cambia en función de las precipitaciones, el uso humano del agua y la recarga del acuífero.

Clasificación de los acuíferos
Los acuíferos pueden clasificarse de diversas formas, en función de su estructura o composición:
De acuerdo con su estructura hidráulica:
– Freáticos o libres: El agua en estos acuíferos está en contacto con la atmósfera y bajo su presión.
– Confinados: El agua está atrapada entre capas impermeables y bajo una presión mayor que la atmosférica.
– Semiconfinados: Están parcialmente sellados, pero permiten el flujo de agua a través de capas semipermeables.
Según su litología:
– Porosos: Tienen gran capacidad para almacenar agua debido a la porosidad de materiales como la grava o la arena.
– Fisurales o kársticos: El agua se almacena en las fisuras y grietas de rocas como las calizas.
– Mixtos: Combinan características de los porosos y los fisurales.

Función de los acuíferos
Los acuíferos son indispensables para el suministro de agua potable y agrícola en muchas regiones del mundo.
Al contener más del 96% del agua dulce del planeta, actúan como reservorios esenciales para abastecer ríos, lagos y otros cuerpos de agua superficial. El agua almacenada en los acuíferos suele ser purificada naturalmente a medida que atraviesa las distintas capas del suelo.
Para garantizar la sostenibilidad del uso de un acuífero, la extracción de agua debe equilibrarse con la capacidad de recarga natural del mismo. De lo contrario, existe el riesgo de que el nivel de agua descienda, comprometiendo la capacidad del acuífero de proporcionar agua a largo plazo.

Amenazas para los acuíferos
A pesar de su importancia, los acuíferos están en riesgo debido a dos grandes amenazas: la sobreexplotación y la contaminación.
Sobreexplotación
La sobreexplotación se da cuando se extrae más agua de la que el acuífero puede reponer de forma natural. Este fenómeno es común en zonas con alta demanda de agua para actividades agrícolas, industriales o domésticas.
Con el tiempo, el acuífero puede agotarse, lo que provoca una disminución considerable del nivel freático y, en algunas zonas costeras, la intrusión de agua salada.
La intrusión salina es un fenómeno particularmente preocupante en áreas cercanas al mar. Cuando se extrae en exceso el agua dulce de un acuífero, el agua salada de los océanos puede infiltrarse, contaminando el acuífero y haciéndolo inservible para el consumo humano o agrícola.

Contaminación
La contaminación es otro desafío que afecta gravemente a los acuíferos. Entre las principales fuentes de contaminación se encuentran los fertilizantes y pesticidas utilizados en la agricultura, los vertidos industriales y los sistemas de alcantarillado en mal estado. Estas sustancias pueden penetrar en el acuífero y permanecer allí durante décadas o incluso siglos.
Una vez que un acuífero se contamina, su limpieza es extremadamente difícil y costosa. En muchos casos, la contaminación puede ser irreversible, lo que reduce significativamente la cantidad de agua disponible para las comunidades.

Conservación y recarga de los acuíferos
Para garantizar la sostenibilidad de los acuíferos a largo plazo, es crucial implementar estrategias de recarga y conservación.
– Recarga natural: Este proceso consiste en la infiltración del agua de lluvia o de cuerpos de agua superficiales, que vuelve a llenar el acuífero.
– Recarga artificial: En algunas regiones, se han desarrollado técnicas para inyectar agua directamente en el suelo y así acelerar el proceso de recarga.
– Gestión del recurso hídrico: Es fundamental regular la cantidad de agua extraída de los acuíferos para evitar que se consuma más agua de la que se repone naturalmente.

Acuíferos relevantes a nivel mundial
Existen más de 270 acuíferos identificados en todo el mundo, pero tres de ellos destacan por su tamaño e importancia:
– Acuífero de Nubia (África): Un acuífero fósil que ya no se recarga.
– Gran Cuenca Artesiana (Australia): Cubre el 23% del territorio australiano.
– Acuífero Guaraní (Sudamérica): Compartido por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, es uno de los acuíferos más grandes del planeta.
