Este termino meteorológico siempre va asociado a estabilidad, buen tiempo y subsidencia. Es decir, el aire en los anticiclones tiende a descender, con lo cual, reduce la probabilidad de formación de nubes y precipitaciones.
¿Que es un anticiclón?
Un anticiclón es una zona de la troposfera donde hay presiones más elevadas que en áreas circundantes y acostumbra a haber condiciones meteorológicas benignas con ausencia de nubes y precipitaciones.
En los anticiclones, se produce frecuentemente un fenómeno de subsidencia que explica el porque del buen tiempo. La subsidencia es el descenso de una masa de aire de capas altas hacía la superficie. Este descenso impide la formación de nubes y, por lo tanto, también evita todo tipo de precipitaciones.

Aun así, un anticiclón, según la región de España o del planeta donde nos encontremos, no siempre es sinónimo de sol y temperaturas elevadas.
En zonas de interior y en épocas invernales, esta misma subsidencia hace que en invierno, el aire frío quede estancado en superficie y puede hasta condensar por acumulación de humedad, formando lo que conocemos como nieblas.
En este caso, se genera el fenómeno típico de los anticiclones: la inversión térmica. El aire más cálido y menos denso queda en las capas altas de la troposfera y el aire más frío y denso queda estancado en la superficie.
Diferencias entre anticiclón y borrasca
Hay muchas diferencias entre ambos términos y, de hecho, podríamos decir que son dos patrones opuestos caracterizados por buen tiempo en los anticiclones y meteorología adversa, inestabilidad y mal tiempo en las borrascas. Las principales diferencias son las siguientes:
- Un anticiclón siempre va asociado a altas presiones, por encima de 1013 hPa, mientras que las borrascas van asociadas a bajas presiones, por debajo de 1013 hPa.
- Mientras con el anticiclón, el aire acostumbra a descender, en las borrascas tiende a ascender y se genera inestabilidad atmosférica.
- En los anticiclones, en nuestro hemisferio norte, el aire gira de forma anti horaria, mientras en las borrascas ocurre al contrario.
En resumen, el anticiclón trae estabilidad y buen tiempo mientras que las borrascas acostumbran a traer inestabilidad, lluvias, viento y en definitiva, mal tiempo
Cómo se forma un anticiclón
La formación de un anticiclón es algo curiosa, puesto que no es llamativo a nivel visual desde satélite como si lo son las borrascas. Se da cuando una masa de aire queda estancada por ausencia de vientos y desciende hacia la superficie aumentando la presión y consecuentemente, por física pura, también aumentando significativamente la temperatura de toda la zona en cuestión.
Al mismo tiempo, se evitan las corrientes de aire ascendentes y se imposibilita la formación de nubes de altura media y alta. Las nubes bajas, como por ejemplo, las nieblas, son la excepción en los anticiclones.
Tipos de anticiclones y sus diferencias
Hay varios tipos de anticiclones y según sus características, aunque ambos aportan buen tiempo y estabilidad, en lo que se refiere a las temperaturas es en lo que se diferencian y no tienen nada que ver entre ambos, ya que se forman de diferente manera.
Anticiclón dinámico
Es el más común en España y en gran parte de Europa. Se forma debido a zonas de divergencia entre masas de aire dentro de la circulación general atmosférica. En esas zonas es donde el aire se ve obligado a descender por dinámica atmosférica y se genera el anticiclón.
Es muy característico de zonas subtropicales y genera buen tiempo como el anticiclón térmico, pero a diferencia del térmico, las temperaturas son más altas y genera bonanza durante el día.

Anticiclón térmico
El anticiclón térmico es aquel que se forma por un sobre enfriamiento del aire a nivel de superficie. Hecho que ocurre frecuentemente en zonas interiores de desiertos o áreas muy continentales cercanas a los polos con poca radiación solar durante el invierno.
Este enfriamiento súbito crea una zona de alta presión que es muy difícil de rebajar hasta que el sol no gane la partida a la noche en esas áreas polares.
Características y formación en zonas frías.
Este tipo de anticiclón es muy típico de zonas como Groenlandia o la Siberia rusa. Es decir, zonas con grandes llanuras, lejos de la influencia de los océanos y poca radiación solar durante el invierno son los condicionantes principales para que se generen este tipo de anticiclones.
La acumulación del aire frío día tras día, con pocas horas de radiación solar efectiva, hace que cada día que pase estas zonas se enfríen más y el anticiclón pueda ser más contundente y robusto hasta llegar a la primavera y ganar más horas de sol.

Solo una rotura o interrupción del «jet stream» de la corriente general atmosférica con más ondulaciones de lo común puede deshacer estos anticiclones de forma transitoria y escampar el aire frío por otras zonas circundantes.
Efectos del anticiclón en el clima
Los anticiclones no solo afectan e influyen en las condiciones meteorológicas locales, sino que también a mayor escala climática. Sin ir muy lejos, por ejemplo en España, la llegada de un anticiclón tras una ola de frío siberiana puede dejar registros de temperaturas extremas, en lo que a frío se refiere, en muchos lugares del interior peninsular.
De hecho, la mayoría de valores récords de frío en España (sobre todo en dolinas y zonas favorecidas por las inversiones térmicas generadas por el anticiclón), se han dado con anticiclones fríos posteriores a entradas de aire frío siberiano.
Además, hay que sumar que si aparece la niebla, no solo las temperaturas mínimas son muy bajas, sino que además, las máximas quedan también gélidas quedando una media de temperatura diaria muy baja.
En cambio, durante el verano, ocurre lo contrario. Con muchas horas de sol y la fuerte subsidencia que genera el anticiclón, son los responsables de que los valores se pueden disparar durante el día con facilidad por encima de los 40ºC en muchos puntos y durante las noches, al ser tan cortas, la superficie no se puede enfriar mucho.
Anticiclones más importantes del mundo
Anticiclón de las Azores
Este tipo de anticiclón es dinámico y como muy bien dice su nombre se ubica normalmente alrededor de las Islas Azores, en el oeste de la Península Ibérica.
Durante el verano se intensifica y sube de latitud haciendo un escudo anticiclónico que nos bloquea la llegada de borrascas atlánticas en gran parte de España. En invierno, está más debilitado y se mueve más de latitud, lo que nos permite la entrada de borrascas atlánticas.
A veces, incluso, sube también de latitud y permite que tengamos entradas de aire frío procedentes del norte de Europa.

Anticiclón de Siberia
El anticiclón siberiano es térmico, se forma sobre la Siberia rusa durante el invierno y es uno de los más potentes del mundo debido a la gran extensión de superficie fría que abarca.
Se genera debido al sobre enfriamiento que se produce en toda Siberia durante los meses de menos radiación solar y provoca temperaturas extremadamente bajas con valores que, frecuentemente, superan los -30ºC en amplias zonas del norte del continente asiático.
En definitiva, es un gran almacén de aire frío que puede afectar diferentes zonas de Asia y Europa si la corriente en chorro lo permite.
Otros sistemas de alta presión relevantes
El anticiclón de las Azores y el Siberiano son dos de los más míticos porque uno nos afecta directamente y el otro, es el más grande del mundo, junto al Polar, de las mismas características.
Aun así, hay otros también muy destacables en otras zonas del mundo como el Anticiclón del Pacífico Norte que influye directamente en el clima de la costa oeste de Norteamérica, asegurando un clima más bien seco y cálido.
Otros a destacar son el del Atlántico Sur, ubicado en las costas de Brasil y Argentina, el del Pacífico Sur (ubicado en la Isla de Pascua) y el de Hawái generando vientos alisios y garantizando un clima cálido en otras islas del Pacífico.
Influencia de los anticiclones en el clima de España
Los anticiclones son determinantes en el clima de España. Durante los meses estivales, el anticiclón de las Azores nos garantiza cielos despejados, el calor típico que favorece el mítico turismo de sol y playa que busca toda Europa y precipitaciones muy escasas durante los meses veraniegos.
Por otro lado, a partir de otoño y hasta primavera, el debilitamiento de las altas presiones de las Azores hace que no tengamos sequías permanentes y nos puedan llegar lluvias frecuentes debido a la penetración de borrascas atlánticas.

Como último, también debemos nombrar el anticiclón siberiano y es que hay una configuración posible que ocurre muy de vez en cuando, pero que cuando ocurre, existe la posibilidad de que se den valores realmente bajos en toda España con heladas hasta en el litoral.
El anticiclón de las Azores puede generar junto con el Siberiano entradas de aire frío siberiano muy contundentes dejando registros fuera de lo habitual en España. Dicho de otra manera, se genera un puente anticiclónico entre el anticiclón de las Azores y el Siberiano que hace que todo el aire frío acumulado en Siberia viaje hacia la Europa occidental.
Anticiclón para niños
Para el público más joven, entenderíamos un anticiclón como un patrón atmosférico donde en una zona determinada no hace viento, tampoco llueve ni hace mal tiempo. Es decir, hace sol y tiempo apacible.
Anticiclón y borrasca para niños
Debemos asociar el mote de borrasca al mal tiempo, lluvia, viento y frío, mientras que el anticiclón es todo lo contrario, sol, suben las temperaturas y desaparece el viento.
Impacto en la meteorología y la vida cotidiana.
Que el anticiclón genere estabilidad y buen tiempo tiene muchas cosas positivas para muchas personas seguramente, pero no todo es positivo.
Por un lado, largos períodos anticiclónicos como ha ocurrido muchas veces en España acaban generando sequías muy preocupantes debido a la falta de borrascas y lluvias. Por otro lado, en las ciudades, este estancamiento de las masas de aire que genera el anticiclón acaba generando episodios de contaminación atmosférica destacables.

En verano, en las grandes ciudades, al no haber ventilación, el anticiclón propicia fenómenos perjudiciales para la salud como la isla de calor, que impide el enfriamiento nocturno debido a la gran cantidad de superficies artificiales y provoca noches tropicales y tórridas que perjudican el buen descanso durante la noche.
En invierno, la niebla que genera el anticiclón reduce considerablemente la visibilidad y el frío y las heladas de primera hora de la mañana pueden hacer que haya sustos en las carreteras y nos obliga a circular con mucha más precaución.
El anticiclón y el cambio climático: ¿Qué relación tienen?
No hay estudios con una tendencia clara respecto a la evolución de los anticiclones con el cambio climático a lo largo de todas las estaciones del año, pero en verano, sí.
El calentamiento global está alterando la latitud de los anticiclones y estos cada vez suben más de latitud durante el verano siendo más frecuentes y duraderos.
Claramente es un aspecto negativo, pues aunque tengamos más sol y días de verano aprovechables, la desertización del territorio aumenta claramente con temperaturas más altas durante más tiempo sin lluvias.

Por otra parte, hay estudios que apuntan hacía una ralentización de la circulación atmosférica del Atlántico Norte y esto favorecería a entradas de aire mucho más frías en Europa y también en España durante los siguientes inviernos, pero de momento, este hecho no se ve que ocurra en los últimos inviernos, más bien lo contrario.