El efecto Fujiwhara describe la interacción entre dos ciclones que se aproximan lo suficiente como para influirse mutuamente. Si se cumplen ciertas condiciones, ambos sistemas pueden empezar a girar en torno a un punto común, modificar sus trayectorias e incluso fusionarse.
Se trata de un fenómeno poco habitual, pero con implicaciones importantes en la previsión del tiempo y la gestión del riesgo meteorológico.
Aunque su origen teórico se remonta a hace más de un siglo, sigue despertando el interés de meteorólogos y científicos del clima debido a su complejidad y a los cambios que puede provocar en sistemas atmosféricos ya desarrollados.
Sakuhei Fujiwhara: el físico que reveló cómo se comportan los ciclones al interactuar
El efecto debe su nombre al meteorólogo japonés Sakuhei Fujiwhara, quien en 1921 describió la interacción entre dos vórtices ciclónicos observando su comportamiento sobre el agua. En lugar de moverse independientemente, cuando se aproximaban, tendían a girar uno en torno al otro, como si estuvieran conectados por un eje invisible.
Fujiwhara se formó en física teórica y trabajó en la entonces Agencia Meteorológica de Japón, donde desarrolló buena parte de su carrera. Sus estudios en dinámica de fluidos atmosféricos sentaron las bases de lo que hoy conocemos como interacción ciclónica.
El fenómeno que lleva su nombre es hoy una herramienta clave para analizar situaciones en las que dos sistemas tropicales o extratropicales coexisten en un mismo entorno.

Cómo y cuándo ocurre el efecto Fujiwhara entre ciclones
El efecto Fujiwhara suele observarse cuando dos ciclones se acercan a una distancia inferior a 1.400 kilómetros. Si sus intensidades son similares, ambos sistemas pueden entrar en una órbita común y girar alrededor de un punto medio. Este movimiento se da en sentido ciclónico, es decir, antihorario en el hemisferio norte y horario en el hemisferio sur.
En cambio, cuando uno de los sistemas es claramente más intenso, el más débil suele quedar atrapado en la circulación del dominante, orbitando a su alrededor hasta ser absorbido. Este proceso puede durar desde unas pocas horas hasta varios días, dependiendo de factores como la velocidad de desplazamiento, la fuerza del sistema y las condiciones ambientales.
Los centros meteorológicos internacionales lo describen como una «interacción binaria», que altera radicalmente las trayectorias previstas de ambos ciclones y dificulta enormemente las tareas de predicción.
Qué puede pasar cuando dos ciclones interactúan: fusión, absorción o separación
No existe un único desenlace posible para una interacción Fujiwhara. En algunos casos, tras varios giros mutuos, los ciclones pueden fusionarse, formando un sistema más amplio y, en ocasiones, más duradero. Si uno es mucho más fuerte, lo más común es que absorba al más débil, ganando parte de su energía y masa.
También puede ocurrir que, tras la interacción inicial, ambos sistemas se desvíen de sus trayectorias originales y se separen, sin llegar a fusionarse. Este escenario, aunque menos destructivo, sigue siendo problemático desde el punto de vista meteorológico, ya que introduce un alto grado de incertidumbre en los modelos de previsión.
Casos reales de ciclones que interactuaron en las últimas décadas
El efecto Fujiwhara ha sido documentado en numerosos episodios a lo largo de la historia reciente. En el océano Pacífico occidental, el caso de los tifones Parma y Melor (2009) mostró claramente cómo ambos sistemas orbitaban en torno a un centro común, modificando por completo sus desplazamientos previstos.
En el Atlántico Norte, uno de los ejemplos más relevantes fue el de la tormenta tropical Alpha y el huracán Wilma (2005). Alpha fue finalmente absorbida por Wilma, que en ese momento era ya uno de los ciclones más intensos jamás registrados.
En el año 2017, los huracanes Hilary e Irwin protagonizaron una interacción Fujiwhara en el Pacífico oriental. Durante varios días, giraron de forma sincronizada antes de alejarse mutuamente. Más recientemente, en 2023, las tormentas Philippe y Rina mostraron signos de interacción en el Atlántico, lo que llevó a los servicios meteorológicos a modificar sus pronósticos sobre la marcha.
El caso Martinho en 2025: un efecto Fujiwhara fuera del trópico
En marzo de 2025, una situación inusual confirmó que el efecto Fujiwhara no se limita exclusivamente a ciclones tropicales. En esa ocasión, la borrasca Martinho, procedente de latitudes altas, comenzó a interactuar con varias depresiones secundarias a medida que descendía hacia el sur de Europa.
Estas perturbaciones más pequeñas, en lugar de avanzar de forma independiente, empezaron a girar alrededor del sistema principal. La consecuencia fue un aumento de las precipitaciones en zonas como Galicia, Castilla y León, el Sistema Central y los Pirineos, acompañado de rachas de viento que superaron los 150 km/h en algunos puntos del norte peninsular.
Este evento demostró que el efecto Fujiwhara también puede darse en latitudes medias, siempre que exista una combinación de sistemas ciclónicos suficientemente desarrollados y próximos entre sí.
Las dificultades técnicas de predecir el fenómeno con modelos numéricos
Pese a los avances en modelos como ECMWF, GFS o HWRF, la predicción del efecto Fujiwhara sigue representando un reto importante para los meteorólogos. El fenómeno depende de variables dinámicas que cambian constantemente: velocidad, trayectoria, presión, tamaño, interacción con otros sistemas o cambios en la atmósfera superior.
Además, los modelos no siempre son capaces de representar con precisión la estructura interna de ambos ciclones, lo que reduce su capacidad para prever cómo reaccionarán al encontrarse. En algunos casos, el efecto se detecta solo cuando ya ha comenzado, obligando a realizar ajustes rápidos en las previsiones.
Estas limitaciones hacen que, incluso con herramientas de última generación, el margen de error en este tipo de situaciones siga siendo elevado, especialmente cuando los sistemas se encuentran aún en fase de desarrollo o cuando la interacción ocurre en zonas cercanas a tierra firme.
Por qué el efecto Fujiwhara representa un riesgo real para las zonas habitadas
Cuando ocurre cerca de la costa o sobre tierra firme, una interacción Fujiwhara puede complicar las labores de protección civil, ya que la trayectoria de uno o ambos ciclones puede variar bruscamente. Esto acorta los tiempos de alerta, dificulta la planificación de evacuaciones y puede llevar a precipitaciones o vientos mucho más intensos de lo previsto.
En caso de fusión o absorción, el nuevo sistema resultante suele ser más extenso, más persistente y más inestable, lo que agrava los riesgos de inundaciones, daños estructurales y cortes de suministro. En zonas marítimas, la situación también es crítica, ya que la altura del oleaje y la dirección del viento pueden cambiar en cuestión de horas.
Por eso, los servicios de meteorología internacional monitorizan constantemente las trayectorias de ciclones activos, especialmente en momentos de alta actividad tropical, para detectar signos tempranos de posible interacción.
¿Es más frecuente ahora el efecto Fujiwhara que hace unas décadas?
No se ha demostrado que el efecto Fujiwhara en sí sea más frecuente, pero sí lo es la aparición simultánea de varios ciclones intensos, debido al calentamiento del océano. Esta situación incrementa la probabilidad de que dos sistemas coincidan en una misma región y entren en interacción.
El aumento de la temperatura superficial del mar, relacionado con el cambio climático, contribuye a que los ciclones se desarrollen con mayor rapidez y puedan sostener su intensidad durante más tiempo. Así, aunque el fenómeno sigue siendo excepcional, las condiciones propicias para que ocurra son ahora más comunes que hace unas décadas.
Los climatólogos advierten que la frecuencia y duración de las tormentas tropicales están aumentando en varias cuencas oceánicas, y eso hace que las interacciones tipo Fujiwhara sean un factor cada vez más relevante en la evaluación de riesgos.
Qué no es el efecto Fujiwhara: diferencias con otros fenómenos meteorológicos
Aunque a menudo se asocia a cualquier cambio repentino de trayectoria entre ciclones, el efecto Fujiwhara solo se produce cuando existe un giro mutuo claramente identificable entre dos sistemas. La simple cercanía o interacción leve entre tormentas no basta para que se clasifique como tal.
Tampoco debe confundirse con fenómenos como El Niño o La Niña, que corresponden a variaciones de gran escala en el comportamiento térmico del océano Pacífico y que influyen en la formación y frecuencia de ciclones, pero no describen interacciones individuales entre ellos.
El efecto Fujiwhara es, por tanto, un fenómeno puntual, localizado y altamente dinámico, que solo se manifiesta cuando existen dos sistemas suficientemente desarrollados, próximos y activos.