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Enjambre sísmico

En el subsuelo de nuestro planeta, donde las placas tectónicas colisionan y la roca se fractura bajo presiones descomunales, pueden surgir fenómenos complejos como el enjambre sísmico.

Este concepto hace referencia a una sucesión de movimientos telúricos de magnitudes similares, concentrados en una misma región y dentro de un lapso de tiempo determinado, que carece de un terremoto principal claramente identificable.

A diferencia de las secuencias de réplicas que siguen a un gran sismo, aquí la actividad no gira en torno a un evento dominante, sino que se manifiesta de manera fragmentada, con temblores recurrentes y aparentemente desordenados.

Esta dinámica ha sido observada tanto en contextos tectónicos como volcánicos. En muchos casos, precede a episodios eruptivos, como ocurrió en la isla de La Palma entre 2017 y 2021. Sin embargo, también puede manifestarse en regiones alejadas de volcanes activos, generando un fenómeno que intriga y desafía a la comunidad científica.

Sismos sin jerarquía: así se distingue un enjambre sísmico de un terremoto aislado

En la mayoría de los terremotos comunes, existe un evento principal de gran magnitud que libera la mayor parte de la energía acumulada, seguido por una serie de réplicas decrecientes. Por el contrario, un enjambre sísmico no presenta un epicentro sobresaliente, sino una multiplicidad de temblores que se distribuyen de forma irregular tanto en intensidad como en tiempo.

Esta ausencia de jerarquía entre los sismos complica su análisis y predicción. En el caso del enjambre registrado en la región de Cahuilla, California, entre 2016 y 2020, se contabilizaron más de 22.000 seísmos de baja magnitud, cuya evolución desafía los patrones clásicos de la sismicidad.

El subsuelo se agita: fluidos, magma y fallas como detonantes

Las causas de un enjambre sísmico son diversas, pero comparten un denominador común: la reconfiguración de esfuerzos en el interior de la corteza terrestre. En ocasiones, la infiltración de fluidos en fallas preexistentes altera el equilibrio de presiones, facilitando la liberación de energía acumulada en forma de microterremotos. Esta fue la hipótesis más aceptada para explicar el enjambre de Cahuilla.

En contextos volcánicos, en cambio, los enjambres suelen estar asociados al ascenso de magma. El magma, al abrirse paso entre las rocas frágiles del subsuelo, fractura su entorno y genera una cadena de movimientos sísmicos.

En La Palma, los enjambres registrados desde 2017 anticiparon el despertar del volcán Cumbre Vieja en 2021. En este caso, los hipocentros se concentraban a distintas profundidades, revelando la existencia de varios reservorios magmáticos.

También pueden influir factores externos. Durante el enjambre de Torreperogil (Jaén), se estudió la posibilidad de que las variaciones abruptas en el nivel del embalse de Giribaile hubieran desestabilizado la corteza, provocando más de 1.000 seísmos entre 2012 y 2013.

Cómo predecir lo impredecible: enjambres sísmicos que anuncian eventos mayores

Aunque muchos enjambres no desembocan en terremotos relevantes ni en erupciones, su aparición suele ser un indicador de que algo se está reactivando en las entrañas del planeta. En La Palma, la sucesión de temblores desde el 11 de septiembre de 2021 fue interpretada como una señal de fracturación por movimiento magmático, que finalmente derivó en una erupción de 85 días y más de 9.000 terremotos.

No obstante, hay enjambres prolongados que no culminan en eventos mayores. El de California, pese a su extensión y persistencia, no provocó daños estructurales. La clave está en el análisis detallado de la profundidad, migración y energía acumulada.

Regiones propensas a un enjambre sísmico en el territorio español

En España, ciertas regiones presentan una mayor incidencia de enjambres sísmicos. La cuenca de Granada y sus municipios aledaños, como Atarfe, Chauchina o Santa Fe, han registrado episodios repetidos. Entre diciembre de 2020 y enero de 2021, se documentaron más de 1.150 temblores, con magnitudes que llegaron hasta 4,5.

El mar de Alborán, situado entre las costas andaluzas y Marruecos, también constituye un entorno tectónicamente activo. Allí se producen frecuentes secuencias sísmicas vinculadas a la colisión entre las placas euroasiática y africana.

También destaca el archipiélago canario, donde los enjambres precedieron a la actividad volcánica en El Hierro (2011) y La Palma (2021).

Bajo vigilancia constante: cómo se detectan y analizan los enjambres

La detección y el seguimiento de un enjambre sísmico requiere de una red instrumental extensa y sensible. En España, el Instituto Geográfico Nacional mantiene una red de estaciones sismométricas distribuidas por todo el territorio. Además, el análisis de los hipocentros, su distribución en el tiempo y la posible migración vertical u horizontal permiten inferir su origen.

La incorporación de algoritmos de inteligencia artificial ha mejorado la capacidad de detección. En el caso del enjambre de Cahuilla, se utilizó un sistema de aprendizaje automático para procesar miles de datos sísmicos, revelando un entramado de fallas desconocido hasta entonces.

También se emplean sistemas geodésicos para registrar deformaciones del terreno, como los 33 cm medidos en La Palma en octubre de 2021.

Miedo, incertidumbre y ciencia: ¿debemos alarmarnos ante un enjambre?

Desde el punto de vista de la ciudadanía, un enjambre sísmico puede generar inquietud, especialmente cuando los temblores se suceden con frecuencia y se perciben claramente. Sin embargo, la mayoría de estos episodios son de baja magnitud y escaso impacto destructivo.

Las autoridades de protección civil recomiendan mantener la calma y seguir los canales oficiales de información.

La observación científica constante y la mejora de los sistemas de detección permiten identificar patrones y actuar con antelación en caso necesario. Aunque el riesgo nunca es nulo, la vigilancia y la información reducen su potencial impacto.

Casuística reciente: ejemplos concretos registrados en España

  • Granada (2020-2021): 1.150 seísmos registrados, el mayor de magnitud 4,5.
  • Torreperogil, Sabiote y Úbeda (2012-2013): más de 1.000 temblores, posiblemente vinculados al embalse de Giribaile.
  • La Palma (2017-2021): secuencias previas a la erupción, con 9.000 terremotos durante el episodio eruptivo.
  • El Hierro (2011): enjambre precursor de la erupción submarina al sur de la isla.