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Equinoccio de otoño

Antes de hablar del equinoccio de otoño, es necesario recordar que se trata del equinoccio de septiembre. Efectivamente, en el hemisferio norte anuncia la llegada del otoño. Pero, en el hemisferio sur, supone la llegada de la primavera.

Por lo que debemos tener presente que, cuando hablamos de un solsticio, o de un equinoccio, si hablamos con personas que estén en el mismo hemisferio que nosotros, no habrá ningún inconveniente, pero en otros casos puede llevar a confusión.

Es una excusa perfecta, de hecho, para recordar que somos parte del conjunto de la Tierra. Para nosotros, aquí, en el hemisferio norte, el equinoccio de septiembre es el de otoño, mientras que para la población del hemisferio sur es el de primavera.

Aunque, ¿por qué tenemos dos solsticios y dos equinoccios? ¿por qué no es el solsticio de otoño? La respuesta está, simplemente, en el movimiento de la Tierra a lo largo de su órbita y al hecho de que está inclinada respecto al plano en que se mueve.

La Tierra, al igual que el resto de planetas del Sistema Solar, se mueve aproximadamente a la altura del ecuador del Sol. Este plano imaginario es lo que conocemos como el plano orbital. El eje de la Tierra está inclinado 23,4º respecto a ese plano. Si no fuese así, y su inclinación fuese de 0º, todas las latitudes del planeta recibirían siempre la misma cantidad de luz. Pero la inclinación del eje lo modifica todo.

¿Cuándo es y cuánto dura el equinoccio de otoño?

El equinoccio de otoño se produce en el hemisferio norte cada año en el mes de septiembre. El día puede variar. Este año 2021 el equinoccio de otoño comenzará el día 22 de septiembre a las 21:21 horas (hora peninsular) en el Hemisferio Norte.

VÍDEO: DÍA Y HORA DEL COMIENZO DEL OTOÑO 2021 EN EL HEMISFERIO NORTE

¿Y cuánto dura el equinoccio de otoño? El otoño tiene una duración total de 89 días. La estación finaliza el 21 de diciembre, el día en el que se producirá el solsticio de invierno en el hemisferio norte.

¿Cuánto dura el día en el equinoccio de otoño?

Esa inclinación de la Tierra provoca que, en su recorrido alrededor del Sol, el eje de la Tierra apunte en diferentes direcciones. Hay dos momentos del año en los que el eje de la Tierra no apunta al Sol. En esos momentos es cuando se produce el equinoccio de marzo y septiembre.

Como la inclinación del eje de la Tierra no apunta al Sol, aproximadamente todas las latitudes, del hemisferio iluminado, reciben la misma cantidad de horas de luz. Así que, durante el equinoccio de otoño, y el de primavera, tenemos aproximadamente 12 horas de luz y 12 horas de noche (hay una pequeña diferencia de minutos), pero podemos ignorarla en este caso. Es lo que llamamos equilux.

En el solsticio de diciembre, que indica la llegada del invierno al hemisferio norte, y el verano al hemisferio sur, el eje de la Tierra, visto desde el polo norte celeste, apunta hacia el Sol. Esto provoca que las latitudes más cercanas al polo norte reciban menos horas de luz (y, por tanto, estemos en invierno). Es en este momento, además, cuando se produce el día más corto del año en el hemisferio norte, y a partir de ese día se irán alargando poco a poco. En el hemisferio sur, sin embargo, al apuntar el eje en dirección opuesta al sol, las horas de luz son mucho mayores, y allí se produce el día más largo del año.

Estación McMurdo en la Antártida. Autor: Hannes Grobe, Alfred Wegener Institute. Licencia CC BY-SA 2.5 (sin cambios)

En el solsticio de junio, las tornas se invierten. Visto desde el polo norte del Sistema Solar, el eje de la Tierra apunta en dirección opuesta al Sol y, por tanto, las latitudes cercanas al polo norte reciben más luz. Las que están más cerca del polo sur, reciben menos. Esto provoca, también, que en las latitudes cercanas al polo norte y al polo sur se dé un fenómeno que no podemos observar en ningún otro lugar. Se trata de los días y noches polares.

Cerca de los polos, en invierno y en verano, el Sol no llega a asomar sobre el horizonte en 24 horas (en invierno) o a ponerse bajo el horizonte (en verano).

Las tradiciones del equinoccio de otoño: ¿en qué consiste el equinoccio de otoño?

La diferencia entre el solsticio y el equinoccio es sencilla. En ambos equinoccios, el día dura aproximadamente 12 horas. En el solsticio de inverno nos encontramos con la noche más larga, mientras que en el de verano nos encontramos con el día más largo.

VÍDEO: DIFERENCIA ENTRE EQUINOCCIO Y PRIMAVERA

Desde la perspectiva astronómica, lo cierto es que más allá de la duración del día, y la posición e la Tierra en su órbita alrededor del Sol, no hay mucho que destacar. La historia cambia, sin embargo, si nos fijamos en el ser humano y sus tradiciones.

Pensemos, por ejemplo, en la luna llena. El equinoccio de otoño resulta más importante, y útil, de lo que parece. La llegada de días más cortos anuncia, también, la llegada inminente del invierno. O lo que es lo mismo, la necesidad de recoger todo lo sembrado, hacer acopio de material y alimentación, y prepararse para hacer frente a las jornadas más oscuras y frías del año.

En el equinoccio de otoño, la luna llena resulta tremendamente útil. Su luz permite que los agricultores puedan permanecer más tiempo en el campo, recogiendo lo sembrado. Se aseguran, de esta manera, de que no se pierda lo que hayan sembrado, especialmente si ha sido un año muy productivo.

cosecha de otoño durante el equinoccio

Por eso, nos encontramos con que la luna llena más cercana al equinoccio de otoño es conocida como la luna de la cosecha. Puede tener lugar tanto en el mes de septiembre como en octubre. Además, la luna llena posterior a la luna de la cosecha es conocida como la luna del cazador.

Son las dos únicas lunas llenas cuyo nombre está directamente relacionado con un fenómeno astronómico. En el caso del primer nombre, ya hemos visto a qué hace referencia. En el caso del segundo, hace referencia al hecho de que, en esa época del año (octubre y noviembre), las presas salvajes están más cebadas.

¿Qué hay que hacer en el equinoccio de otoño? Halloween y su equinoccio de otoño

A medio camino entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, además, nos encontramos con una tradición que cada vez va cobrando más fuerza y popularidad en Europa. Se trata de Halloween, la popular celebración estadounidense, el 31 de octubre de cada año, en la que lo sobrenatural, la luna llena y los sustos se convierten en los grandes protagonistas. Sus orígenes, en realidad, se remontan a algo conocido como Samaín. Una celebración de raíces principalmente celtas (que tenía lugar en Irlanda) y que englobaba diferentes costumbres.

halloween y equinoccio de otoño

Aproximadamente, Halloween tiene lugar en el día a medio camino entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno (en inglés, a estos días se les conoce como cross-quarter day). En el mundo moderno, las tradiciones ya no tienen el significado que tuvieron hace siglos. Halloween es, hoy en día, una festividad más. Pero, en el pasado, el Samaín era una de las muchas tradiciones, repartidas por todo el mundo, para prepararse para la llegada del momento más complicado del año. Era una celebración para enfrentarse a lo más crudo del año.

El invierno trae noches largas, frío, escasez de recursos… No todo el mundo lograba superarlo. Así que se recurría a tradiciones que permitían, o así lo creían, ahuyentar a los malos espíritus e intentar que los rigores del invierno fuesen lo más suaves posible. Ya en el solsticio de invierno, se celebraba, precisamente, haber sobrevivido a la parte más cruda del año. Pero eso, será una historia para otro momento. Quizá, dentro de tres meses…

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