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Luna del gusano

La luna del gusano es la denominación tradicional que recibe la luna llena de marzo, la última del invierno astronómico. Se trata de un término que forma parte de una larga lista de nombres asignados a cada luna llena del año por distintos pueblos originarios, especialmente en América del Norte.

Este tipo de nomenclatura se usaba para marcar el paso del tiempo en función del comportamiento de la naturaleza. En este caso, la luna del gusano señala el momento en que el suelo comienza a descongelarse y vuelven a aparecer lombrices, larvas e insectos que habían permanecido ocultos bajo tierra durante los meses fríos.

¿Por qué se llama Luna de Gusano?

El nombre «luna del gusano» está vinculado a la reaparición de la vida en el suelo con el ascenso de las temperaturas.

Según recopilaciones como las del Farmers’ Almanac y estudios etnográficos, el término se debe a la observación de lombrices de tierra, escarabajos y otros invertebrados que resurgen con la llegada de condiciones más templadas. Estos animales son, además, alimento para aves como los petirrojos, cuya presencia también anuncia la cercanía de la primavera.

Algunas fuentes históricas, como los escritos del capitán Jonathan Carver en el siglo XVIII, mencionan que ciertas tribus nativas asociaban el nombre no solo a las lombrices, sino también a larvas que emergían de la corteza de los árboles al deshelarse. Este fenómeno era observado con atención, ya que anticipaba la época propicia para sembrar.

¿Cuándo es la Luna de Gusano?

Aunque el artículo no se centra en fechas concretas, es habitual que la luna del gusano tenga lugar a mediados de marzo, momento en que la luna llena coincide con el cambio estacional. En determinadas ocasiones, este plenilunio puede ir acompañado de eventos astronómicos notables, como eclipses lunares totales o parciales, que tiñen el satélite de tonos rojizos.

En algunas latitudes, también se produce la ocultación de estrellas cercanas, como Espiga, en la constelación de Virgo. Estos fenómenos son seguidos con especial interés por astrónomos y aficionados al cielo, que aprovechan la ocasión para realizar observaciones o capturas fotográficas.

Luna de Gusano: significado espiritual y simbólico

Desde un punto de vista simbólico y no astronómico, la luna del gusano ha sido interpretada como un símbolo de renacimiento. Su aparición marca el fin de la etapa de letargo invernal y el inicio de un periodo de actividad y transformación. En muchas tradiciones, representa fertilidad, movimiento y limpieza, tanto a nivel natural como espiritual.

En el ámbito astrológico, su asociación con signos como Virgo también ha dado pie a lecturas que la relacionan con la necesidad de ordenar, dejar atrás lo innecesario y prepararse para nuevos comienzos. Algunas corrientes utilizan este momento para realizar rituales de introspección o agradecimiento, que incluyen desde la escritura de propósitos hasta prácticas de liberación emocional.

¿Qué otras lunas llenas tienen nombre y qué significan?

La luna del gusano forma parte de una tradición ancestral en la que cada luna llena del año recibe un nombre específico, inspirado en observaciones estacionales, ciclos agrícolas o comportamientos de la fauna.

Estos nombres, procedentes en su mayoría de pueblos indígenas de América del Norte, fueron adoptados posteriormente en otros calendarios populares y han perdurado como una forma de relacionar el cielo con la vida en la Tierra.

A lo largo del año, los plenilunios reciben las siguientes denominaciones tradicionales:

  • Enero – Luna del lobo: nombrada por los aullidos de los lobos en invierno, cuando el alimento escasea.
  • Febrero – Luna de nieve: asociada a las intensas nevadas propias del final del invierno.
  • Marzo – Luna del gusano: marca el deshielo del suelo y la reaparición de lombrices e insectos.
  • Abril – Luna rosa: no por su color, sino por la floración del flox musgoso, una planta silvestre de tonos rosados.
  • Mayo – Luna de flores: en referencia al florecimiento generalizado durante la primavera.
  • Junio – Luna de fresa: indica el comienzo de la cosecha de fresas silvestres.
  • Julio – Luna del ciervo: por el crecimiento de las nuevas astas de los ciervos en esta época.
  • Agosto – Luna del esturión: llamada así por la abundancia de este pez en lagos y ríos durante el mes.
  • Septiembre – Luna de la cosecha: próxima al equinoccio de otoño, asociada al periodo de recolección agrícola.
  • Octubre – Luna del cazador: señalaba el momento ideal para cazar y almacenar carne antes del invierno.
  • Noviembre – Luna del castor: relacionada con la actividad de los castores, que refuerzan sus refugios antes del frío.
  • Diciembre – Luna fría: su nombre alude a las bajas temperaturas que suelen registrarse en este mes.

Aunque estas denominaciones no son científicas, se utilizan ampliamente en astronomía divulgativa y mantienen viva una forma de entender el calendario basada en la naturaleza.

Además, en algunos años, estos plenilunios coinciden con fenómenos especiales como superlunas, microlunas, lunas azules o eclipses, lo que incrementa su interés tanto cultural como astronómico.